A casi todo el mundo le ha pasado, al menos una vez en la vida, imaginar ser astronauta, volar al espacio en un cohete y contemplar nuestro planeta desde la órbita. Aunque esta idea puede parecer idílica, la experiencia no siempre resulta favorable, pues las misiones espaciales enfrentan, en ocasiones, complicaciones y retrasos.
Esto le sucedió a Sergei Krikalev, un cosmonauta ruso que permaneció prácticamente un año completo en el espacio. No se debió a una extensión de su misión, sino a que, tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), su regreso a la Tierra se retrasó. Lo que inicialmente serían cinco meses en órbita se convirtieron en 311 días, convirtiéndose así en "el último soviético".
Krikalev llegó el 18 de mayo de 1991 a la desaparecida estación espacial Mir, como parte de la tripulación de la misión Soyuz TM-12, junto a Anatoly Artsebarsky y Helen Sharman, la primera británica en viajar al espacio.
El despegue ocurrió desde el cosmódromo Baikonur, ubicado en Kazajistán, el mismo lugar desde donde la Unión Soviética tomó ventaja en la carrera espacial contra Estados Unidos. Desde ahí se lanzaron hitos como el Sputnik, el primer satélite en órbita; el viaje de la perrita Laika; y el histórico vuelo de Yuri Gagarin, el primer ser humano en el espacio, en 1961.
La misión de Krikalev, inicialmente rutinaria, incluía tareas de reparación y actualización de la estación. Sin embargo, mientras orbitaba la Tierra, la Unión Soviética colapsaba rápidamente. Como resultado, el cosmonauta terminó en el espacio por más de 10 meses y, al aterrizar, encontró un país distinto al que había dejado.
Durante su estancia en la Mir, entre 1990 y 1991, las repúblicas soviéticas proclamaron su independencia mientras Mijaíl Gorbachov intentaba modernizar la economía con la "Perestroika", una estrategia que terminó desintegrando al país.
La información sobre la situación en la Tierra le llegaba de manera limitada. Incluso su esposa, Yelena Terekhina, operadora de radio en el programa espacial soviético, mantenía contacto constante con él, pero sin ofrecerle demasiados detalles sobre los acontecimientos.
Cómo permaneció tanto tiempo en el espacio
Originalmente, Krikalev, al igual que sus compañeros, debía permanecer menos tiempo en órbita. Sharman estuvo solo una semana en la estación antes de regresar a la Tierra, y el comandante Artsebarsky continuó hasta octubre de 1991, cuando fue relevado por Aleksandr Volkov.
Aunque la nueva tripulación incluía a tres cosmonautas, ninguno estaba capacitado para sustituir a Krikalev, quien recibió la noticia de que su permanencia sería indefinida. Este cambio lo llevó a un territorio inexplorado, pues su tiempo en el espacio duplicó lo planeado, con consecuencias desconocidas para su cuerpo y mente.
Cathleen Lewis, historiadora especializada en programas espaciales soviéticos y rusos del Museo Nacional Smithsonian del Aire y del Espacio, señala que Krikalev y Volkov pudieron regresar en cualquier momento. Sin embargo, abandonar la estación habría implicado dejarla desatendida, algo inaceptable por motivos burocráticos y financieros. La falta de recursos para enviar un relevo complicaba aún más la situación.
La desaparición de la URSS
El 25 de octubre de 1991, Kazajistán declaró su soberanía, dejando el cosmódromo Baikonur fuera del control ruso. Esto complicó el envío de un cosmonauta kazajo para relevar a Krikalev. Mientras tanto, la URSS se fragmentó en 15 naciones y, como ejemplo del cambio, la ciudad natal de Krikalev, Leningrado, pasó a llamarse San Petersburgo.
Finalmente, el 25 de marzo de 1992, Krikalev regresó junto a Volkov y al alemán Klaus-Dietrich Flade, en un viaje financiado por Alemania. Después de 311 días, 20 horas y 1 minuto a bordo de la Mir, y tras dar 5,000 vueltas al planeta, aterrizó en Kazajistán.
Aunque el regreso fue un alivio, se encontró con un panorama desolador. Su sueldo como ingeniero de vuelo resultaba insuficiente para comprar siquiera un kilo de carne, debido a la devaluación de la moneda y la inflación tras la disolución de la URSS.
Una sed de "más espacio"
Este no fue su último viaje al espacio. En el año 2000, formó parte de la primera tripulación de la Estación Espacial Internacional, inaugurando la colaboración internacional en órbita.
Actualmente, Krikalev tiene 66 años y acumula un total de 803 días, 9 horas y 39 minutos en el espacio, lo que lo posiciona como el tercero con más tiempo fuera de la Tierra, después de Oleg Kononenko y Guennadi Pádalka, con más de 1,111 y 803 días, respectivamente.
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