Anotar todo y sin necesidad de recordar nada: esta técnica está potenciando la productividad con tan solo lápiz y papel

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En el pasado hemos abordado estudios que resaltan los beneficios al desarrollo cognitivo de escribir a mano. De hecho, recientemente que contamos que en algunas escuelas se ha comenzado a retomar la enseñanza de la escritura cursiva, ya que practicarla activa áreas del cerebro relacionadas con la memoria, ayuda a mejorar la retención y favorece el aprendizaje.

Pero escribir a mano también tiene sus ventajas en el ámbito de la productividad. En pleno auge de la digitalización, y con la popularidad de aplicaciones como Asana u Obsidian, volver al lápiz y al papel para apuntar las cosas importantes permite librarse del esfuerzo de memorizar información. Además reduce la carga mental y alivia el estrés sin tener que olvidar nada.

Apuntarlo todo para olvidarse de ello

Investigadores de la Universidad Mount St. Vincent en Canadá realizaron un experimento con algunos estudiantes. Este consistió en jugar Memorama, una actividad que consiste en encontrar parejas de cartas recordando la posición. De acuerdo con el artículo publicado en Memory & Cognition, los voluntarios fueron divididos en dos grupos: a uno se le permitió tomar notas sobre la posición de las cartas, mientras que el otro debía confiar solamente en su memoria.

En algún punto del juego, los científicos retiraron las notas a los estudiantes que podían tomar apuntes. Aunque los autores explican que no hubo grandes diferencias entre los dos grupos, los estudiantes que no tomaron notas recordaron significativamente más información sobre la ubicación de las cartas que aquellos que tomaron notas.

Para los científicos, esto sugiere que al escribir, los participantes olvidaron esta información, pues confiaban en que podrían repasar sus apuntes más tarde. A esto el equipo lo denominó como olvido intencional, un fenómeno que se define como la eliminación deliberada de cierta información después de ser procesada.

Pexels Karolina Grabowska 4476376

El olvido intencional

A diario, las personas reciben grandes cantidades de información, la mayoría de la cual no necesitan recordar después de haberla procesado. Es ahí donde entra el olvido intencional, que ayuda a inhibir datos poco relevantes de la memoria a corto y largo plazo. Aunque suene paradójico, escribir permite asimilar conocimiento en la memoria a largo plazo, a la vez que facilita filtrar la información "desechable", como las tareas pendientes.

En este principio se basa una tendencia cada vez más popular para la productividad. Conocido como segundo cerebro, este es un concepto que propone anotar todas las ideas, datos y aprendizajes adquiridos. Archivar, clasificar y establecer relaciones entre estos elementos permite que la información perdure y se convierta en una base de conocimiento que se incrementa y a la cual podemos volver siempre al consultar nuestros apuntes.

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Crear un segundo cerebro de forma manual permite diseñar un sistema de productividad "a medida", ya sea mediante la vía analógica o combinando la escritura a mano con elementos digitales. No obstante, se trata de un proceso que puede requeriré constancia y dedicación. Otra ventaja de la práctica de la escritura manual es que permite una concentración total, al desconectarse de las distracciones provocadas por los dispositivos electrónicos, lo que ofrece una ventana para reconectar con nuestra vena creativa.

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