Vera Molnár fue una artista húngara que desde la década de los 60's se dedicó a impulsar el uso del arte generado por computadora. Incluso antes de tener acceso a una computadora, ya mostraba interés en la combinación de arte y tecnología, lo que la llevó a experimentar con algoritmos y programas para generar arte. Su enfoque se concentró en utilizar la computadora como herramienta creativa.
Pese a que la inteligencia artificial aún era un sueño que solo algunos tenían, los primeros pasos de inteligencias artificiales generativas fueron dados solo después de los procesos y creaciones de Vera Molnár.
Máquinas imaginativas
Durante 1959, Vera Molnár acuñó el concepto de "Machine Imaginaire" o "Máquina Imaginativas". Sus primeras aproximaciones fueron hechas a mano por ella misma, utilizando algoritmos que le dictaban cómo debía colocar líneas. No fue sino hasta 1968 que tuvo acceso a una computadora en un laboratorio computacional de París, aunque no se especifica cuál.
Todo esto sucedía en medio de un mundo que reservaba el uso de las computadoras para investigación científica o aplicaciones militares. Vera se asomaba al mundo de los bits y la lógica computacional desde un enfoque artístico, cuando comenzó a generar arte utilizando tarjetas perforadas que describían los algoritmos.
Pero esto no sucedió de manera sencilla, según lo reportado por The New York Times, Vera tuvo que tocar muchas puertas para que por fin la dejaran utilizar una computadora. Ella contó en una entrevista que cuando se acercó al director del laboratorio en París, la vio con cara de que "estaba loca".
"Él me miró y me dio la impresión de que estaba consideran si debía llamar por una enfermera para que me sedara o me encerrara".
Computación y arte
Vera Molnár
Vera jamás se limitó artísticamente solo por utilizar métodos algorítmicos para su arte. Ella solía "añadir un poco de caos" en sus obras, haciendo cosas como borrar parte de las líneas que generaban para dejar huecos en blanco.
Vera Molnár es reconocida por ser una de las primeras artistas en adoptar la tecnología computacional para crear arte, ayudando a establecer un campo de investigación y creatividad que se alejaba del uso común de estos dispositivos. Además, enfocarse en el arte generativo, con obras creadas mediante reglas computacionales, dio los primeros pasos para la evolución del arte digital y la apreciación de la creatividad potenciada por las máquinas.
Su trabajo no solo impulsó un cambio en cómo percibimos a las computadoras, sino que unificó la matemática con la estética dentro de la computación. Sus creaciones fueron una prueba más de que la lógica y la estética pueden coexistir en la creación artística, un espíritu muy renacentista. Pese a que Vera Molnár no trabajó directamente con la inteligencia artificial, tuvo la visión para ver el potencial de las computadoras dentro del campo artístico.
Actualmente, el estatus del arte generativo es realmente favorable, con diversas opciones para crear piezas interesantes que pueden ayudar a una gran variedad de campos. Inteligencias artificiales como las de Ideogram AI, MidJourney y DALL-E están a la vanguardia y funcionan como herramientas que contribuyen a la creatividad.
Vera Molnár murió el siete de diciembre en París, Francia, a sus 99 años de edad. Pese a que su vida terminó, su legado no se apaga con ella.
