La noticia está ahí, pero no es de nuestros días, es algo que ha venido sucediendo a lo largo de siete décadas, los vestigios arqueológicos de "Las Monjas" y "Casa de ídolos" han sido destruidos por la avaricia de un par de empresarios mexicanos quienes compraron terrenos en un lugar conocido como La Peña en Valle de Bravo, estado de México.
La cultura matlazinca se desarrolló en el Valle de Toluca, siendo un lugar estratégico entre el estado mexica y purépecha, por lo cual, pronto fue objeto de conquista ya que ambos estados se encontraban en expansión, sin embargo, en la época de paz de los matlazincas se dedicaron a la construcción de centros ceremoniales y políticos, pero hoy parte de su legado se encuentra desplazado en una labor de "rescate arqueológico" que llegó demasiado tarde, ya cuando las máquinas que aplanarían el terreno, se habían llevado consigo restos de las construcciones de esta cultura.
¿Cómo empezó todo?
Los empresarios Alejandro Martí y Alejandro Aboumrad, son dueños de tres predios en La Peña, entre ellos se encuentran "Las Monjas" y "Casa de ídolos" donde había restos arqueológicos que de acuerdo con el artículo 29 de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos:
Quien encuentre bienes arqueológicos deberá dar aviso a la autoridad civil más cercana. La autoridad correspondiente expedirá la constancia oficial del aviso, o entrega en su caso, y deberá informar al Instituto Nacional de Antropología e Historia, dentro de las 24 horas siguientes, para que éste determine lo que corresponda
Y sí, dieron aviso al INAH acerca de los hallazgos arqueológicos, pero ya era demasiado tarde, pues había entrado ya la maquinaria a desempalmar y emparejar el terreno. Sin embargo, cabe mencionar que dos de los tres terrenos donde se pretende construir la Plaza Comercial Patio Verde, ya contaban con todos los requisitos para que se construyera en ellos, no así el tercero, denominado "Casa de ídolos" ya que éste no fue inspeccionado por arqueólogos.
Al respecto, el arqueólogo José Hernández Rivero en un documento denominado "rescate arqueológico Casa de ídolos" menciona que en ese terreno se encontraron materiales cerámicos y líticos que se utilizaron para la construcción de basamentos piramidales, en otra parte del documento cita lo siguiente:
Esta peña gracias a su altura y situación estratégica, cuenta con el atractivo de un gran dominio visual del paisaje serrano circundante y de la presa. Por esta razón, aunado a que se localiza en la parte central del territorio municipal, la han convertido en una privilegiada área de reserva urbana de este destino turístico del Estado de México por lo que la construcción sobre ella ha experimentado un acelerado desarrollo urbano desde los años 50’s que se incrementó dramáticamente en la década de los 80’s y 90´s debido a la construcción de casas de fin de semana; de viviendas irregulares por un sector comunal de la población, y por el desarrollo de las obras de servicios efectuadas por el mismo municipio sin llevarse a cabo un trabajo de rescate previo, amenazando con ello seriamente la integridad del sitio.
Lo que más sorprende: la decisión del INAH
Después de confirmados los hallazgos y la importancia de estos vestigios arqueológicos de la cultura matlazinca, lo que más puede sorprender a propios y extraños es la determinación que ha tomado el Instituto Nacional de Antropología e Historia que ha preferido remover los vestigios que pudieran extraerse y enterrar los que no para su mayor conservación, como resultado, muchas piezas de este centro ceremonial-administrativo, fueron enviadas a la zona arqueológica El Terremoto en Cuautitlán.
Siendo una persona que disfruta los sitios arqueológicos de México, que he conocido algunos ya y me falta conocer infinidad más, me indigna la pasividad de las autoridades y el grado de corrupción al que se puede llegar teniendo un buen fajo de billetes bajo el brazo, Valle de Bravo fue importante desde la época prehispánica, ya que además de que los matlazincas se asentaron ahí, construyeron centros ceremoniales, se dedicaron a la producción del maíz y etimológicamente, su nombre proviene del náhuatl y significa señores de la red, ya que al vivir en las orillas del Alto Lerma, practicaban la pesca, la importancia de los sitios arqueológicos de esa área, es equiparable a la que tuviera Teotihuacan en su época de mayor esplendor
El precio de la desigualdad
Una de las cosas que más ha molestado históricamente a los pobladores de la Peña es que esta se ha dividido entre la Peña Rica y la Peña Pobre. En la peña rica, los adinerados han podido construir sus casas de descanso con vista al lago, en la peña pobre, los comuneros han batallado por más de treinta años ya que les dicen que no pueden construir ahí sus viviendas por ser un sitio arqueológico. En la década de los 80 del siglo pasado, la arqueóloga Sylvia Gutiérrez Vera, perdió su empleo, debido a que liberó terrenos de la parte sur de la peña para un desarrollo campestre. Pero además de esto, en la década de los 40 cuando se creó el lago artificial que ahora es emblema de Valle de Bravo, los campesinos se quedaron sin sus tierras de cultivo y la mitad de la zona arqueológica quedó bajo el agua.
En definitiva, los intereses económicos se mueven en Valle de Bravo que con el paso de los años se ha consolidado como un sitio de descanso para la gente adinerada del Valle de México, ya que una casa con vista al lago puede costar hasta cuarenta millones de pesos, o dos millones de dólares.
Lo incalculable de la riqueza cultural de la zona, se ve minimizado hasta por el mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia que antes de ordenar el cese de construcción en el área, prefirió aún con el desacuerdo de sus arqueólogos, liberar el terreno, después de varios meses de trabajo de "salvamento" para reubicar algunas estructuras, y dejar a otras enterradas para "su conservación".
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