Construir estaciones espaciales en asteroides puede parecer un tema de ciencia ficción, sobre todo por la falta de tecnología y materiales que hacen mucho más viable el que se puedan desarrollar instalaciones en satélites como la Luna.
A pesar de las limitaciones, hay quienes continúan estudiando cuál sería la mejor forma de desarrollar hábitats espaciales. Tal es el caso de David W. Jensen, un técnico jubilado de Rockwell Collins, quien publicó un documento donde detalla su plan, fácil de entender, económico y factible para construir una estación espacial en un asteroide.
El proceso de Jensen para ubicar el mejor candidato posible inicia en la selección de un asteroide, considerando entre los factores que este debía ser un hábitat giratorio, su proximidad a la Tierra, la energía necesaria para alcanzarlo y obviamente su tamaño.
Un asteroide con gravedad
Este método dio como resultado la elección de Atira, un asteroide tipo S que también tiene toda una categoría de asteroides con ese mismo nombre. Atira cuenta con un diámetro de 4.8 km, además de su propia luna, otro asteroide de 1 km de diámetro que lo orbita.
Aunque no se trata del asteroide más cercano, Atira cuenta con una órbita estable en la zona conocida como "ricitos de oro", es decir un lugar idóneo donde la vida puede crecer, al igual que en la Tierra.
Según Jensen, uno de los factores más críticos en el desarrollo de la estación es su gravedad artificial, misma que debe ser causada por una fuerza centrípeta, por lo que la instalación debe encontrarse girando.
En el caso de Atira, ya tiene una ligera rotación, por lo que solo se necesitaría girar el asteroide a una velocidad razonable para imitar la gravedad que sentiría una persona en la Tierra.
Una estación en forma de dona
El técnico también consideró otros factores, como el tipo de estación y sus materiales de construcción, donde propone el vidrio anhidro como un posible elemento estructural, además de la cantidad de material necesario y cuánto de este debía dedicarse para hacer una capa de protección contra radiación y micrometeoritos, especificando también el área habitable que existiría en el interior.
Con la intención de aprovechar al máximo la estructura, Jensen sugiere agregar pisos a la estructura, para así maximizar el espacio habitable. Su forma, explica el técnico, tendría que ser toroide, es decir con un diseño parecido a un anillo, una dona o a la llanta de un coche.
Para su fabricación, se propone el uso de "robots autorreplicantes" que usarían algunos componentes técnicos fabricados en la Tierra, mientras que el resto de las partes se deberían construir en el asteroide, desde las trituradoras de rocas para dar forma hasta los paneles solares.
Robots para su construcción y un precio "bajo"
En su plan, Jensen propone enviar inicialmente una sonda con cuatro robots araña, una estación que sirva de base y los componentes electrónicos capaces de crear otros 3,000 robots, que ocuparían en total un peso inferior a la capacidad de carga de un cohete Falcon Heavy.
Sobre sus costos, el técnico apunta a que el programa completo costaría aproximadamente 4.1 mil millones de dólares, lo que permitiría construir un hábitat de mil millones de metros cuadrados que se podrían utilizar.
Junto al precio del proyecto, Jensen también menciona en su publicación que la construcción de la instalación podría hacerse en apenas 12 años, aunque no se considera el tiempo adicional requerido para llenar de agua y aire, además de regular la temperatura de la estación.
Imagen: shufflecuriosity