Hogares, oficinas, restaurantes, cafeterías y hasta parques o transporte público son lugares que, en su mayoría, cuentan con acceso a internet. Hoy en día la conectividad es parte de nuestra vida, sin embargo muchos desconocen que para esto funcione, existe una infraestructura conformada por routers y miles de kilómetros de cable que conectan a los servidores. Australia es un caso especial en este aspecto.
Debido a su localización, el país depende de solo 15 cables submarinos para conectarse con el mundo, y su seguridad es crucial para mantener sus comunicaciones. Estos cables varían en grosor: los más profundos tienen un diámetro similar al de una manguera de jardín, mientras que los que están cerca de la costa son más gruesos, como un brazo humano. Hace unos meses, se anunció una nueva medida para resguardarlos de posibles amenazas.
A pesar de que dichos cables se encuentran reforzados con capas protectoras, los cables submarinos de internet enfrentan varios riesgos. Según Guillermo Cañete, un técnico especializado, los principales enemigos son los terremotos, las anclas y las redes de pesca de arrastre, responsables del 99% de los daños.
Si el problema ocurre cerca de la costa, los buzos lo reparan, pero en aguas más profundas se corta el cable dañado y se reemplaza usando un anzuelo especial. En Australia, las actividades pesqueras y ataques maliciosos representan algunas de estas amenazas.
Fue por estas razones que el país decidió unirse al Comité Internacional de Protección de Cables. No obstante, buscaron ir más allá para proteger su infraestructura de comunicación por medio una inversión de 18 millones de dólares en los próximos cuatro años para crear el Centro de Conectividad y Resiliencia de Cables.
Este centro buscará mantener la prosperidad y seguridad de la región, ya que el 95% del tráfico internacional de datos de Australia pasa por estos cables. Además, se encargará de ofrecer asistencia técnica en el área del indo-Pacífico, realizar investigaciones y desarrollar políticas relacionadas, así como compartir sus hallazgos con la industria y gobiernos de la región.
Estos sistemas de cableado, tanto en esa región como en el resto de los países, son vitales. Representan entre el 95% y el 99% del tráfico de datos, que no solo abarca comunicaciones e internet, sino también áreas en crecimiento como la inteligencia artificial y la computación en la nube.
Sin embargo, establecer el nuevo centro de conectividad será un desafío, ya que es una iniciativa gubernamental y casi dos tercios de los cables pertenecen a empresas privadas, como Google y Amazon, quienes están detrás de más del 20% de las nuevas instalaciones.
A todo esto, surge una cuestión: Australia depende en gran medida de Estados Unidos para su conectividad global. La mayoría de sus 15 cables se conectan principalmente a Hawái y Guam, por lo que para mantenerse en la red, el sistema tiene que pasar por territorio norteamericano.
Es por esto que el nuevo centro de conectividad forma parte de la Alianza Quad, un diálogo de seguridad entre India, Australia, Japón y Estados Unidos. Dado que el proyecto es impulsado por el Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio, será cuestión de tiempo para ver si se consideran opciones con China, que propuso construir un cable a través de Huawei, oferta que Australia rechazó por motivos de seguridad.
Así, la urgencia de proteger los cables submarinos surge en un momento en que 2024 se perfila como un año crucial para nuevas instalaciones, todo impulsado gracias los sistemas de streaming, redes sociales y la IA.
Ver 0 comentarios