La erupción del volcán Tonga, además de gases y cenizas, también llevó agua a la atmósfera, y puede agravar el calentamiento global

Erupcion Tonga Volcan
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En enero el volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha'apai entró en erupción, arrojando no solo gases y cenizas, también vapor de agua equivalente a unas 58 mil albercas olímpicas a la atmósfera de la Tierra, según un nuevo estudio.

Aunque el resto de materiales piroclásticos suelen ser los más vistosos, de acuerdo con la investigación, el vapor de agua puede terminar siendo la parte más destructiva de un volcán, pues puede agravar el calentamiento global y al mismo tiempo agotar la capa de ozono.

Recordemos que esta erupción se convirtió en la más poderosa en la Tierra en más de 30 años y tuvo una fuerza similar a 100 bombas de Hiroshima, enviando ondas de choque por el planeta, haciendo sonar la atmósfera "como una campana" y generando tsunamis en las costas cercanas. Incluso su columna de ceniza llegó más alto que otra erupción registrada y llegó a provocar más de 590,000 rayos a lo largo de tres días.

La fuerza de la erupción

Este nuevo estudio utiliza datos recopilados por el satélite Aura de la NASA para evaluar la cantidad de agua fue empujada a la estratósfera, la segunda capa de la atmósfera, que se empieza entre los 6 y 20 kilómetros, hasta los 50 kilómetros.

Sus resultados revelaron que en total 146,000 toneladas métricas de vapor de agua habían ingresado a la estratósfera tras la erupción del volcán, llegando incluso a 53 kilómetros de altura, hasta la mesosfera, que se extiende hasta los 85 kilómetros, convirtiéndose en la inyección de agua más grande y alta en esta capa desde que se comenzaron a tomar medidas.

Estratosfera Imagen de la estratósfera | Tecnòlegs de l'IES Bisba

El exceso de vapor de agua equivale a aproximadamente el 10% de la cantidad que normalmente reside en la atmósfera, y puede permanecer allí aproximadamente media década, aunque por la forma de la explosión que inició debajo del océano, no sorprende este resultado, dicen los investigadores, aunque sí fue mayor a lo que se esperaba.

El caso de Tonga contra otros volcanes

Las erupciones volcánicas normalmente liberan grandes cantidades de cenizas y gases, como el dióxido de azufre, lo que puede derivar en la creación de compuestos reflectantes en la atmósfera, lo que puede impedir la llegada de la luz solar a la superficie del planeta y enfriar la atmósfera.

Al contrario, la erupción de Tonga produjo bajos niveles de dióxido de azufre en comparación a otras explosiones similares y la mayor parte de sus cenizas cayeron rápidamente al suelo, por lo que las estimaciones iniciales apuntaron a que tendría poco efecto en el clima.

Sin embargo, los estudios iniciales se basaron en la cantidad de cenizas y gases emitidas por el volcán y no consideraron el exceso de vapor de agua, que podría tener un efecto contrario y calentar la atmósfera, tal como sucede con los gases de efecto invernadero.

Explosion Tonga 2

Además, como es más probable que el agua permanezca más tiempo que los gases volcánicos, que normalmente caen de la atmósfera en dos o tres años, el efecto de calentamiento durará más que cualquiera de enfriamiento, convirtiendo así la explosión del Tonga en la primera erupción registrada en causar este tipo de comportamiento.

Por si no fuera suficiente, también apuntaron a que el aumento tan fuerte en el vapor de agua podría disminuir la cantidad de ozono en la estratósfera, debilitante la capa de ozono que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta del Sol, pues al descomponerse en iones OH (Oxígeno e Hidrógeno), el agua reacciona con el ozono, aunque no está claro exactamente la forma en que la afectará completamente.

Hay buenas noticias sobre la erupción

No obstante, no todos los datos son malos, pues los investigadores también apuntan a que el aumento de vapor de agua podría disminuir la cantidad de metano existente en la atmósfera, uno de los principales gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.

Esto es porque los mismos iones OH que reaccionan con el ozono, también pueden hacerlo con el metano para producir agua y radical metilo, que atrapa menos calor en la atmósfera que el propio metano, y que podría compensar el calentamiento causado por el vapor.

Por lo pronto los investigadores detallan que es muy pronto predecir con exactitud los efectos climáticos de la erupción de Tonga, por lo que es "fundamental", seguir monitoreando los gases de esta y futuras explosiones para entender mejor su implicación con el clima.

Imagen: NOAA y NESDIS

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