El mundo automotriz se estremeció la mañana del 16 de febrero de 2022 cuando el Felicity Ace, un carguero que transportaba automóviles de alta gama, incluyendo modelos de Porsche, Audi, Lamborghini y Bentley, se incendió en medio del océano Atlántico.
Este trágico suceso, no solo resultó en la pérdida de casi 4,000 vehículos de lujo. También fue un parteaguas para concientizar a las marcas de autos eléctricos y empresas dedicadas a su traslado alrededor del mundo, sobre los peligros de los componentes químicos de las baterías.
La investigación de este accidente marítimo señaló directamente a Volkswagen. Se especuló que un Porsche Taycan 4 Cross Turismo, color verde mamba, sufrió un accidente de autocombustión debido a problemas con su batería de iones de litio. Lo que ocasionó el incendio que terminó por hundir al Felicity Ace el 1 de marzo de 2022, luego de semanas de trabajo para intentar rescatarlo.
Este accidente tuvo un impacto financiero significativo. Volkswagen perdió aproximadamente 155 millones de dólares en vehículos, poca cantidad, frente a los 500 millones de dólares ( 8,000 millones de pesos) en pérdidas estimados por la naviera propietaria del Felicity Ace.
Consecuencias del hundimiento del Felicity Ace
Como resultado de este hundimiento Volkswagen enfrentó dos demandas en su país de origen para hacerse responsable de los daños ocasionados. Una vino por parte de empresas de transporte japonesa Mitsui OSK Lines y la segunda directamente de la aseguradora alemana Allianz, pero según Mundo Marítimo, el caso fue presentado por media docena de demandantes.
Las demandas argumentaron que Volkswagen no informó adecuadamente sobre los riesgos asociados con el transporte de vehículos eléctricos, no realizó inspecciones adecuadas de las baterías y no proporcionó instrucciones claras sobre cómo manejar situaciones de emergencia, como incendios.
A pesar de las negociaciones entre todas las partes involucradas fuera de tribunales, Volkswagen se enfrentó a una demanda legal en tribunales de la ciudad alemana de Stuttgart, sede de Porsche. Sin embargo, dos años después del accidente el caso sigue sin resolución ya que los jueces aún no han examinado los méritos de la demanda, porque aún se discute la cantidad de la garantía.
Las únicas consecuencia reales para Volkswagen hasta el momento han sido, manchar su reputación y reabrir temporalmente una línea de ensamblaje del Porsche GT2 RS, del cual el carguero llevaba las últimas cuatro unidades construidas.
También, la Junta de Investigación del Transporte de Estados Unidos, obligó a la armadora alemana a implementar medidas más seguras para el transporte de vehículos con baterías de iones de litio. Una nota muy puntual por parte de Estados Unidos debido al auge del mercado mundial por los vehículos eléctricos. Sin duda una historia que verá su resolución en los próximos años.