Sin duda, los pulpos son unos de los invertebrados más interesantes de estudiar. A pesar de no tener un sistema nervioso central como las aves o los mamíferos, poseen un elemento fascinante: sus cerebros.
No, no estamos hablando de un solo cerebro, sino de varios. Se ha descubierto que cuentan con sistemas neuronales en cada una de sus extremidades, es decir, un cerebro en cada una, con su propio grado de independencia.
De acuerdo con un estudio, los sistemas nerviosos de estos animales cuentan con un total de nueve órganos neuronales que operan en conjunto y mantienen cierto grado de autonomía. Los investigadores observaron que cada uno de estos cerebros podía "opinar" de forma individual.
Según uno de los responsables del estudio, gracias a la particular división de su sistema nervioso, los pulpos tienen un alto grado de destreza, ya que pueden manejar sus extremidades—extremadamente flexibles, por cierto—para desplazarse, alimentarse, "sentir" su entorno e incluso reproducirse.

Clifton Ragsdale, PhD, profesor de Neurobiología en la Universidad de Chicago y autor principal del estudio, indica que esta es una característica que parece haber evolucionado específicamente en los cefalópodos de cuerpo blando con ventosas, permitiéndoles realizar este tipo de movimientos.
El análisis de los tentáculos
El estudio se enfocó en analizar su sistema neuronal, con especial énfasis en la distribución y función de las neuronas en sus brazos. En la especie Octopus bimaculatus, las neuronas en las extremidades superan en número a las ubicadas en el "cerebro central", encargado de coordinar acciones que requieren el uso de varios brazos para completar una tarea.
El equipo de investigación señala que estas extremidades están conectadas principalmente a una cuerda axial nerviosa (Axial Nerve Cord, ANC), que serpentea hasta cada una de las ventosas del animal. Según el análisis, las neuronas de las extremidades del pulpo se agrupan en una especie de "columnas", las cuales se organizan en estructuras similares a "tuberías corrugadas".

Estos segmentos tienen huecos llamados "septa", por donde pasan los nervios y los vasos sanguíneos hasta llegar a los músculos de cada extremidad.
El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, concluye que esta es una de las mejores formas de organizar el sistema de control de un brazo tan largo y flexible, dividiéndolo en segmentos.
De momento, esta investigación plantea nuevos nichos de estudio, pues los brazos de los pulpos no solo les permiten desplazarse por el fondo marino, sino también percibir el mundo, cazar y alimentarse de sus presas.
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