A ciertas horas del día, andar en el Metro de Ciudad de México es toda una proeza. Todo empeora cuando llueve o algún imprevisto, (de esos que casi no pasan en un lugar tan grande como CDMX), por más mínimo que sea, ocurre.
Pero a nadie le cabe duda de que la infraestructura del Sistema Colectivo Metro es enorme. De hecho, en 2016, recorrió una distancia de 45 millones 229 mil 149 kilómetros, lo que equivale a darle 125 vueltas al mundo.
Entonces, ¿por qué seguimos llegando tarde a todos lados?
Bueno, eso puede deberse a procrastinar el levantarse por las mañanas, pero también a que el Metro aún tiene brechas de oportunidad para mejorar su funcionamiento. Hace algún tiempo les contábamos del modelo en el que, con marcas colocadas en el piso, usuarios de diversas estaciones comenzaron a hacer filas para abordar al transporte, lo que se traduce en entre un 15 y 20 por ciento de ahorro de tiempo en el abordaje.
Ahora, el mismo equipo detrás de la sugerencia de ese modelo llega con un nuevo sistema, cuyos resultados fueron publicados en Jounals.plos
La autoorganización como tema central
Actualmente el Metro funciona con un intervalo de tiempo de los trenes definido con ayuda de varios factores, entre los que está el tiempo mínimo y máximo de espera de los usuarios.
Esto se traduce en intervalos de tiempo regulares que producen, paradojicamente, un resultado poco deseable: ante cualquier eventualidad, el sistema se vuelve inestable, produciendo "amontonamientos" y sobredemanda en algunas estaciones.
Los investigadores de la UNAM, Carlos Gershenson, Gustavo Carreón y Luis Pineda, hicieron correcciones al modelo a través de simulaciones por computadora, con una fundamental adecuación: que los trenes pudieran autoregular sus tiempos de permanencia en una estación y velocidad al circular, utilizando información local, como la entrada de pasajeros y las posiciones de los trenes vecinos.
En la manera en que el Metro funciona actualmente, los datos que se toman como referencia para el funcionamiento en todas las líneas son los mismos. No obstante, el mecanismo de autoregulación permitiría la adaptación de los trenes a cambios ambientales en tiempo real, en la medida que estos ocurran.
De cualquier forma, los conductores necesitarían seguir indicaciones precisas de los tiempos de espera o velocidades, pero siempre tomando en cuenta lo que está ocurriendo en su proximidad.
Los resultados
El principal resultado de un mecanismo de este tipo está en la reducción del tiempo de espera de un usuario por un tren. De acuerdo al estudio se podrían alcanzar una mejora en el tiempo de viaje promedio de aproximadamente 20 por ciento.
Pero además, los trenes serían capaces de adaptarse a las demandas de cada estación y sus pasajeros.
Si en un futuro el modelo fuera adoptado, por su naturaleza, tendría que hacerse en todas las líneas y en todas las estaciones de la red, lo que le aventaja en comparación con otros proyectos que se han puesto en marcha solo en algunas estaciones y sus beneficios han quedado limitadas a ellas.
Vía | Conacyt
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