Adquirir un yate es un lujo que muy pocos se pueden dar. Multimillonarios como Jeff Bezos, Mark Zuckerberg e incluso el propio Ricardo Salinas Pliego han destinado una parte de su fortuna para hacerse de ese capricho. A diferencia de los magnates, un ciudadano norteamericano siguió un camino distinto: construir por cuenta propia el yate de sus sueños.
Determinación, compromiso y todos los recursos a su alcance fueron el punto de partida para Clyde Stires. Tras una vida dedicada a la construcción de vehículos, puso en marcha su plan de navegar por altamar. Contrario a lo que cualquier pudiera pensar, Stires lo consiguió: una embarcación de dos cascos con casi 28 metros de largo y más de 12 metros de ancho, diseñado para alojar cómodamente a diez personas.
Originario de Missouri, Stires aprendió a utilizar herramientas de corte desde muy pequeño gracias a su padre. A temprana edad, comenzó a aplicar lo aprendido para reparar y construir objetos simples, como juguetes. En la década de 1970, encontró inspiración en Ed "Big Daddy" Roth, un famoso creador de vehículos personalizados.
A partir de entonces se dedicó a diseñar y construir mototriciclos, vehículos que lograron captar la atención de celebridades como Elvis Presley y Johnny Graham. Con el tiempo, transformó un autobús de dos pisos en una caravana. Además, adquirió un primer barco en Taiwán, lo que despertó su deseo de “volver al agua”.
Tal como lo cuenta en un video en su canal de YouTube, no tenía suficiente dinero como para construir el barco en un astillero. Los costos hubieran sido demasiado altos. Así mismo, no podía hacerlo en cualquier lugar de Estados Unidos, ya que el clima podría dañar la estructura durante el proceso. Por eso, decidió mudarse a un sitio más adecuado para llevar a cabo su proyecto.
Él ya era residente de California, así que encontró una casa en Perris, una antigua ciudad con clima seco y soleado. Después de hacer varios dibujos, cálculos y modelos a pequeña escala, comenzó la construcción en 1987. Al crecer día con día, el navío comenzó a llamar la atención de los vecinos, justo como menciona uno de los comentarios en la plataforma.
Hace 25 años vivía en Salisbury, un suburbio de Adelaide. Un día, apareció un enorme molde de concreto en el césped delantero de una casa cercana. Un día, decidí acercarme a la casa y le pregunté al dueño, que estaba trabajando, si podía echar un vistazo. Con gusto me mostró todo lo que había hecho en el interior: la sala de máquinas, las cabinas, la cubierta, todo. Quedé impresionado con la cantidad de trabajo que había hecho él solo y con la belleza de su artesanía. [...] Un día, la casa fue vendida y él se fue para vivir su sueño en algún lugar.
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Construir el barco llevó a Stires a mejorar todas sus habilidades. Tuvo que aprender y dominar tareas como soldadura, instalación de cableado, sistemas hidráulicos y motores. Igualmente revistió la cubierta, hizo instalación de equipo y hasta lo pintó por completo. Tras años de trabajo, se enfrentó al mayor desafío: llevar el barco al agua.
Bajo el nombre de Kaleidoscope, el yate fue cortado en pedazos para su traslado. Ya ensamblado, en 1994 comenzó su travesía en altamar. Lastimosamente, tiempo después el navío fue "robado por un cártel" mientras Stires se encontraba en Puerto Vallarta, México. Con un arduo proceso de por medio, las autoridades lograron recuperarlo, pero llevarlo de regreso a Estados Unidos resultó tan complicado que decidió venderlo.
Con el paso del tiempo, el yate que alguna vez perteneció a Stires ha vuelto a surcar los mares. Hoy en día, forma parte de la flota de una empresa de alquiler de embarcaciones. El Kaleidoscope está disponible para rentarse para eventos privados en las costas de Nayarit.
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