China recientemente aprobó la construcción de la que será la presa hidroeléctrica más grande del mundo en el curso inferior del río Yarlung Zangbo, en la meseta tibetana.
Según Reuters, este ambicioso proyecto generará 300 mil millones de kilovatios-hora de electricidad al año, lo que triplicará la capacidad de la famosa presa de las Tres Gargantas. Este desarrollo forma parte de la estrategia de Pekín para alcanzar la neutralidad de carbono y fortalecer su liderazgo en infraestructura energética.
Un proyecto de impacto ambiental y social en el Tíbet
Ubicada en una de las áreas más complejas del Himalaya, donde el Yarlung Zangbo desciende 2,000 metros en un tramo de apenas 50 kilómetros, la presa presenta desafíos tanto de ingeniería como de impacto ambiental. Según BBC, aunque el gobierno chino asegura que el proyecto prioriza la protección ecológica, no se ha revelado cuántas personas serán desplazadas ni cómo se abordarán los efectos sobre los ecosistemas locales.
El Tíbet, una región históricamente sensible para Pekín, ya experimentó conflictos relacionados con otros proyectos hidroeléctricos. La construcción de esta nueva presa podría desplazar a comunidades locales y alterar el paisaje, esto aumenta las tensiones con activistas y organizaciones internacionales de derechos humanos.
El costo estimado del proyecto supera el billón de yuanes (137 mil millones de dólares), según The Hindu, lo que lo convertiría en el proyecto de infraestructura más caro del mundo. La construcción requerirá perforar túneles de más de 20 kilómetros a través de la montaña Namcha Barwa, en una zona conocida por su actividad sísmica.
Además de los riesgos geológicos, los ingenieros chinos advirtieron que los deslizamientos de tierra y flujos de lodo provocados por terremotos podrían ser un desafío para el desarrollo seguro del proyecto. A pesar de estas dificultades, Pekín insiste en que la presa es un proyecto ecológico y estratégicamente importante para sus objetivos climáticos y económicos.
La presa no solo generará electricidad; sino que también pretende estimular la economía local del Tíbet, una región que ha sido marginada a lo largo de la historia en el desarrollo chino. Según una agencia de noticias de China, el proyecto impulsará sectores como la ingeniería, la logística y los servicios comerciales, además de crear miles de empleos en la región.
Pekín también planea utilizar la presa para complementar el desarrollo de otras energías renovables, como la solar y la eólica, en un esfuerzo por crear una base de energía limpia que contribuya a la reducción de emisiones de carbono.
India y Bangladesh expresan preocupaciones por los efectos río abajo
El Yarlung Zangbo, conocido como Brahmaputra al salir del Tíbet, es un río importante y clave para India y Bangladesh, que dependen de su flujo para abastecer millones de hogares y vastas extensiones agrícolas. Según The Independent, ambos países han mostrado preocupación por la posibilidad de que China controle el flujo del río, lo que podría resultar en inundaciones repentinas o escasez de agua en temporadas críticas.
La relación entre India y China ya es tensa debido a disputas territoriales y la construcción de la presa podría convertirse en otro foco de conflicto. Un informe de 2020 del Instituto Lowy advirtió que el control de Pekín sobre los ríos de la meseta tibetana otorga a China una ventaja estratégica sobre India.
Mientras tanto, India ha comenzado a desarrollar su propia presa en Arunachal Pradesh como respuesta preventiva. A través del Mecanismo de Nivel de Expertos (ELM), ambos países mantienen un intercambio limitado de datos hidrológicos, pero la confianza en la cooperación bilateral sigue siendo baja.
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