Tras estar inmóvil por casi seis meses, el segundo iceberg más grande de la Antártida comenzó a moverse y casi impacta contra una plataforma de hielo que hubiera generado otro bloque más grande todavía. Se trata de A-74, un iceberg con 1,270 kilómetros cuadrados de extensión (casi dos veces el tamaño de Chicago) que comenzó su recorrido ayudado por las corrientes oceánicas y los fuertes vientos.
El bloque A-74, que tiene un tamaño cercano al de la CDMX se desprendió de la plataforma de hielo Brunt, pero se encontró en relativa pasividad desde el mes de febrero a la fecha. El movimiento fue registrado por el satélite Copernicus Sentinel-1 entre el 9 y el 18 de agosto, donde podemos ver las imágenes del radar que lo captan avanzando hacia el sur y girando en sentido antihorario, dio a conocer la Agencia Espacial Europea.
De haber impactado, ya no sería el segundo iceberg más grande
De haber impactado con la plataforma de hielo Brunt en su recorrido, se habría generado un nuevo bloque aún más grande que hubiera ascendido a los 1,700 kilómetros cuadrados y aunque si logró rozarla, no fue lo suficiente para generar el desprendimiento. Esta plataforma de 150 metros de espesor, ya presenta algunas grietas prominentes y se hubiera separado con un golpe más fuerte.
A pesar de que el A-74 es el segundo bloque de hielo más grande, no se acerca a las dimensiones del A-76 que alcanzaba los 4,320 kilómetros cuadrados, pero ninguno llega a la extensión del que se ostenta con el récord, el A68a, que se desintegró a principios de año y contaba con 5,800 kilómetros cuadrados.
Mark Drinkwater de la Agencia Espacial Europea, señaló que continuarán con el monitoreo de la situación a través de las imágenes satelitales de Sentinel para conocer si eventualmente la plataforma de hielo Brunt termina por fracturarse.
El que se separen los bloques de hielo no provoca un aumento en el nivel del mar, puesto que la plataforma flota exactamente como lo haría sin romperse y funcionan como un regulador de la temperatura del planeta. Aún así, puede generar daños si termina por encallar, pues afectarían los ecosistemas marinos de algunas especies.