Este estudio cree haber revelado por qué estamos solos en el universo: la respuesta siempre estuvo en el planeta Tierra

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En 1950, el científico italiano Enrico Fermi discutía con colegas sobre la posibilidad de vida extraterrestre cuando lanzó una pregunta que hoy es un enigma científico: “¿Dónde está todo el mundo?”. Esta simple interrogante dio origen a la paradoja de Fermi.

La paradoja de Fermi hace referencia a la contradicción entre la alta probabilidad de que haya civilizaciones extraterrestre y la falta de evidencias de su existencia. Muchas han sido las respuestas que buscan resolver la paradoja. Sin embargo, un estudio reciente relaciona la existencia de vida inteligente con algo hasta ahora insospechado: la tectónica de placas.

La ecuación de Drake

El trabajo, publicado en Nature, propone que la presencia de océanos y continentes, así como de tectónica de placas en planetas con vida son cruciales para el surgimiento de "civilizaciones activas y comunicativas". Esta afirmación sugiere un cambio importante en la ecuación de Drake, una fórmula usada para estimar el número de civilizaciones inteligentes que podría haber en nuestra galaxia.

Para calcular ese número, la ecuación ideada por el radioastrónomo Frank Drake toma en cuenta varios factores, entre ellos, el número de planetas capaces de albergar vida inteligente. Pues bien, lo que sugieren los autores del estudio es refinar este factor para contemplar la necesidad de grandes océanos, continentes y placas tectónicas.

En la formulación original, se pensaba que este factor era casi 1, o 100%, es decir, la evolución en todos los planetas con vida avanzaría y, con el tiempo suficiente, se convertiría en una civilización inteligente. Nuestra perspectiva es: eso no es cierto” dijo el dr. Robert Stern, geólogo de la Universidad de Texas en Dallas y coautor del artículo en un comunicado.

Drake Frank

La tectónica de placas

La tectónica de placas es la teoría que explica cómo la litosfera terrestre, la capa rígida que incluye la corteza y el manto superior, está dividida en grandes placas que se desplazan lentamente sobre una capa más blanda llamada astenosfera. Este movimiento es responsable de la creación de montañas, volcanes y océanos, y también ha sido fundamental para el desarrollo de la vida en la Tierra.

Según Stern, la tectónica de placas permite la formación de nuevos relieves, lo que genera climas y hábitats diversos que, a su vez, impulsan la evolución de las especies. Su movimiento permite el viaje de nutrientes a través del océano y estimula la adaptación y diversificación de la vida. Entonces, para que surja vida avanzada, los planetas deberían tener continentes y océanos estables durante al menos 500 millones de años, lo cual es posible gracias a la tectónica de placas.

Stern explica que en nuestro sistema solar solo es uno de los cuatro planetas rocosos con deformación superficial y actividad volcánica posee tectónica de placas. Es decir, la Tierra. Venus y Marte se están deformando activamente y poseen volcanes jóvenes, pero carecen de esta característica (lo cual también pasa en una de las lunas de Júpiter, Io). Por su parte, tanto Mercurio como nuestro propio satélite, la Luna, carecen de actividad volcánica y están tectónicamente muertos.

Choque

El accidente que dio origen a las placas tectónicas

El origen de las placas tectónicas en nuestro planeta podría estar en el choque entre el protoplaneta Theia y la Tierra primitiva Gaia, hace 4,500 millones de años. Esto de acuerdo con un estudio publicado en Geophysical Research Letters.

El estudio parte de las Grandes Provincias de Baja Velocidad, enormes masas de roca situadas en el fondo del manto terrestre, los cuales probablemente son restos de Gaia. Estos fragmentos, que presentan propiedades geoquímicas únicas y ralentizan las ondas sísmicas, habrían afectado la circulación térmica del manto, fomentando el movimiento tectónico.

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