Cuando hablamos de Quentin Tarantino nos remitimos a violencia gráfica, extensos monólogos y personajes memorables. Su cine tan característico hace pensar que un fracaso de taquilla ochentero no sea algo de que le agrade, la realidad indica todo lo contrario.
Descrita por el cineasta como "una maldita obra maestra", el filme que mezcla terror cómico, serie B y el cine juvenil es uno de sus favoritos, todo gracias a una persona: Joe Dante, sí el mismo que realizó Pequeños guerreros, la película de unos soldados de juguetes violentos. Sin embargo, aquí hablaremos de una cinta que si bien fue un fiasco, se volvió icónica. Esto es: Gremlins 2: la nueva generación.
El director de Kill Bill y Bastardos sin Gloria expresó su entusiasmo hacia la película al detallar cómo su vínculo con Joe Dante intensificó su admiración por la misma. Según Tarantino, en sus inicios dentro de la industria cinematográfica logró entrevistar a Dante para un libro sobre directores. Gracias a esto, recibió una invitación para visitar el rodaje de la secuela de Gremlins.
Fue en su propio podcast co-conducido con Roger Avary, The Video Archives, donde recordó su experiencia en el set con el director. Dejó muy en claro que el resultado fue totalmente satisfactorio.
"En la toma final, alguien sugirió agregar un Papá Noel y renos volando sobre la luna. Le oí decir: 'No me digas mierdas así porque puedo pensar que es una buena idea y obligarte a hacerlo'. Pero creo que Gremlins 2: La nueva generación es una maldita obra maestra. La mejor revista MAD jamás llevada a una película".
Quentin Tarantino en The Video Archives.
Recordemos que la historia de Gremlins 2 nos sitúa en Nueva York seis años después de los acontecimientos del primer filme. Allí, Gizmo se multiplica en un rascacielos de la ciudad. Entonces, gran parte de la trama se centra en los intentos de los personajes humanos para evitar que las criaturas logren salir del edificio y ocurra un desastre.
Aunque hoy en día Gremlins 2: La nueva generación es considerada una película de culto, su estreno en cines no fue exitoso. Con un presupuesto estimado entre 30 y 50 millones de dólares, el filme recaudó apenas más de 40 millones en taquilla, convirtiéndose en una pérdida económica para la productora.
El fracaso sorprendió a muchos, ya que solo seis años antes, en 1984, su predecesora costó apenas 11 millones de dólares y recaudó más de 200 millones. Fue así que obtuvo el logro de ser una de las películas de terror más emblemáticas de los años 80.
Ante este panorama, está claro que la cinta se une a la larga lista de segundas partes que no logran equiparase a la primera entrega. No obstante, el tiempo la ha tratado mejor al ganar una base de leales seguidores, entre ellos un director ganador del Óscar.
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