Nuestro país se localiza en un cinturón de elevada actividad sísmica, cada día se producen movimientos tectónicos aunque no siempre su magnitud es suficiente como para notarlos, una de las principales causas de la sismicidad en México es el hecho de que se encuentra sobre cinco placas tectónicas distintas, aunque la más activa en el mes de septiembre fue la de Cocos que provocó dos sismos intraplaca, uno el 7 de septiembre afectando principalmente a Chiapas y a Oaxaca y otro el 19 de septiembre que causó estragos en CDMX, Morelos y Puebla principalmente, aunque sabemos que también se sintió en otros estados.
Investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM emitieron un comunicado y dieron una conferencia de prensa tratando de explicar las similitudes y diferencias entre los dos movimientos tectónicos que se suscitaron con 32 años de distancia, el de 1985 y el de 2017, ambos dejaron graves secuelas, aún a pesar de que se suponía estaríamos más preparados como país para enfrentar mejor un sismo de gran magnitud.
19 de septiembre, 1985 | 19 de septiembre, 2017 | |
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Magnitud | 8.0 | 7.1 |
Distancia de CDMX | 400 km | 120 km |
Picos de aceleración en suelo firme. Estación de CU | 30 Gal | 57 Gal |
Picos de aceleración en suelo lacustre. Estación de la SCT | 160 Gal | 91 Gal |
Energía liberada | 32x | x |
Tipo de sismo | Por subducción | Intraplaca |
Profundidad | 15 km | 57 km |
Como ya lo habíamos comentado con anterioridad, algunos de los factores que influyen en el grado de afectación provocado por un sismo son la magnitud, la profundidad y la distancia a los centros urbanos, para tratar de entender mejor cuál fue la dinámica de ambos sismos empecemos por el de 1985.
19 de Septiembre, 1985
Se produjo un sismo en la subducción de la placa de Cocos debajo de la placa de América del Norte a aproximadamente 15 kilómetros de profundidad, el epicentro se localizó a unos 400 kilómetros de la Ciudad de México.
Como bien sabemos, en la megalópolis hay dos tipos de suelo, uno al que llamaremos suelo firme, y otro suelo lacustre, sobre los terrenos desecados del Lago de Texcoco, donde la cimentación se encuentra sobre sedimentos, esto influye en la forma en que las ondas se amplifican, causando más estragos en las construcciones que se encuentran sobre suelos lacustres.
Hace 32 años los picos de aceleración en suelo firme fueron de 30 Gal, en tanto en suelo lacustre se elevó hasta los 160 Gal, afectando principalmente a edificios entre 7 y 14 pisos de altura. La energía liberada por este sismo fue 32 veces mayor a la que liberó el temblor de hace unos días.
Los edificios entre 1 y 12 pisos experimentaron en suelo firme una aceleración máxima de 60 Gal, en suelo lacustre una máxima de 188 Gal, en tanto los edificios entre 12 y 20 pisos experimentaron aceleraciones en suelo firme de 85 Gal y en suelo lacustre de 760 Gal, como referencia la aceleración de la gravedad de la Tierra es de 981 Gal.
19 de Septiembre 2017
Hace unos días la tierra se sacudió nuevamente y aunque la magnitud fue menor, también hubo varios edificios que colapsaron no solo en la Ciudad de México sino también en los estados de Puebla y Morelos. En esta ocasión, el sismo se produjo intraplaca, es decir por una fractura dentro de la Placa de Cocos, la profundidad fue de 57 kilómetros, pero lo que agravó más las afectaciones en la CDMX fue su cercanía a tan solo 120 kilómetros de la capital en una zona entre Morelos y Puebla.
Los picos de aceleración en suelo firme fueron de 57 Gal y de 91 Gal en suelo lacustre, afectando principalmente edificios de entre 4 y 7 pisos de altura. De hecho los edificios de 1 a 12 pisos sufrieron picos máximos de aceleración de 119 Gal en suelo firme y 188 Gal en suelo lacustre, en tanto los edificios de 12 a 20 pisos sufrieron aceleraciones de 60 y 400 Gal en suelo firme y lacustre respectivamente.
En este último episiodio sísmico de 7.1 M constatamos que en los suelos blandos hay mayor amplitud de ondas sísmicas y mayor duración del movimiento, lo registrado el 19S fue de 1 minuto, en cambio en suelo firme, hay menor amplitud de onda y el sismo solo se sintió durante 36 segundos.
No se sabe, ni se sabrá, cuándo será el próximo gran sismo
Primero que nada, es necesario recalcar y repetir hasta el cansancio que actualmente no existe ninguna tecnología en este planeta para poder predecir un sismo, de manera que todos aquellos que proclaman el grandioso sismo por venir si lo acompañan de fecha y hora están mintiendo.
Sin embargo, es muy probable que en algún momento en la Brecha de Guerrero se llegue a presentar un sismo de gran magnitud puesto que desde hace más de 100 años no tiene epicentro un sismo. Esta zona de unos 250 kilómetros se encuentra a unos 300 km de la CDMX.
Expertos del Instituto de Geofísica de la UNAM sugieren que de darse un sismo en esta zona es muy probable que su fuerza sea de dos a tres veces superior que la del sismo de 1985 afectando principalmente a edificios de 10 pisos y más altos y con una duración aproximada de 2 minutos en su fase intensa.
Pero recordemos, nadie sabe el día ni la hora, todo se basa en la observación de los movimientos de las placas tectónicas que corren por debajo de nuestro país y a los registros históricos de tales movimientos. Por lo pronto lo que sí es posible hacer es exigir que las construcciones nuevas se hagan de acuerdo a lo que exige la ley, y que las anteriores a 1985 sean reforzadas de manera que puedan resistir el embate de cualquier futuro capricho de la naturaleza en forma de temblor.
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