Como cada año desde 2005 me encuentro en Japón por visita familiar. Debo admitir que, cada vez que vengo, una de las primeras actividades que realizo es acudir a la enorme tienda de electrónicos llamada BIC Camera para descubrir las últimas novedades, principalmente en smartphones.
Mucho ha cambiado en esta industria desde 2005 a la fecha. En aquel entonces el “ketai” japonés de estilo Flip-flop era el mandamás y su software era el más avanzado del mundo. Con él se podía pagar en tiendas, cines y hasta el metro. El GPS ya era una realidad así como el servicio de mapas y navegación con datos móviles. Pero llegó 2007 y todo cambió.
En efecto, hasta 2007 los fabricantes de smartphones líderes indiscutibles del mercado japonés eran marcas locales como NEC (dejó de venderlos en 2013), Sharp, Fujitsu, Sanyo e incluso Sony. La operadora líder era la antes monopólica NTTDocomo, quien también dominaba el mercado de servicios y contenidos a través de un software especializado (i-mode) pero que tenía la desventaja de sólo ser usado en Japón. Ningún otro país había querido adoptarlo por carecer de la infraestructura necesaria y fue en parte en esto que la muy avanzada tecnología japonesa pronto iniciaría su abandono con la presentación del iPhone en 2007 y de los smartphones con Android en 2008.
Por lo anterior podemos decir que la conquista de la industria del smartphone a nivel global fue un rotundo fracaso para los japoneses, acostumbrados a ser exitosos en muchas otras industrias. Una de las razones era que iban demasiado adelantados al resto del mundo (síndrome de las Galápagos le llaman algunos). Únicamente Sony, y limitado al hardware, rescata hoy en día en algo el orgullo japonés y ven como sus vecinos no muy queridos de los coreanos de Samsung, le plantan cara a nivel mundial a los iPhone.
En Japón el smartphone es algo serio
En ningún otro país que he visitado he visto la cantidad de aditamentos especiales para hacer del celular, y ahora del smartphone, algo único. Desde calcomanías hasta carcazas con piedras imitando diamantes. No pueden faltar los relacionados con Hello-Kitty, algunos rayando en lo ridículo, pero que sirven al usuario para hacer de su móvil algo muy personal y por lo tanto querido, toda vez que se trata del mejor amigo del ser humano. Recuerden que estamos en la era del Homo Mobilis.
Y es por esta relación especial con el dispositivo que el proceso de migración del antiguo software japonés al de Android e iOS es tomado con toda seriedad. Tanto que las compañías operadoras organizan en algunas de sus sedes breves cursos básicos sobre estas plataformas. Esto con la finalidad de hacerle menos traumática al usuario su migración a estos OS.
En la fotografía anterior se puede apreciar uno de estos cursos. En ella el impartidor del curso, y que promueve iOS, explicaba a la audiencia las características básicas de este software y las diferencias principales con el software tradicional japonés. Además hacía referencias genéricas a Android, lo cual habla del respeto por el competidor, una característica muy japonesa.
Estos cursos “introductorios genéricos” nunca los he visto en EE.UU. y menos en México. Una interpretación simple de este hecho pudiera estar basado en cuestiones sociales y quizás antropológicas. En estos países de América el individualismo prevalece como filosofía de vida y aprender a usar un nuevo sistema operativo de un smartphone es parte de ello.
En Japón el colectivismo prevalece y la ayuda al prójimo es parte del ser. El servicio al cliente, a veces excesivo, es uno de los reflejos de esto. Seguramente para muchos tal diferencia de las operadoras en los países citados se limita a una técnica empresarial basada en la calidad del servicio.
El líder indiscutible es iOS
Siempre que me subo al metro o camino por lugares con alta densidad de transeúntes observo alrededor de mí para ver que smartphone utilizan. Y lo que puedo decir al respecto es que una gran mayoría usa iPhone y de estos “muchos” ya usan el iPhone 5S. Pero para no andar con vaguedades acudamos a los números serios y estos dicen que, a diciembre de 2013, iOS ostentaba el exorbitante 68.7% del mercado, mientras que Android el 30.5%.
El resto de las plataformas simplemente no existen. BlackBerry duró pocos años en el mercado (llegó a tener 5% del mercado) al igual que Windows Phone. Ninguna operadora los comercializa en la actualidad aunque Microsoft sí tiene WP en japonés y Nokia dejó al país a finales de 2011. Quizás Microsoft regrese la marca finlandesa al país del sol naciente cuando termine de comprarla o quizás a este mercado lo dé sencillamente por perdido, tal como lo tiene ahora.
Ahora bien, es posible que el liderazgo de iOS en Japón no sea tan alto (todas las encuestas son controversiales) pero viendo lo que veo por las calles, no me sorprendería que dicho número sea el verdadero. De hecho ha sido tanto el éxito del iPhone en Japón que NTTDocomo, la antes empresa monopólica y que se negaba a vender este dispositivo, tuvo que cambiar de estrategia y aceptar venderlo desde septiembre del año pasado pues miles de nuevos clientes se suscribían con la competencia y sus clientes se cambiaban a otras empresas para hacerse con el invento de Jobs o bien simplemente ya no renovaban y se iban con la competencia.
De 52% del mercado que tenía NTTDocomo en 2008 pasó a 46% para agosto de 2013. Estos puntos porcentuales representan miles de clientes considerando que Japón tiene aproximadamente 130 millones de suscriptores (algunos clientes tienen dos o más suscripciones o líneas telefónicas).
Otro dato interesante es que en Japón los usuarios gastan más en apps que en EE.UU. y se espera que para 2014 el 62% de las personas que utilizan un móvil sea un smartphone. En EE.UU. este dato será de apenas 50%, según reporta Bloomberg.
En cuanto a la distribución del mercado japonés por fabricantes de móviles la situación es la siguiente; Apple posee alrededor del 34%, Sony el 19% y Sharp con el 11%. Samsung se va al cuarto lugar con 9.9% del mercado. A Samsung el ser coreano en un país nacionalista le está afectando.
¿Japón en declive?
Existe una idea generalizada que Japón es un país en declive en muchos sentidos. Su población va a la baja, su economía no crece, lleva años con gobiernos incompetentes, sus marcas comerciales tienen problemas para mantener liderazgo o lo han perdido, entre otros.
Pero cuando se camina por sus calles, se observan sus edificios y fábricas o se pasa cerca del inmenso puerto de Tokio por donde salen miles de barcos con productos japoneses, yo no veo al país yendo a la baja. Claro que esto es una mera percepción personal, además momentánea y empírica.
Veo a un país que lucha como todos los demás con sus propios problemas pero que posee una innovación única y verdaderamente envidiable. En la industria del smartphone Japón tuvo que bajarse de su tren bala para subirse al que el resto del mundo utiliza (iOS y Android). Esto significa que sacrificó temporalmente su avance tecnológico en la materia pero sin que ello implique que lo haya perdido.
Se trata entonces de una debilidad comercial y no de innovación. Para decirlo de otro modo, tienen las bases así como los ingredientes pues este país sigue produciendo algunos de los componentes más especializados de los móviles. A estos últimos simplemente deben mezclarlos correctamente, pero esto tampoco es fácil. China es ahora el mercado más importante en smartphones y en esta región del mundo la nacionalidad cuenta pues la historia ha dejado muchas cuentas pendientes.
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