De todas las potencias en el mundo, sólo una se negó a firmar un acuerdo clave: que la IA no decida sobre armas nucleares

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El avance de la inteligencia artificial en 2024 ha sido indiscutible. Cada vez surgen más aplicaciones y entornos donde es posible aprovechar esta tecnología, lo que ha llevado al desarrollo de la "guerra autónoma", un concepto que hasta ahora parecía exclusivo de películas como Terminator.

Actualmente, no existe una regulación clara que defina qué está permitido en el campo de batalla. Sin supervisión humana, este ámbito podría derivar en un caos total. Este fue el tema principal de una reunión entre 90 países, en la cual todos, excepto uno, coincidieron en que la inteligencia artificial no debía tener control sobre el armamento nuclear.

La pregunta sobre las IAs

Este debate se llevó a cabo durante la cumbre sobre Inteligencia Artificial Responsable en el Dominio Militar (REAIM) en Seúl. Aunque las reuniones no establecieron regulaciones vinculantes, representaron un primer acercamiento para abordar un problema emergente.

En este foro, se planteó la pregunta: "¿Deberían las máquinas tomar decisiones sobre el uso de armas nucleares?". La mayoría de los países, con la excepción de China, consideraron que las decisiones clave respecto a este tipo de armamento deben permanecer bajo control humano.

Casi 100 países, incluidos Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, Ucrania y el propio China, adoptaron un primer Plan de Acción tras dos días de conversaciones. Este documento declara, aunque sin carácter vinculante, que es necesario "mantener el control y la participación humana en todas las acciones relacionadas con el uso de armas nucleares".

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El plan también especifica que las capacidades de inteligencia artificial en el ámbito militar deben aplicarse "de conformidad con las leyes nacionales e internacionales vigentes" y que su uso debe ser ético y centrado en el ser humano.

Sin embargo, China fue el único país que no respaldó plenamente estos acuerdos. Las tensiones geopolíticas, en especial con Rusia, influyeron en esta postura. Cabe señalar que Rusia fue excluida de la cumbre debido a la guerra con Ucrania.

Un uso descontrolado

Una de las principales motivaciones de la cumbre fue abordar la rápida implementación de sistemas militares basados en inteligencia artificial en conflictos recientes. Los países participantes coincidieron en la urgencia de evaluar las posibles consecuencias no deseadas derivadas de su mal uso.

Un ejemplo de estas consecuencias es el desarrollo y empleo no regulado de drones en los campos de batalla. Los errores algorítmicos podrían generar situaciones peligrosas, como ataques por fuego amigo.

Existen ya casos concretos que ilustran la falta de control en este ámbito. La guerra entre Rusia y Ucrania ha mostrado que ambas partes emplean cada vez más drones potenciados con inteligencia artificial para llevar a cabo operaciones con mínima supervisión humana.

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Según Kateryna Bondar, experta en tecnologías avanzadas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales y participante en la cumbre, "estos países son reacios a imponer restricciones porque consideran a la inteligencia artificial militar una ventaja clave".

Durante la cumbre también se abordó la dificultad de legislar sobre inteligencia artificial. En palabras de Manoj Harjani, coordinador del Programa de Transformaciones Militares de la Escuela de Estudios Internacionales, esto representa un "juego constante de ponerse al día, ya que la tecnología avanza a un ritmo mucho más rápido que el proceso regulatorio".

El avance de China

Aunque Estados Unidos sigue liderando en términos de superioridad militar, su ventaja desde el final de la Guerra Fría ya no es tan significativa frente a otros actores, especialmente China, que busca superarlo en inteligencia artificial y aprendizaje automático.

De hecho, existen indicios de que China está logrando avances. Un informe del Instituto Australiano de Política Estratégica destaca que China lidera la investigación global en inteligencia artificial, con el análisis de datos, algoritmos, aprendizaje automático y aplicaciones adversarias, con el apoyo de empresas como Tencent Holdings, Alibaba Group y Huawei.

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