En realidad esas seis razones se explican con facilidad por el camino de lo obvio: es una película estupenda. Con esta historia de una mujer que trabaja limpiando en las instalaciones subterráneas de un laberinto gubernamental secreto y que se enamora de una criatura anfibia que está presa allí, Guillermo del Toro podría muy bien haber firmado su mejor película. La más equilibrada y accesible, para empezar.
Aunque, como todos sabemos, eso no garantiza automáticamente una nominación al Oscar: las películas nominadas no son necesariamente las mejores del año, y hay géneros, estilos y películas que habitualmente pasan bajo el radar de los académicos. De hecho, 'La forma del agua' podría haber corrido esa suerte: es cine fantástico, un género habitualmente ninguneado por los Oscar y relegado a las categorías técnicas.
Sin embargo, este año ha habido un cambio en las costumbres de los Oscar, sobre todo en lo que toca a ciertos prejuicios tradicionales. A eso se suma que la película, en realidad es bastante más clásica de lo que aparenta. Os lo detallamos todo con estas 6 razones por las que 'La forma del agua' ha sido nominada a 13 Oscars.
1. El cine de género está atravesando una etapa de prestigio crítico
Este año el cine fantástico y de terror ha acaparado nominaciones en categorías muy importantes de los Oscar: las más destacadas -aparte de 'La forma del agua'- son 'Déjame salir' -4 nominaciones, entre ellas a Mejor Película-, 'Logan' -1 nominación, a Mejor Guión Adaptado-, 'Blade Runner 2049' -5 nominaciones- o 'Star Wars: Los últimos jedi' -4 nominaciones-, entre otras.
Está claro que la industria está percibiendo (los fans ya lo sabíamos) que, más allá de productos extremadamente taquilleros como 'It' o franquicias imparables como 'Insidious' o 'Expediente Warren', el fantástico también puede hacer propuestas de gran calidad artística y con mensajes de gran calado. El demoledor e inteligentísimo mensaje antiracista de la soberbia 'Déjame salir', puede que la mejor película del año, ha roto muchas barreras. Y ahora, 'La forma del agua redondea la jugada gracias a su arrebatador romanticismo y su brillante acabado técnico.
'La forma del agua' se aprovecha de este nuevo estado de las cosas para acaparar nominaciones tales como la de Mejor Película, las de tres interpretaciones distintas, la de Mejor Director, o la de Mejor Guión, que habrían sido impensables hace unos años. Ni siquiera cuando se produjo el bombazo, que muchos vieron como un cambio de paradigma, de los Oscar para 'El silencio de los corderos' y 'Misery', la situación para para el género era tan favorable. En primer lugar, porque estaban más cerca del thriller de suspense que del fantástico más puro.
Pero además, porque aquellas películas tenían unos trabajos interpretativos que casi absorbían por completo el resto de sus cualidades, y era lo primero que se les elogiaba. Y como guinda: aquellas eran adaptaciones de libros, una forma cultural respetable; en esta ocasión, las películas proceden de historias originales o, en otro retruécano inesperado, en el caso de 'Logan' adaptan un formato aún peor considerado que el cine de género: los comics de superhéroes.
2. Tiene espíritu de película clásica...
'La forma del agua' es una película que disfruta con su propia concepción de película "pasada de moda". La ingenua historia de amor que propone, el obsoleto para los estándares actuales y nada irónico mensaje acerca de la belleza interior y el empleo del monstruo para hablar de un ser de horrible aspecto pero admirable corazón, todo ello parece proceder de una película del Hollywood clásico, como si Guillermo del Toro estuviera desenterrando un guión de monstruos de la Universal más que rodando uno nuevo y propio.
Esto es algo que tradicionalmente ha gustado en los Oscars hasta llegar al extremo de premiar a películas que no fueron más que flor de un día, como la ultrarrancia 'The Artist', solo porque olía a Hollywood clásico. Todas las películas que obedezcan a los formatos clásicos del cine de toda la vida gustan en los Oscars, y 'La forma del agua', con su bello y muy tradicional mensaje acerca de la naturaleza del amor, es melodrama clásico en estado puro. La puesta en escena de Guillermo del Toro, nada estridente y con largas partes de la película construidas sin diálogos, subraya esas raíces eminentemente clásicas.
3. ... y múltiples guiños a esos mismos clásicos a los que quiere parecerse
Pero no se trata solo de clasicismo de espíritu: la película de Del Toro rebosa guiños explícitos a clásicos mayores y menores, en una mezcolanza iconoclasta y desprejuiciada muy propia del director mexicano. La más obvia es 'La mujer y el monstruo', por supuesto, la película de Jack Arnold de 1954 donde está la base del planteamiento de 'La forma del agua', que a veces funciona como una especie de continuación en clave de "¿Y si...?". En este caso, "¿Y si la Criatura de la Laguna Negra y Julia Adams hubieran acabado juntos?". En un momento dado, se dice que el monstruo ha sido capturado en un río de Sudamérica, donde transcurre la película de Arnorld.
Según ha declarado Del Toro, 'La forma del agua' es una declaración de amor al cine, y por eso los protagonistas viven, literalmente, sobre una sala de cine, lo que canaliza la devoción cinéfila del relato por sus fuentes. En esa sala se proyecta 'La historia de Ruth', un drama biíblico de segunda categoría de 1960, y con él efectúa el director un reflejo con parte del destino de los personajes principales.
También hay mucho cine clásico referenciado directamente en la interpretación de Sally Hawkins, que para dar vida a la protagonista muda recibió como orientación por parte de Del Toro una serie de nombres de artistas mudos (Charles Chaplin, Stan Laurel, Oliver Hardy, Buster Keaton), a la que se sumó Audrey Hepburn, cuya característica ingenuidad fue citada como básica para componer al personaje. De hecho, la protagonista se llama Elisa, muy similar a la Eliza de Hepburn en 'My Fair Lady'.
Y por supuesto, hay una secuencia de la que no diremos demasiado, pero sí que es uno de los homenajes más obvios, arbitrarios y quizás discutibles de la película, aunque es cierto que también muy en consonancia con el tono evocador y maravilloso de todo su metraje. Se trata de una secuencia calcada de una muy similar del clásico 'Sigamos la flota', protagonizado por Fred Astaire y Ginger Rogers en 1936.
4. Monstruo con mensaje
Además del tema de la belleza interior, 'La forma del agua' incide en una serie de temas gracias a su ambientación: Estados Unidos, años sesenta, época apropiada para hacer guiños a la ciencia-ficción, pero también para plantear metáforas sobre desigualdades sociales, con el telón de fondo de la Guerra Fría. Así, la película consigue elaborar un subtexto crítico muy digerible (y por tanto, muy oscarizable) en el que se comentan temas como el acoso sexual en el trabajo, la discriminación, la homofobia o el racismo.
Sin embargo, ese mensaje toma a veces formas bastante inteligentes y agudas, mucho más allá de la simple moraleja, lo que sin duda ha sumado puntos a la hora de ser nominada. Octavia Spencer, que da vida a la única amiga de la protagonista, afirma que le cautivó del guión que, siendo la pareja protagonista un monstruo que no habla y una mujer muda, la mayoría de los diálogos provienen de una mujer negra y de un hombre gay maduro y que no ha salido del armario, dos minorías característicamente oprimidas durante la época en la que se desarrolla la película.
5. Técnicamente es sensacional
... pero sin ser exhibicionista o hacer un uso especialmente estridente de los efectos especiales. El extraordinario traje del hombre pez, diseñado por un equipo que trabajó financiado durante años específicamente por Guillermo del Toro para que no repercutiera en el ajustadísimo presupuesto de la película, es a la vez completamente fantasioso y ajustado a la realidad física de un hipotético hombre-pez.
Los Oscar técnicos, sobre todo en lo que concierne a los efectos visuales, premian a menudo el espectáculo, los grandes blockbusters y los saltos tecnológicos. Pero en esta ocasión, junto al ruido y la furia habituales, la Academia se ha fijado en el uso discretísimo de efectos digitales para reforzar la fantasía de la película (una discreción de la que el propio Del Toro no siempre ha salido airoso con anterioridad). Fotografía, diseño de vestuario, mezcla y edición de sonido, montaje y diseño de producción pueden ganar Oscars gracias al espléndido gusto técnico de una película que pone todos sus trucos al servicio de la historia.
6. Guillermo del Toro ya se lo merecía
Del Toro es un director de fama no solo por haber ejecutado con fortuna uno de los sueños húmedos del fandom comiquero, Hellboy en imagen real, sino por haber permanecido siempre fiel a una imaginería y una concepción del cine fantástico muy personal. Por eso, pese a ocasionales tropiezos y a películas que son recibidas por crítica y fans de forma desigual, como la reciente (y, a nuestro juicio, estupenda) 'La Cumbre Escarlata', una cosa no se le puede negar: su visión y sus intereses siempre han estado ahí, a menudo poniendo en riesgo su carrera.
De hecho, Del Toro afirmó en una entrevista reciente que, al igual que había pasado con 'El espinazo del diablo' en 2001 y 'El Laberinto del Fauno' en 2006, la película había supuesto una apuesta tan personal que si hubiera fracasado en taquilla (como pasó con 'La Cumbre Escarlata', de hecho), hubiera dejado de dirigir cine. El reconocimiento de Hollywood llega, pues, en el momento justo: el fantástico, como hemos visto, siempre ha tenido una presencia irregular en los premios de la Academia, pero esta película -que Del Toro define como la primera en la que se plasman preocupaciones propias de su vida adulta- parece ser idónea para rendir homenaje a uno de los creadores más activos y personales del género.
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