Tras más de 300 años resguardado en el Nationalmuseet, Dinamarca ha devuelto a Brasil el manto tupinambá, una importante prenda ceremonial fabricada entre los siglos XVI y XVII por la cultura indígena que le dio su nombre.
El anunció se dio por parte del museo hacia finales del 2023 y finalmente en 2024 tuvo lugar la ceremonia en la que la institución entregó el manto al gobierno brasileño. El evento, por supuesto, contó con la presencia de representantes de la comunidad Tupinambá.
Sobre el manto tupinambá
Esta prenda fue confeccionada con 4,000 plumas de ibis escarlata y mide 1.80 metros de largo. El manto era utilizado principalmente por chamanes o líderes indígenas, en ocasiones en ceremonias de sacrificios. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Chapman, las técnicas de confección y usos de estas piezas son también conocidas como assojoaba o guara-abucu.
En la actualidad existen 11 mantos de este tipo, todos ubicados en museos europeos, el mismo Nationalmuseet tiene en su poder otros cuatro aparte del que le fue devuelto a Brasil a mediados de 2024. Los cinco restantes se encuentran repartidas en museos de Italia, Bélgica, Suiza y Francia.
Durante la ceremonia de entrega, la activista Maria Yakuy, anciana de la comunidad Tupinambá de Olivença, dijo: "Sentí tristeza y alegría. Una mezcla entre nacimiento y muerte. Nuestros antepasados dicen que cuando [los europeos] tomaban el dinero, nuestra gente se quedó sin rumbo".
El saqueo a las comunidades indígenas
El manto que ahora ha sido devuelto por el Nationalmuseet fue arrebatado al pueblo Tupinambá durante el periodo colonial y llevado a Europa en 1689 como parte de la colección de Federico III.
La investigadora brasileña Khadyg Fares, en su artículo "El regreso del manto tupinambá: restitución y colonialismo interno", publicado en Contemporaryand, explica que los Tupinambás de Olivença han luchado por la reestructuración de su tierra y la demarcación de sus tierras desde 1980.
El año 2000 fue clave para este movimiento, pues fue el año en el que el manto regresó a Brasil como parte de la exposición titulada Brasil + 500 Mostra do Redescobrimento. Fares cuenta que en aquel entonces los activistas tupinambás intentaron impedir el retorno a Dinamarca de dicha pieza. Ellos argumentaban que su devolución al extranjero perpetuaba una lógica colonial de apropiación cultural y negación de su autonomía como pueblo.
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