Este profesor de Harvard reveló para él cuál es la clave de la felicidad: "No hay que temer al cambio"

Este profesor de Harvard reveló para él cuál es la clave de la felicidad: "No hay que temer al cambio"
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La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia de la humanidad desde Aristóteles hasta nuestros días. Ahora el profesor de Harvard Arthur Brooks, dice la clave no está en acumular más posesiones ni en mantenernos fieles a una versión inmutable de nosotros mismos. "No hay que temer al cambio", asegura el experto en ciencias sociales.

Su mensaje desafiaba una idea muy arraigada en nuestra cultura, la de que la felicidad se encuentra en la estabilidad y la permanencia.Según Brooks, la verdadera satisfacción proviene de la evolución personal y de la capacidad de aceptar que no somos, ni debemos ser, la misma persona que éramos hace 20 años.

Esta visión está respaldada ahora por investigaciones del Instituto Alan Turing, que señalan que la resistencia al cambio es un obstáculo natural para los seres humanos. A nivel psicológico, nos aferramos a nuestras creencias y formas de vida por comodidad y por miedo a lo desconocido. Sin embargo, los estudios revelan que desarrollar flexibilidad cognitiva es fundamental para el bienestar emocional y la felicidad.

La evolución personal como pilar de la felicidad.

Arthur Brooks ha dedicado su carrera a analizar qué hace felices a las personas y ha encontrado que la clave está en aceptar y fomentar nuestra evolución personal. En una entrevista para el programa Col.lapse, el profesor explicó que muchos buscan la felicidad en "tener más", pero la verdadera satisfacción radica en "querer menos". Esta idea, inspirada en la filosofía estoica, se resume en la frase: "No es el más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".

Para ilustrar este concepto, Brooks utiliza una metáfora: la vida de una persona exitosa es como un árbol. Muchos se enfocan en las hojas, en lo que se ve, pero lo realmente importante son las raíces. Así, una vida plena no se construye en base a la acumulación de bienes o la imagen pública, sino a través de una base sólida de valores, relaciones y crecimiento interior.

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Su mensaje es claro, en lugar de vivir atados al pasado o una versión antigua de nosotros mismos, debemos mirar hacia adelante y abrazar el cambio como una oportunidad para el crecimiento y la felicidad.

¿Por qué nos resistimos al cambio?

Si el cambio es tan beneficioso, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarlo? De acuerdo con The Alan Turing Institute, la resistencia al cambio es un fenómeno profundamente arraigado en nuestra psicología. Los humanos queremos formar nuestras opiniones basadas en emociones más que en hechos, lo que dificulta nuestra capacidad de adaptación.

Este fenómeno se conoce en psicología como "perseverancia en la creencia". Es un mecanismo de defensa que nos hace aferrarnos a nuestras ideas, incluso cuando hay evidencia de que podríamos estar equivocados. Según el instituto, superar esta resistencia implica un esfuerzo consciente y sostenido para desarrollar flexibilidad cognitiva, lo que nos permite cuestionar nuestras propias creencias y adaptarnos mejor a nuevas circunstancias.

Uno de los hallazgos más interesantes en este campo es que cuando nos enfrentamos a información que desafía nuestras creencias, solemos crear "hipótesis auxiliares" para justificar nuestra postura en lugar de cambiar de opinión. Este comportamiento refuerza la idea de que modificar nuestras convicciones no es un proceso automático, sino que requiere trabajo y voluntad.

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La importancia de aprender a recibir

Otro aspecto clave de la felicidad, según Arthur Brooks, tiene que ver con la generosidad. De acuerdo con National Geographic, el ser humano está biológicamente programado para socializar y cooperar, lo que explica por qué actos como enseñar, regalar o ayudarnos a generar satisfacción.

Sin embargo, Brooks advierte que la felicidad no solo radica en dar, sino también en aprender a recibir. En su columna Cómo construir una vida en The Atlantic , explica que la idea de "dar sin recibir" puede esconder una forma de egoísmo, ya que el dador capara el prestigio moral de la generosidad mientras impone al receptor un sentimiento de deuda.

En este sentido, el experto sugiere que una manera efectiva de fortalecer las relaciones y aumentar la felicidad es permitir que otros sean generosos con nosotros. Un acto tan simple como pedir un favor puede desencadenar un ciclo de reciprocidad que beneficia tanto a quien lo solicita como a quien lo otorga.

La felicidad según Aristóteles y la ciencia contemporánea

Aristóteles concebía la felicidad como eudemonia, un estado de plenitud alcanzado a través de la virtud y el ejercicio de la razón y priorizaba una vida contemplativa por encima de la búsqueda del placer o el reconocimiento social.

En contraste, el profesor de Harvard Robert Waldinger, director del Estudio de Desarrollo Adulto de Harvard, sostiene que la clave de la felicidad no radica solo en el desarrollo intelectual o la virtud, sino en la calidad de las relaciones humanas.

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Mientras que Aristóteles enfatizaba la autosuficiencia del individuo virtuoso, la visión contemporánea de Waldinger resalta la interdependencia humana y la necesidad de vínculos afectivos saludables para alcanzar una vida plena. Esto se alinea con la idea de Arthur Brooks de que la felicidad no depende de acumular más, sino de evolucionar personalmente y fortalecer nuestras conexiones.

La felicidad en la tradición religiosa

La tradición judeocristiana, por su parte, presenta la felicidad como un estado de plenitud y gozo que trasciende las circunstancias externas y esta fundamentada en una relación íntima con Dios y en la práctica de sus enseñanzas.

Esta perspectiva contrasta con la visión de Brooks, quien enfatiza la evolución personal como clave del bienestar, mientras que en la tradición cristiana la felicidad se encuentra en la estabilidad de la fe y la comunión con Dios. Sin embargo, ambas posturas coinciden en que el bienestar no está en la acumulación de bienes materiales, sino en una transformación interna que permite vivir con mayor plenitud.


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