Una reciente legislación estadounidense prohíbe la compra de baterías hechas en China, como parte del conflicto comercial que se cierne sobre ambas potencias antagónicas. Lo anterior se añade a otras normas y leyes descritas en la National Defense Authorization Act (NDAA) o Ley de Autorización de Defensa. Esta medida comenzó operaciones a partir del 22 de diciembre pasado y ya impide la adquisición de productos de un importante fabricante chino.
Hasta ahora esta norma ha afectado a Contermporary Amperex Technology Co. Ltd. (CATL), BYD Company y otras cuatro fabricantes chinas. CATL es la compañía que produce las baterías más utilizadas alrededor del mundo. Sin embargo, de las 10 principales empresas de baterías del mundo, siete de ellas son Chinas.
Esto forma parte de los movimientos políticos y comerciales que Estados Unidos está implementando para combatir a China en el mercado. Sin embargo, según información publicada por Bloomberg, la legislación servirá para liberar la cadena de suministros estadounidense de la dependencia de productos chinos.
Pese a ello, esto solo afecta a nivel de defensa nacional, pues empresas como Ford Motor Company, aún colaboran con CATL para fabricar baterías para sus vehículos. Lo mismo sucede con Tesla, empresa de Elon Musk que tiene tratos con BYD Company para la compra de baterías.
Aún falta debatir hasta qué punto afectará la norma, mientras que los legisladores del Pentágono debaten sobre ello, la guerra comercial con China sigue en pie y esta ha inundado todo tipo de mercados. Recientemente se daba a conocer que el gobierno chino subsidia la venta de automóviles en México, así como que China tiene una brecha de 10 años por cerrar para tener chips de última tecnología.
Un conflicto geopolítico cada vez más grande
Para nadie es sorpresa que China y Estados Unidos disputan un conflicto que es un pálido reflejo de lo que en su momento fue la Guerra Fría. Sin una amenaza nuclear, pero con un ánimo de competencia igual de intenso, ambas naciones luchan por el liderato mundial.
Esto no para en el espacio, pues el tema de los semiconductores y chips es el más intenso de todos. En este apartado hay cierta dicotomía entre lo que hacen los gobiernos y lo que hace la comunidad científica, pues una colaboración entre universidades de ambos países han demostrado que pueden trabajan mejor en conjunto al crear un primer semiconductor de grafeno.
Si bien China es una digna contrincante para la nación que ha ostentado el título de "la más poderosa", hasta ahora Estados Unidos ha sabido frenar su avance en casi todas las áreas que compiten. Uno de los golpes más evidentes ha sido, por ejemplo, la fabricación de la máquina para producir chips más rápida del mundo. Solo el tiempo nos dirá hasta que tanto podrá China igualar a Estados Unidos, pero de momento no parece que esto suceda pronto.