En 2022, un asteroide del tamaño del puente Golden Gate pasó a menos de dos millones de kilómetros de la Tierra. China pudo calcular su trayectoria con gran precisión, lo que evitó preocupaciones innecesarias sobre una posible colisión. El único país que no se tranquilizó fue Estados Unidos, ya que el evento mostró las capacidades tecnológicas de su rival.
El asteroide en cuestión era el 1994 PC1, descubierto por el astrónomo australiano Robert McNaught a mediados de los años noventa y catalogado como “potencialmente peligroso” por su proximidad a la Tierra, lo que hacía necesario determinar su posición y trayectoria.
Para obtener esta información, China utilizó su constelación de pequeños satélites Jilin-1, lanzados en órbita sincrónica con el Sol desde 2015.
Hasta junio de 2023, había 130 de estos satélites en el espacio, y se esperaba que la empresa operadora de la constelación, Chang Guang Satellite Technology, alcanzara los 300 para 2024.
Estos satélites tienen capacidades avanzadas, como la obtención de videos de alta resolución e imágenes hiperespectrales. Su uso abarca tareas como respuesta a desastres naturales, supervisión de obras, monitoreo de incendios forestales y tráfico aéreo, así como recopilación de inteligencia militar.
Sin embargo, como en este caso, también tienen otras aplicaciones, como orientarse hacia el espacio y tomar fotografías de asteroides para obtener datos específicos sobre sus trayectorias.
Un experimento de observación
Para observar al 1994 PC1, la constelación de satélites recibió 51 tareas de captura de imágenes entre el 17 y el 21 de enero de 2022, cada una con una duración de 15 segundos.
Con estas imágenes, los científicos pudieron reducir el error de posicionamiento orbital del asteroide a apenas 33 kilómetros, una estimación significativamente mejor que la obtenida con telescopios terrestres.
Gracias a esta información, los astrónomos confirmaron que el 1994 PC1 pasaría cerca de la Tierra, pero que cualquier riesgo de colisión estaba completamente descartado.
La misión realizada por China se mantuvo en secreto hasta que fue desclasificada por el gobierno chino, poniendo en evidencia las capacidades de sus satélites y causando “inquietud” en naciones occidentales, especialmente en Estados Unidos, según informó el South China Morning Post.
Esto se debe a que la red de observación terrestre de China puede captar imágenes rápidas y de alta resolución, como la de un avión de combate estadounidense F-22 en vuelo o la de cohetes durante su lanzamiento.
Las capacidades de los satélites
El experimento de China demuestra que los sistemas de observación terrestre desplegados también pueden aprovecharse para mejorar las capacidades de alerta temprana ante asteroides de alto riesgo. Sin embargo, plantea también un riesgo por su posible uso militar.
Según el Pentágono, China tiene aproximadamente 400 satélites de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en órbita. Estados Unidos no se queda atrás, especialmente por su gran cantidad de aparatos espaciales alrededor del planeta, gracias a la red Starlink de SpaceX.
Además, existen otros proyectos en puerta, como el lanzamiento de la versión militar de este sistema, la constelación Starshield, que se plantea como un “sistema de inteligencia, vigilancia y reconocimiento en el espacio”, que será “más capaz, diverso y resistente” que cualquier otra constelación actual.
Por su parte, Pekín tampoco quiere ceder y ya prepara su propio “enjambre satelital” compuesto por 12,992 satélites, controlados por China Satellite Network Group, para competir con la compañía SpaceX.
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