Es uno de los materiales más importantes para la construcción a nivel mundial, pero debemos aceptar que el cemento tiene un gran problema, y son las fisuras que se forman después de un tiempo. Esto genera potenciales riesgos en la infraestructura de edificios, calles y caminos, además de verse mal estéticamente y provocar gastos para su mantenimiento.
Pero, ¿qué pasaría si existiera una forma de crear un material que se repare a sí mismo? Esa pregunta parece estar por resolverse, pues se ha encontrado que una mezcla de residuos de caña de azúcar y bacterias podría solucionar los problemas relacionados con el cemento.
Según un reporte compartido por Reporter Link, hasta hace tres años, el mundo consumió más de 4,000 millones de toneladas de cemento, con una tasa de incremento de consumo anual del 5%. Y es que este material es relativamente económico, resistente y de fácil manufactura. Eso sí, el costo por repararlo no es poco, pues se estima que genera un gasto anual de 2,500 millones de dólares (41,980 millones de pesos aproximadamente).
Por ese motivo, no es extraño que se estén explorando alternativas para encontrar un nuevo material que pueda ayudar a reducir los costos de mantenimiento, así como la disminución de la producción de gases de efecto invernadero. En pocas palabras, menos costo y mayor beneficio para el planeta.
Los candidatos más prometedores forman el conjunto de los biocementos. Estos materiales incorporan elementos biológicos o bioquímicos en su composición, entre los que se pueden encontrar subproductos industriales, microorganismos e incluso residuos agrícolas. Entre todos ellos, el que se alza a la cabeza es el bagazo de caña de azúcar.
De acuerdo con un artículo publicado durante 2021 en la National Library of Medicine, mundialmente se generan 1,840 millones de toneladas de bagazo de caña de azúcar. Se trata de una cantidad para nada despreciable, de hecho, según como reporta el London School of Hygiene & Tropical Medicine, el peso estimado de toda la población de humanos hasta 2012 era de 287 millones de toneladas, casi siete veces menos que el total de bagazo de caña anual.
Cemento dopado con caña y bacterias
Tanto material seguramente tendría un uso para aprovecharse, y justo un grupo de investigadores de la Universidad de Kohn Kaen y la Universidad Tecnológica de Suranare, ambas en Tailandia, están investigando los beneficios del biocemento de caña, al cual han llamado IBFC.
Este material es 10% más ligero que el cemento tradicional. A su mezcla se le añade un componente muy especial: bacterias llamadas Lysinibacillus. Son estos pequeños componentes biológicos los que dotan al biocemento de caña con su particular beneficio, el de repararse a sí mismo como si de Wolverine se tratase. Para comprobar la eficacia de este autosanamiento, hicieron pruebas en distintas cantidades de IBFC con diferentes densidades de Lysinibacillus.
El reto era reparar grietas de entre 0.4 y 0.8 milímetros de ancho, se tomaron ocho muestras diferentes. Los resultados demostraron que se puede integrar el cemento tradicional con la mezcla de bagazo y Lysinibacillus para dotarlo del "poder" de autoreparación.
Y es que la mezcla de ciertos componentes biológicos con cemento puede generar biomineralización, un fenómeno con el cual se forman minerales y otros materiales que pueden ser utilizados en favor de lo que necesitemos, tal como es el caso del bagazo de caña que puede cerrar grietas de varios milímetros.
Pequeñas victorias
Pese a todo, aún falta seguir investigando para llegar al equilibrio perfecto entre cemento y biocemento, pues hay riesgo de que los materiales orgánicos puedan representar peligros no considerados para las distintas estructuras o incluso la salud humana.
Además, ya mencionamos la importancia de crear compuestos para mejorar la situación climática de nuestro planeta. Recientemente hemos estado experimentando ondas de calor como pocas veces hemos visto, con la amenaza de vivir el año más caliente desde que comenzaron los registros. Cada cosa que podamos ir fabricando de una manera más sostenible debería verse como una victoria.