Greenpeace rastreó algunas donaciones de ropa con AirTags: han descubierto uno de los mayores fraudes de la historia

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La economía circular es un modelo alternativo que busca mitigar el impacto ambiental generado por el consumismo desmedido. Por ello, promueve la reutilización de objetos, con el fin de prolongar su ciclo de vida. En el sector de la moda, una buena forma de darle una segunda vida a la ropa que ya no usamos, en lugar de desecharla, es donándola. Sin embargo, en 2023, una investigación de Greenpeace descubrió una triste realidad.

La organización ecologista quiso averiguar a dónde va a dar la ropa usada que la gente depositaba en contenedores de las calles de España, o en tiendas como Mango y Zara. Para esto colocó rastreadores GPS (Airtags y similares) en 29 prendas y monitoreó la ruta que estas seguían. Tras cuatro meses de seguimiento, los activistas observaron que solo una llegó a su destino.

Lo que revelaron los rastreadores

De acuerdo con el comunicado de Greenpeace, el destino al que llegó la única prenda que pudo tener una segunda vida fue Rumanía. Allí fue adquirida por una tienda de segunda mano que probablemente fue puesta a la venta. De las 28 restantes, la mitad siguió moviéndose dentro del territorio español, pero sin rumbo fijo. Durante el tiempo en el que los investigadores monitorearon su recorrido, ninguna fue donada a una asociación o tienda de segunda mano.

En cuanto al resto, Greenpeace observó que viajaron miles de kilómetros por países como Chile, Marruecos, Togo, Egipto, Pakistán o India. Al igual que las prendas que se quedaron en España, estas tampoco fueron donadas a ninguna tienda de segunda mano u organización benéfica. Algunas otras simplemente no emitieron señales y se desconoce su paradero.

Ropa Greenpeace Destinos de la ropa rastreada por Greenpeace. Imagen | Greenpeace.

Un sistema que no funciona

La investigación de Greenpeace destacó que, de acuerdo con la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 46% de los textiles usados exportados desde la Unión Europea tienen a países africanos como destino. Allí, solamente el 60% de las prendas logra ser revendido. El resto es desechado, muchas veces en el medio ambiente.

El organismo advirtió que esta práctica, pese a parecer buena, perjudica seriamente las economías locales. Allí, la ropa usada "barata" proveniente de Europa, inunda los mercadillos, bazares y tianguis de numerosos países del mundo con éxito. Esto, según Greenpeace, es un duro golpe para la industria textil local, pues frena su desarrollo.

Finalmente, la organización señaló la poca o nula utilidad de las donaciones de ropa. Detalló que hasta un 40% de la ropa usada que reciben en países como Kenia está clasificada como "de muy mala calidad". La ONG denunció un circuito irregular en la gestión de los residuos textiles. Asimismo externó su sospecha de que los gobiernos responsables de la recogida selectiva de residuos eluden su deber cuando se trata de prendas textiles.

Ropa Reutilizada

No solo es la ropa

Por desgracia, esto no solo pasa con la ropa. En 2023, una conductora de televisión mexicana llamada Pamela Cerdeira colocó AirTags en dos objetos que ella misma donó en un centro de acopio de la Ciudad de México (una bolsa de arroz y un paquete de papel higiénico). Supuestamente, estos productos servirían para ayudar a los damnificados por los terremotos del seis de febrero de ese año en Turquía. Los donativos nunca llegaron a su destino.

A través de su canal de YouTube, la periodista contó que solicitó a la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México que se le informara sobre el paradero de los víveres. La dependencia le respondió que en total se obtuvieron 30 toneladas de víveres, los cuales fueron llevados al hangar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que de ahí partieron hacia Turquía.

Sin embargo, los rastreadores mostraron algo diferente: los donativos no llegaron al hangar de la Sedena, ni siquiera abandonaron la Ciudad de México. El papel higiénico llegó a las oficinas de la Secretaría de Gobierno y posteriormente terminó en un mercado de Tacuba, mientras que el arroz primero pasó a las oficinas de la Secretaría de Gobierno y acabó en una escuela.

Imagen de portada | Bogusz Bilewski/ Greenpeace.

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