Equipos portables, siempre delgados, de peso ligero y aptos para el trabajo que se lleva a donde sea, todo eso es parte de la filosofía Surface de Microsoft que le conocemos muy bien, pero que adquiere un nuevo nivel con la Surface Pro X, un nuevo equipo que cuenta con un chipset Qualcomm inspirado en la plataforma Snapdragon 8CX.
Luego de pasar una semana con ella, tenemos que hablar sobre la propuesta ARM de Microsoft para el sector empresarial.
Características técnicas
Surface Pro X | |
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DIMENSIONES | 287 x 208 x 7.3 milímetros. 774 gramos de peso. |
PANTALLA | 13 pulgadas PixelSense 3:2 2,880 x 1990 pixeles. |
PROCESADOR | Microsoft SQ1, con tecnología de Qualcomm |
TARJETA GRÁFICA | Adreno 685 iGPU |
RAM | 16 GB LPDDR4X |
ALMACENAMIENTO | 256 GB |
CÁMARAS | 10 MPX trasera y frontal de 5 MPX |
BATERÍA | Hasta 13 horas de autonomía |
PUERTOS | USB-C (dos puertos), Surface Connect, Surface Keyboard, NanoSIM |
CONECTIVIDAD | WiFi 5, Bluetooth 5.0, 4G/LTE |
OTROS | Reconocimiento facial con Windows Hello |
PRECIO | 36,999 pesos |
En software, buenas noticias para quien trabaja en la nube
Antes que nada, la versión que ya está en México y que hemos probado no es, desgraciadamente, la iteración que Microsoft presentó recientemente con el chipset SQ2. La Surface Pro X en cuestión es la que cuenta con SQ1 y que fue introducida a nivel global en 2019.
Pero la intención es la misma: convencer que hay un nicho allá afuera, interesado en las prestaciones que un dispositivo portátil obtiene de renunciar a la arquitectura 86x y sumarse a la fiebre ARM, una en la que Microsoft no es novato, pero cuyos productos no han terminado de cuajar.
Dicho sea de paso, es la misma fiebre a la que ahora se ha entregado de lleno Apple con sus Apple Silicon.
La arquitectura ARM, propia de dispositivos portátiles como laptops y smartphones, tienen bondades muy particulares: temperatura regulada (adiós a los calentamientos extremos), eficiencia que cada vez está más a la par de los sistemas x86, y una gran autonomía producto de un balance energético y performance a la que ya estamos acostumbrados en nuestros dispositivos portátiles, pero que, y este es uno de los argumentos de Microsoft a favor de la arquitectura ARM, hace mucha falta en equipos de cómputo portátiles.
Claro, todo lo dicho es sobre papel. Nada mejor para desvelar mitos y afirmar concesiones a hacerse en equipos de este tipo, como probar uno.
Si, Windows es perfectamente utilizable en ARM. Lo que podría llegar como sorpresa hay que darlo por sentado desde el inicio, la verdad es que no podríamos esperar menos de un equipo que ha sido construido en forma tan conjunta entre Microsoft y Qualcomm. El sabor agridulce comienza en el software en 86x.
La transición a ARM no ha sido sencilla y mucho menos corta (¿Recuerdan Windows NT?). La Surface Pro X no tiene empacho en ejecutar aplicaciones 86x de 32 bits a través de la emulación. Microsoft garantiza que la baja en performance es mínima y si no exigimos demasiado a la RAM con mulitarea he comprobado que es así. Pero no serán pocos los usuarios que con tanto tiempo en Windows echan mano de plataformas de 64 bits, y es aquí donde toparán con pared con la Surface Pro X.
No hay forma alguna de instalar software 86x de 64 bits. Por supuesto que siempre queda la opción de buscar el fichero correspondiente a 32 bits (lo que habrá que hacer en el caso de Adobe; Photoshop está en forma de beta para su lanzamiento nativo en dispositivos con ARM), pero hay software en el que no está disponible. El tema será siempre molesto y conllevará una pérdida de rendimiento en la emulación de 32 bits x86 respecto a un nativo 64 bits, siempre más notable de cuando tratamos con software como Photoshop.
En el caso particular de Adobe, la empresa ha asegurado que tendrá versiones de 64 bits en ARM nativo, pero no tenemos fecha de cuándo sucederá eso. Más rápido nos hemos enterado que Photoshop estará disponible a inicios de año en su Universal App, el desarrollo que será compatible tanto con x86 como con ARM de los Apple Silicon.
Obtener el máximo potencial de ARM pasará por que los desarrolladores se convenzan de compilar en una nueva arquitectura,
Hablando de lleno de ARM, convenientemente, la Surface Pro X está siendo ofrecida como una máquina para siempre estar conectados (vía 4G LTE, pues es posible introducirle una NanoSIM), con trabajo en proceso en la nube. Esta es la manera más cómoda de utilizar la Surface Pro X, aquella en donde software extra no compromete el performance de la máquina en lo más mínimo, y en donde tampoco se necesitará escarbar por versiones de 32 bits. Los usuarios que estén acostumbrados a trabajar en este entorno, casi no se darán cuenta del cambio de arquitectura del equipo.
No desestimo que es probable que hasta el usuario menos avanzado se tope de frente con la imposibilidad de ejecutar software al que se ha acostumbrado, como en el caso de WinRar o VLC. La solución pasa por ir a la tienda de Microsoft y buscar una app con la cual remplazar el software que no podremos ejecutar.
Dado que el problema de compatibilidad es uno que variará en función del software con el que trabaja el usuario, mi recomendación es que ante la duda se compruebe primero si existe una variante en 32 bits, considerando siempre que sea un software lo suficientemente ligero para que la emulación no termine por mermar el desempeño del procesador.
Es pertinente aclarar que La plataforma de Snapdragon para PC tiene ya un tramo recorrido, y entre otros, ya está detrás de equipos como la Envy x2 de HP, la Galaxy Book 2 y la Book S de Samsung y próximamente estará en un nuevo equipo de Lenovo a lanzarse en el segundo trimestre de 2020. Las promesas en números es que la GPU Adreno 680 es hasta 3.5 veces más rápida en procesamiento gráfico que el Snapdragon 835.
Una última cosa: la Surface Pro X no solo no se lleva con apps y programas de 64 bits x86, sino que además tendrá problemas con controladores en 86x. Cuidado si tu periférico necesita de sus controladores para funcionar adecuadamente.
Diseño
Si el software me ha hecho arquear la ceja, el diseño de la Surface Pro X hace volverla a su estado normal. La Surface Pro X es una convertible hermosa, de pantalla 3:2, marcos finos, tremendamente ligera, con sensación premium a la mano.
El teclado 'Signature Keyboard' tiene la limitante del tamaño del dispositivo, así que he tenido dificultades en mis primeros dos días de trabajo. No se siente como el teclado más resistente y se balancea conforme se escribe en él (todo este texto ha sido escrito con este teclado), pero tras el periodo de adaptación la he pasado relativamente bien debido al tamaño de las teclas y la posibilidad de portar a donde sea y escribir en cualquier lugar; unas cosas por otras.
El teclado además cuenta con trackpad y tiene un espacio para alojar a la 'Slim Pen' el stylus de casa que, en la misma filosofía de portabilidad, se esconde con facilidad en un hueco que el teclado dispone para él, en donde además recibe carga inalámbrica. El lápiz puede quedar expuesto, pero también puede esconderse con ayuda de otra sujeción magnética del teclado.
En suma, son varias ideas simultáneas que han sido ejecutadas correctamente y complementan el concepto de la Surface Pro X.
La pantalla 3:2 es el formato ideal para trabajo y productividad. La pantalla táctil luce todavía más con unos marcos laterales que han sido disminuidos notoriamente. Eso sí, el inferior y superior siguen siendo bastante gruesos, aunque el inferior queda escondido por la sujeción magnética del teclado. El superior por su parte tiene como justificación la incorporación de la cámara frontal y de un sensor infrarrojo para la detección facial y desbloqueo del equipo.
A propósito, 'Windows Hello' funciona acá maravillosamente, y abona al argumenta de venta de Microsoft sobre una computadora que siempre está ahí cuando se necesita, pues la arquitectura ARM le facilita abandonar el estado de suspensión de forma inmediata, al estilo del smartphone. Sí, es más rápido que una laptop con SSD, pero la diferencia no me ha parecido abismal.
Batería
Lo que me ha dejado más contrariado respecto a la Surface Pro X no es la compatibilidad, sino la batería. Microsoft y Qualcomm se concentran en una promesa de 13 horas de autonomía para la Surface Pro X, pero en mis pruebas con sesiones de trabajo sin programas con exigencias altas en performance, solo con navegación y audio en reproducción, la autonomía ha sido de entre de siete horas.
Esa es una diferencia de autonomía entre concepto y realidad muy grande. Si consideramos la ligereza del equipo, siete horas de autonomía es todo un logro, y es producto directamente de la incorporación de ARM, pero me temo que en un intento por probar el concepto de delgadez y autonomía, Microsoft inclinó la balanza hacia la portabilidad, en detrimento de la batería.
No conozco otra portátil de este peso y esta delgadez que puedan dar siete horas de autonomía, pero me queda la sensación de que no he experimentado del todo las bondades del impacto de ARM sobre la autonomía. Dejando de lado la desilusión de estar (muy) lejos de las 13 horas prometidas, me he quedado con ganas de un portátil que aunque fuera ligeramente más pesado (llegar al kilogramo no me parece para nada escandaloso), me diera las capacidades en batería para superar con creces mi jornada de trabajo.
Un diseñador además de enfrentarse a los obstáculos de compatibilidad, tendrá seguramente una autonomía todavía menor a la que yo obtuve, producto de la emulación del software que utiliza y la exigencia de recursos. Podrá presumir claro de trabajar en el equipo más ultra delgado de Microsoft, pero en conjunto, seguramente encontrará equipos que se adecuen más a su perfil.
La opinión de Xataka México
Microsoft ha madurado en su camino a ARM, pero desafortunadamente ha sido un camino largo, uno que en ese largo tramo pudo haber desanimado a uno que otro entusiasta. Apple está mientras tanto apostándolo todo y con todo y su poco tiempo, ya afianzó alianzas impostantes que si bien no resuelven el asunto de la compatibilidad de forma inmediata, lo coloca en una posición afable.
Ahora Microsoft tiene la tarea de actualizarse rápidamente para no quedar atrás en un camino que él mismo pavimentó. La Surface Pro X será suficiente para los casos particulares de trabajo on the go y si se trata de trabajo ejecutivo que primordialmente usa la nube, procesamiento de texto, presentaciones y ocasionalmente uno que otro programa más avanzado, la experiencia será fluida; Microsoft ahora necesita dar el siguiente paso y convencer a aquellos que quieren la experiencia total de su PC, más la autonomía sobresaliente.
Pero si el uso principal requiere de software adicional, puede que haya problema. Nadie quiere problemas de compatibilidad en un equipo que cuesta 30,640 pesos y que muy seguramente será su computadora secundaria considerando el tamaño. Además hay que agregar los precios del teclado de 3,150 pesos y el stylus de 3,400 pesos más.
Microsoft está en el camino adecuado, pero debe de tener mucho cuidado para que no lo rebasen por la izquierda en una carrera que él y Qualcomm iniciaron.
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