Ni los cubrebocas, ni las mascarillas N95, ni la orina de niño, y mucho menos la cocaína: el verdadero "temor" del coronavirus es tan común que puede encontrarse al alcance de todo baño (idealmente).
Lavarse las manos ha sido recomendado hasta el cansancio como uno de los métodos más eficaces para evitar la propagación del coronavirus, el responsable del COVID-19, considerada ya pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Trillada, y hasta cansina suena la medida que es tan convencional que parece hecha por pura etiqueta.
Pero no es así. La respuesta, como suele suceder en estos casos, está en la ciencia.
El jabón que solo quería"enlazarse mejor"
El coronavirus puede adherirse con peculiar alegría a casi todo tipo de superficies, incluida la piel. No lo hace a través de ningún pegamento (no al menos en como solo usemos usar la palabra), sino de una capa protectora de lípidos que hace que las moléculas del virus sean particularmente pegadizas.
La labor de la membrana es trascendental: la idea no solo es facilitar la adherencia a cualquier superficie, sino a una célula. Si a una célula el virus puede acoplársele, entonces, el RNA del virus hace que la célula huésped recree su propio RNA para generar más virus. Esa es su labor elemental.
Pero si la membrana de lípidos del virus puede descomponerse, el virus también queda desactivado.
El jabón hace este trabajo tremendamente bien, explica el químico Palli Thordarson, pues su estructura química es muy similar a la de la membrana de lípidos de un virus. Cuando las cadenas de jabón intentan ganarse los enlaces que tienen los lípidos entre ellos y con el resto de proteínas del virus (enlaces de hidrógeno e interacciones hidrofóbicas), el jabón altera el balance de uniones, y desintegra a la molécula.
El truco es que el jabón es, en estructura química, muy similar a la protección del virus.
Resulta que las moléculas de jabón se basan en interacciones hidrofóbicas, la misma forma en que se mantiene unida la membrana del virus. Cuando el jabón entra en juego, busca por doquier cómo seguir formando esos enlaces, incluso a costa de la separación de los propios enlaces del virus, que mantienen unida membrana con proteínas con el material genético RNA.
Pero, como veíamos, hay otro tipo de enlaces que componen al virus, los de hidrógeno. Estos enlaces de hidrógeno son más sólidos que los hidrofóbicos, y aunque la molécula de jabón ayuda a deteriorar, no podría por sí solo desintegrar al virus; el agua sí.
El agua tiene, como se nos enseñó en aquellas lejanas clases de secundaria, enlaces basados en hidrógeno. El agua, como el jabón, busca crear nuevos enlaces de hidrógeno, deshaciendo los enlaces que ya existen en el virus.
Este es el por qué el jabón por sí solo no es suficiente, pero tampoco el agua por sí sola. El agua jabonosa sin embargo puede deconstruir con precisión los dos tipos de la molécula del virus.
¿Por qué el jabón es tan eficaz contra el coronavirus y otros virus?
— UBUinvestiga (@UBUinvestiga) March 12, 2020
La membrana que protege al #COVID19 es su parte más frágil, y la acción del jabón consigue romper la membrana e inactivar el virus.
Hilo sobre la importancia de lavarse las manos con jabón contra el #covid_19. pic.twitter.com/RBTcPrHxY8
Lavar manos continuamente y de forma ordenada y con especial énfasis en todos los pasos, puede ser la verdadera herramienta para prevenir contagios. El virus puede adherirse con facilidad a ropa, madera, y hasta piel; pero una persona que tiene el virus en la piel no es ya un infectado, hace falta que el virus se transporte hacia alguna de las vías de entrada, como boca, fosas nasales u ojos.
La forma más común de que eso suceda es con ayuda de nuestras propias manos.
Por ende, las formas más eficaces de evitarlo es no tocando la cara con las manos y lavándolas con frecuencia. El procedimiento no solo es sencillo e inocuo, es la mejor forma de evitar el COVID-19 de acuerdo a la ciencia.
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