El cambio climático, aunque lo dude el Sr. Trump es algo que existe y que muchos científicos estudian alrededor del mundo, aunque a partir de ahora no podrán seguir estudiándolo en Estados Unidos. El fenómeno de El Niño trae consigo corrientes oceánicas y vientos cálidos provocando que de la Antártida se derrita un área que equivale a la superficie de Chihuahua, Coahuila, Sonora y Durango juntos, poco más de 25% de México.
El Niño es un fenómeno errático cíclico que se manifiesta con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial, mientras mayor sea el calentamiento mayores estragos se provocan en las costas del América del Sur especialmente por la abundancia de lluvias en México y el Caribe se expresa con sequías.
Así el fenómeno de El Niño se ha asociado a este derretimiento de hielo polar debido a un calentamiento de el aire y de las aguas que llegaron a la Antártida, al menos así lo consigna un reporte hecho por científicos norteamericanos y australianos, que pudieron medir las condiciones atmosféricas justo antes de que sucediera este derretimiento allá en enero de 2016.
Uno de los investigadores llamado Dan Lubin del Instituto Scripps de Oceanografía comentó al respecto de su investigación:
"Estas mediciones atmosféricas permitirán a los geofísicos desarrollar mejores modelos para proyectar cómo responderá la capa de hielo del Antártico ante el cambio climático y el correspondiente aumento del nivel del mar"
México y El Niño
Cuando el fenómeno El Niño llega a las costas mexicanas, es menos probable que haya ciclones, pues el un huracán o ciclón se forma por el choque de corrientes de agua y de aire frías y calientes, en cambio cuando se hace presente el fenómeno La Niña, las cosas cambian y la incidencia de huracanes o ciclones tropicales se hace mayor.
Así que mientras en la Antártida se reduce el hielo y aumenta el nivel del mar, en México podemos estar relativamente tranquilos de que al menos en 2017 será poco probable que haya huracanes de categorías altas (4 o 5) en el Pacífico Mexicano.
En cambio sí podemos esperar incendios forestales y sequías ya que de acuerdo con una investigación de la Universidad de Yale es muy probable que en esta segunda mitad del año se presente otro fenómeno de El Niño, muy próximo al más reciente que se vivió en 2016, esto debido a la anomalía en las temperaturas oceánicas registradas.
El fenómeno contrario se denomina La Niña y es cuando estas aguas se enfrían, y bajan las temperaturas ecuatoriales debido a los vientos alisios que soplan fuertemente desde el oriente, también se acompaña de sequías en el cono sur, en cambio para México y el Caribe el ambiente se torna más cálido y húmedo. El ciclo de El Niño y la Niña se alterna cada cinco a siete años, y son fenómenos conocidos al menos desde la época prehispánica.
Mientras son peras o son manzanas, lo importante es poner nuestro granito de arena para cuidar nuestra casa llamada Planeta Tierra, ya que de ello depende que estos fenómenos no provoquen más estragos, recordemos que una de las causas del cambio climático es la actividad de los seres humanos y su relación con el ambiente.
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