A las ratas de laboratorio les debemos mucho, ya que al compartir ciertos rasgos genéticos con los seres humanos, nos permiten experimentar con ellas (aunque a muchos esto les moleste) y llegar a descubrimientos en el campo de la salud, que sin ellas, simplemente no podríamos lograr. La máxima casa de estudios de México: la UNAM está experimentando con unos implantes de dióxido de titanio con dopamina, para tratar de minimizar los efectos del mal de Parkinson en la función motora gruesa, esto gracias a nuestras amigas las ratas.
Patricia Vergara Aragón, ha podido demostrar que sus microimplantes, devuelven el control motriz en un 85%. Para entender un poco mejor qué es lo que provoca el Parkinson, digamos que hay neuronas en el cerebro que son las encargadas de producir la dopamina - un neurotransmisor responsable del movimiento - que de pronto mueren, y con eso, empieza a disminuir la facultad del paciente para controlar sus movimientos.
El mal de Parkinson se ha asociado a un bajo nivel de dopamina en el sistema, quienes lo padecen, tienen grandes alteraciones en su función motora, pero el Parkinson no es solo eso, al principio, la gente tiene anosmia (pérdida del olfato), después empiezan a producirse ligeros temblores en el cuerpo, rigidez, depresión, en ocasiones, la persona no puede controlar la temperatura de su cuerpo, incluso puede haber problemas para hablar, y para pasar los alimentos, pues todo eso tiene que ver con movimientos de los músculos.
Aún cuando es más frecuente a partir de los 50 años, también hay adultos jóvenes que lo padecen, tal es el caso de Michael J. Fox y hace dos años se desató el rumor de que Manny Pacquiao, podría estar en la etapa temprana de esta enfermedad.
¿Por qué un microimplante?
Volviendo a la ciencia y a los descubrimientos de nuestros investigadores mexicanos, Patricia Vergara, comentó en el Boletín de la UNAM cómo llegaron a los microimplantes de dióxido de titanio y dopamina:
Decidimos encapsular moléculas de dopamina en un microreservorio elaborado por la técnica sol-gel, con una base cerámica (dióxido de titanio, material biocompatible y de bajo costo), el cual permite que el neurotransmisor se mantenga estable por periodos prolongados
Este depósito de dopamina es implantado en el cerebro, y de ahí empieza a segregarla, detectando dónde hay menor cantidad de este neurotransmisor, y funcionando efectivamente por hasta 2.5 años que es el promedio de vida de la rata de laboratorio.
Cuando las ratitas con Parkinson inducido despertaban de la cirugía para realizar el implante, la mejoría en la función motriz era notoria, dejando atrás la incapacidad de coordinar los movimientos que había previa a la intervención. Nuevamente en palabras de Vergara:
Eso nos hace pensar que la hormona sigue estable y en proceso de liberación. Estos datos se han correlacionado con las concentraciones aumentadas de dicha sustancia química en los animales implantados
No existe aún una cura para el mal de Parkinson, pero actualmente hay varios equipos de investigadores alrededor del mundo buscando alternativas de tratamiento, y por lo pronto, se sugiere que el Sector Salud invierta en terapias alternativas tales como acupuntura y aromaterapia, porque, es necesario que cada paciente pueda llevar la mejor calidad de vida posible.
Lo más importante es que el primer paso con roedores está dado, y lo que sigue es hacer investigación con primates no humanos, para a partir de ahí dar el salto a los tratamientos con personas que padezcan esta enfermedad y tratar de paliar un poco los efectos que produce.
Ciertamente tenemos buenos equipos de investigadores en México, y creo que en parte lo que hace falta es una mayor difusión de sus hallazgos, para que cuenten con el financiamiento y todo el apoyo disponible para seguir adelante con su propósito de mejorar la vida de aquellas personas que padecen ciertas enfermedades hasta ahora incurables.
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