Cuatro paredes desnudas los rodean. No se permiten celulares, computadoras ni acompañantes. Deben vestir uniformes azules. El único contacto con el mundo exterior es un pequeño agujero en la puerta por el que, de vez en cuando, les pasan comida. Lo que aparentemente es una prisión de máxima seguridad, en realidad es una "fábrica de felicidad" y sus ocupantes se encuentran ahí de manera voluntaria.
Estos cuartos se han implementado en Corea del Sur. Su objetivo va más allá de solo confinarse, sino, que los padres entiendan el sentir de sus hijos quienes se han aislado del mundo. Su nombre hikikomori.
Para ejemplo de ello, se encuentran los casos de Jin Young-hae y Park Han-sil (seudónimos utilizados por la BBC), madres de jóvenes de 24 y 26 años respectivamente. En el primer caso, el hijo de Jin permanece encerrado en su habitación, sin preocuparse por su higiene ni su alimentación. En el otro caso, el hijo de Park ha cortado todos los lazos con el mundo exterior desde hace siete años y se resiste a tomar la medicación recomendada por los médicos.
"Me he estado preguntando qué hice mal... es doloroso pensar en ello. Pero cuando empecé a reflexionar, obtuve cierta claridad". Con estas palabras expresa Jin su forma de comprender mejor a sus hijos, ponerse en su lugar de manera profunda y encontrar nuevas formas de comunicarse con ellos.
Este proceso no fue una decisión impulsiva para Park ni para Jin. Sus experiencias de confinamiento fueron cuidadosamente planeadas, y el aislamiento se llevó a cabo en los cuartos de Happiness Factory ubicados en la provincia de Gangwon donde los participantes viven el "confinamiento" en carne propia.
El fenómeno de los hikikomori
El término, originado en Japón en la década de los 90, describe a los jóvenes y adultos que optan por un aislamiento casi total, cortando prácticamente todo contacto con el mundo exterior, limitándose a sus hogares o habitaciones.
Aunque el fenómeno no es nuevo, su gravedad es significativa según las estadísticas. Recientemente, el Ministerio de Salud y Bienestar de Corea del Sur realizó una encuesta a 15,000 personas de entre 19 y 34 años, revelando que más del 5% vivían en aislamiento. Si estos datos reflejan la situación de la población en general en el país asiático, esto puede implicar que aproximadamente 540,000 personas se encuentran en circunstancias similares.
Si continuamos con las cifras, según la información recopilada por la BBC, la encuesta realizada por el Ministerio surcoreano arrojó que de los jóvenes que deciden desconectarse del mundo un 24.1% lo hace por la dificultad de encontrar trabajo. Entre otros motivos se encuentran:
- Problemas con las relaciones interpersonales (23,5%).
- Problemas familiares (12,4%).
- Problemas de salud (12,4%).
Finalmente, de vuelta con los casos mencionados, la Sra. Park sigue esforzándose por acercarse a su hijo. El programa de aislamiento le ha permitido entender mejor sus sentimientos. "He aprendido que es crucial aceptar la vida de mi hijo tal como es, sin intentar imponerle un molde predefinido".
Al llegar a la Fábrica de la Felicidad, la Sra. Jin encontró notas escritas por otros jóvenes en aislamiento. En su caso, dijo que leerlas le hizo darse cuenta de sus motivos: “Se está protegiendo con el silencio porque nadie lo entiende”.
Todos necesitamos un espacio para poder alejarnos de las preocupaciones, eso es claro. Sin embargo, el aislamiento voluntario no solo es buscado por los padres de los hikikomori. En Corea del Sur existe gente que paga para poder encerrarse y escapar de sus ajetreadas rutinas. No resulta extraña la decisión, pero ¿aislarse suplirá el buscar ayuda? o ¿hasta dónde llegarán estos programas si los casos van en aumento?
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