La ciudad de León en el estado de Guanajuato, es reconocida a nivel nacional e internacional por sus productos de piel, bolsas, zapatos, cinturones, carteras, entre otros, son hechos por manos artesanas mexicanas, sin embargo para que el cuero tratado llegue a las manos de los artesanos, primero es necesario que pase a las plantas productoras donde se realiza el curtido de pieles, pero para ello se utilizan polvos de cromo que son altamente cancerígenos, y que además hasta hace muy poco tiempo, llegaban al sistema de drenaje de la ciudad, exponiendo así a todos los pobladores a concentraciones demasiado altas de este metal.
El sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (SAPAL) les puso un alto, y a partir de ahora, todos los peleteros deberán tratar sus aguas residuales, y para ello, José Alfredo Hernández Maldonado, investigador del IPN parece haber encontrado una solución en la cáscara de naranja.
A partir de tecnologías ecológicas, en la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería del IPN en Guanajuato se ha desarrollado un biofiltro que no solo podrá remover el cromo de las aguas residuales, sino que también hará posible su reutilización. Para ello solo necesitan desechos de la naranja, los limpian hasta dejar únicamente la cáscara, y esta se muele, se le extraen los flavonoides, se lava y seca y está listo para añadirse a las aguas residuales donde se ha comprobado que remueve hasta el 97% del cromo presente en el agua.
Con una tasa de remoción tan alta, se cumple perfectamente con la Norma Oficial Mexicana que establece las concentraciones permitidas de cromo y otros metales en aguas residuales. Además, un filtro tan económico y ecológico como este, permite que en general la industria peletera sea mucho más limpia y amigable con el ambiente.
El siguiente paso es probar este filtro ya dentro de una planta tratadora de pieles para analizar su comportamiento con las concentraciones reales del material, a partir de ahí se hará una colaboración con especialistas en Ingeniería Industrial para diseñar y construir un prototipo que incluya el biofiltro y que se pueda aplicar como prueba piloto en algunas industrias para eliminar el cromo antes de desechar las aguas residuales.
Por otra parte, se intentaría también recuperar el metal para reintegrarlo al proceso, y dentro de la prueba se sabrá si este filtro biológico es capaz de remover el cromo VI, aunque muchas empresas utilizan el cromo III, el VI es mucho más tóxico y cancerígeno y no se descarta que sea utilizado por algunas curtidurías.
Con un producto tan "humilde" como la cáscara de naranja, los investigadores del IPN a cargo del Dr. Hernández Maldonado buscan no solo lograr una industria de la piel más ecológica, sino también contribuir a mejorar las condiciones de salud de los habitantes de León y sus alrededores.
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