Científicos de las universidades de Stanford y Carolina del Norte acaban de publicar los primeros resultados de un importante proyecto de investigación. Descubrieron que el hongo que nació tras la lluvia radioactiva de Chernóbil es capaz de bloquear la radiación en la Estación Espacial Internacional (ISS), y podría adaptarse a los futuros viajes a la Luna y a Marte.
Para tener un poco de antecedentes, en un solo viaje de ida y vuelta a Marte, un ser humano puede absorber el 60% de la dosis máxima recomendada de por vida, por lo que el tema de la radiación sigue siendo un tema prioritario si es que se busca establecer bases tanto en la Luna como en Marte. En el caso de la Tierra, esta radiación se queda en el escudo magnético de nuestro planeta y nos protege.
Radiación para combatir radiación
El proyecto es sumamente interesante, ya que recientemente se descubrió la presencia de hongos cerca del reactor de Chernóbil, los cuales se multiplican en el entorno de radiación aún extrema, posiblemente realizando "radiosíntesis". Tras investigar y hacer pruebas, determinaron que los hongos Cladosporium sphaerospermum pueden en realidad alimentarse de la radiación utilizando pigmentos para realizar esta radiosíntesis que convierte los rayos gamma en energía química.
Con esta información, el equipo decidió ir más allá y realizar una prueba de concepto en la ISS para ver cómo se comportaría el hongo ante la radiación espacial. La prueba consistió en instalar placas de petri con hongos radioactivos en un lado y nada en el otro. Debajo, se colocaron un par de sensores de radiación conectados a dispositivos Raspberry Pi, esto para capturar los niveles de radiación y medir la humedad, la temperatura y otros parámetros.
Los resultados fueron impresionantes, ya que los hongos resistieron a la microgravedad y redujeron los niveles de radiación en hasta un 2%. Se cree que esto podría incrementarse a un 5% si se cubriera completamente el objeto con el moho, ya que en esta prueba se usó una capa de apenas 1.7 mm de grosor.
El equipo calcula que si se usa una capa de al menos 21 centímetros de grosor, ésta "anularía en gran medida" la dosis anual de radiación que se recibiría en Marte en comparación con la Tierra. Esto abriría la puerta para crear bases resistentes y así no afectar estancias prolongadas de humanos.
Otro factor importante, es que enviar hongos radioactivos al espacio no es complicado, sólo se necesitaría llevar una pequeña cantidad a bordo y una vez en Marte, los astronautas simplemente añadirían nutrientes y los cultivarían en grandes cantidades para proteger cualquier base.
Ver 2 comentarios