Encuentran aposentos de nobleza mexica en antigua vecindad de Ciudad de México

Encuentran aposentos de nobleza mexica en antigua vecindad de Ciudad de México
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El Centro Histórico de la Ciudad de México sin duda oculta aún muchos vestigios del pasado glorioso de Tenochtitlan, esa ciudad que "es chinampa en un lago escondido" y que a últimas fechas ha mostrado su pasado prehispánico a los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Sobre la calle República del Perú, detrás de los muros que guardaban una vecindad se encontraron los aposentos de nobles mexicas que habitaron el barrio de Colhuacatonco, donde el "deporte" principal era presentar una resistencia pasiva a los conquistadores españoles.

De habitación de nobles a vecindad

Tras las lluvias que han bañado a la ciudad de México en los últimos días, María de la Luz Escobedo Gómez, arqueóloga, se encuentra entre el lodo con las estructuras prehispánicas que aún se yerguen en este espacio, cerca de lo que se denomina "La Lagunilla" pues desde tiempos inmemoriales batallaban con el lodo los antiguos habitantes de estos terrenos.

Sabemos que lo encontrado eran habitaciones de nobles y sus familias pues solamente ellos tenían habitaciones de piedra, al norte del terreno se ubica un recinto muy probablemente dedicado a actividades ceremoniales, que mide 3.16 m de largo por 3.40 m de ancho, con un piso de excelente manufactura que recuerda al Templo Mayor.

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En este recinto se respira intimidad, al centro hay un círculo con rayos hecho en pintura negra, probablemente un antiguo escudo, en la esquina noroeste, se encontraba un fogón que se utilizaba para iluminar el espacio.

Existen también una antesala que dobla las dimensiones del oratorio y también un patio hundido, mientras más se acercaba al recinto ceremonial, más pequeño se hacía el espacio, dando una sensación de sacralidad. Los muros aún tienen parte del estuco original que se utilizó para recubrirlos, también encontramos tezontle, piedra y adobe en la construcción.

Entierros prehispánicos

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En Colhuacatonco la resistencia se mantuvo una vez que cayera Tenochtitlan, por ahí de 1525 los conquistadores empezaron a cambiar la traza de la ciudad, así en este predio se encontraron modificaciones para ampliar la antesala y dejarla al mismo nivel del pequeño recinto. María de la Luz comenta respecto a los hallazgos:

“Lo interesante es que finalmente quienes hacían estos trabajos de remodelación, aunque fuera por encargo de los conquistadores españoles, eran los herederos de los mexicas; así es que es muy probable que a escondidas, los descendientes tenochcas de primera o segunda generación, llevaron a cabo los entierros de siete individuos (tres adultos y cuatro infantes cuyas edades oscilan de 1 a 8 años) a la usanza de sus antepasados, realizando estas inhumaciones en las esquinas y en los accesos”.

Las osamentas encontradas son de la época del contacto español, todos los entierros contaban con ofrendas sencillas, figuras zoomorfas, una pulsera de conchas, navajillas de obsidiana, y algunas ollas de barro. Todo lo encontrado en este predio permitió a los arqueólogos descubrir una cápsula del tiempo donde desde el periodo Posclásico Tardío estuvo ocupado y hasta el siglo XX.

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Lo que encontraron ahí fueron molcajetes y platos Azteca III (1325-1521) hasta silbatos en forma de ave con técnica de vidriado, personajes con sombreros, monjas, candeleros y jarras con adornos de plantas y animales y tal vez lo más inusual en esta colección de objetos fue una máscara de luchador la cual se explica por su proximidad con la Arena Coliseo.

En esta colección de múltiples objetos que abarcan casi cinco siglos encontramos más que nada una expresión del "ser mexicano". Por si fuera poco, en esta cápsula del tiempo también se encontraron vestigios de materiales orgánicos, entre ellos tres huaraches de ixtle y cuero así como trompos de madera.

El conjunto de estos hallazgos quedará en adelante protegido, pues se incluirá en el proyecto de vivienda social que se llevará a cabo en estos terrenos. La historia habrá pues de seguir hablando a través de los muros que se construyan ahí y en cada esquina de la ciudad de los palacios.

Imágenes | INAH

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