La familia de los Mate se ha ganado un espacio en el corazón de los seguidores de Android: llevamos entre tres y cuatro iteraciones en donde Huawei equipa con todo lo que tiene a sus insignia de final de año y lo convierte en una auténtica máquina tecnológica.
Este año no es la excepción; tal parece que la empresa china está dispuesta a compensar con todo lo que tiene la falta de los servicios de Google, en un intento por por convencer a los escépticos de abandonar su dependencia a la GSuite y a muchas otras apps.
La estrategia tiene todo el sentido, pero el resultado me deja contrariado.
Características técnicas
Para comenzar, estas son las características técnicas del Huawei Mate 40 Pro.
HUAWEI MATE 40 PRO | |
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DIMENSIONES Y PESO | 162.9 X 75.5 X 9.1 mm. 212 gramos de peso. |
PANTALLA | OLED 6.76 pulgadas con tasa de refresco de 90 Hz |
RESOLUCIÓN | FHD+ 2772 x 1344 pixeles |
PROCESADOR | Kirin 9000 Octa-core. |
RAM | 8 GB |
ALMACENAMIENTO | 256 GB |
CÁMARAS TRASERAS | Angular de 50 MPX, f/1.9 Ultra angular de 20 MPX, f/1-8 Telefoto de 12 MPX f/3.4, OIS |
CÁMARA FRONTAL | Gran Angular de 13 MPX, f/2.4 Sensor para desbloqueo facial |
SOFTWARE | EMUI basado en Android 10 AOSP |
CONECTIVIDAD | 5G, WiFi AC 2x2 MIMO, Bluetootg 5.2,GPS, USB-C 3.1 |
BATERÍA | 4,400 mAh. SuperCgarge 66W, 50W inalámbrica. |
OTROS | Altavoces estéreo con ultra bass. Resistencia al agua IP68 |
PRECIO | 1,199 euros. Indefinido para México. |
Huawei Mate 40 Pro, unboxing y primeras impresiones en video
Huawei Mate 40 Pro, review y pruebas
Un diseño inconfundible, uno de los elementos más sólidos del equipo
El Mate 40 Pro es un smartphone precioso a la vista, de acabados elegantes y unas tremendas curvas en pantalla que ya nos adelantaban la versión anterior. Las curvas de unos descomunales 88 grados le añaden personalidad, mucho carisma, y le dan un toque refinado que es sello de la línea Mate.
Por la agresiva curvatura del panel veremos cómo los botones de encendido y teclas de volumen se desplazan ligeramente más hacia el reverso. Si viéramos el lateral partido a la mitad verticalmente, los botones en cuestión se encuentran más del lado posterior que frontal, lo que de antemano me ha hecho dudar sobre su comodidad, aunque la preocupación rápidamente se esfumó tras los primeros días de sostenerlo en mano y comprobar que la decisión estética no pesa en comodidad, aunque tampoco abona.
Dicho sea de paso, Huawei ha tomado una decisión muy interesante con los botones: en el Mate 30 Pro vimos cómo eliminó por completo los botones de volumen, en una arriesgada apuesta por la respuesta táctil de su pantalla curva. La estrategia que consolidaba el aspecto futurista del dispositivo terminó por ser complicado en la práctica, así que Huawei dio reversa y ahora sí contamos con botones físicos en el Mate 40 Pro. Lo único que ha ocurrido es que se han desplazado al reverso, a la par que el botón de bloqueo.
La eliminación del notch es otra modificación importante en el diseño. Ahora el Mate 40 Pro se despide de ese nada sutil notch para sustituirlo por una nada sutil perforación en pantalla. Francamente, este no es un dilema de Huawei, sino de todo smartphone de gama premium que, como parte de las competencias de un dispositivo de su talla y precio, debe preservar un reconocimiento facial preciso y correcto. Ofrecer esas garantías pasa necesariamente por integrar un sensor de profundidad que acompañe a la cámara frontal; lo único que ha cambiado en esta generación es que Huawei le quitó el voto a la simetría del notch para dárselo a la "novedad" de la perforación en pantalla.
Si dejamos el tema de la simetría de lado, la opción de notch o perforación es una que va con los gustos muy personales de los usuarios, pero para mí, luego de la sorpresa de la perforación en los primeros desbloqueos, he terminado por olvidarlo.
La última modificación en diseño que concierne antes de hablar del reverso es que ahora encontramos altavoces tanto en el inferior, a un costado de puerto de carga, como en el polo superior. Son en cada lado cinco perforaciones para dejar salir las ondas de los altavoces que, por cierto, ahora son estéreo y con apoyo para las frecuencias graves. Es una linda adición que pasará de noche para la mayoría de los usuarios, pero confirmo que el nuevo audio es lo suficientemente para que me olvidara de conectar a una bocina y escuchara directamente del móvil fragmentos de podcast. Por el momento con la música no haría lo mismo.
Luego entonces, llegamos al arillo de cámaras. Es llamativo, imposible de confundir, difícil de dejar de relacionar con el iPod, y sí, una belleza. Es imposible dejar de notar que, pese a las evoluciones anuales en los acomodos de las cámaras, la de este año se siente como una que si bien es novedosa, es perfectamente natural entender cómo llegamos hasta aquí si nos remontamos por ejemplo al acomodo de cámaras del abuelo, el Mate 20 Pro.
Se trata de un aro perfectamente centrado, totalmente equilibrado, que parece no cuadrar con la decisión de diseño del frontal que rebeldemente decidió tirar al notch por la borda. Visto del reverso, lo único que rompe con las líneas de simetría son precisamente esos botones de encendido y volumen que, como dijimos antes, se han desplazado hacia el reverso para dejar que el panel y sus curvas tomen protagonismo al frente.
Hasta los lentes han sido orientados en aras de la simetría. Cada uno se encuentra en donde estarían las manecillas de las 10, 2, 4 y 8, como si fueran vértices de un cuadro sin trazar. El módulo completo sobresale, aunque ligeramente.
La buena noticia es que diremos adiós a los potenciales tambaleos de equipos que cuentan con grandes módulos en uno de los dos costados, la mala noticia es que sigo temiendo por la durabilidad de la pintura del módulo, considerando cuánto sobresale del cuerpo. Finalmente, el flash ubicado exactamente en el punto superior del arillo de cámaras, está a unos centímetros al norte del centro que presume el nombre de LEICA, que como es costumbre, cobija la óptica del Mate.
Y sí, el space silver no hace más que mejorar la vista. En realidad se basa en una idea antes vista en donde el reverso, aunque de tono neutral, puede reflectar los colores del arcoíris siempre dependiendo de cómo le incida la luz. Me queda duda de si el experimento no habría funcionado mejor en la línea P, que históricamente se siente más juvenil y menos sobria, pero dejando de lado el carácter de cada familia no queda duda que es un deleite visual.
El conjunto completo de diseño da a la mano una auténtica sensación premium. No hay borde descuidado, aunque sí hay una sensación de sujeción que podría mejorarse, aunque sospecho que se trata de un efecto secundario de apostar por las curvas laterales pronunciadas.
Que quede claro: no estamos ante un equipo ligero ni tampoco compacto. Su diagonal es de 6.7 pulgadas y para ser justos con las curvas hay que decir que han ayudado a que con ese tamaño en panel no tengamos un dispositivo todavía más gigante. Las curvas le han permitido a Huawei compactar el dispositivo que, de otra forma, tendría que medir más de ancho y largo.
Más hercios, más pantalla, más definición
Con 6.76 pulgadas de diagonal, sería insensato pedir un smartphone pequeño. Estamos ante un panel que privilegia la inmersión con la curvatura que comentamos, pero de la que desafortunadamente seguimos teniendo notorias barbillas tanto en el inferior como en el superior, aunque eso sí, simétricas entre ellas.
No tenemos resolución QHD, lo que podría desanimar a quienes exigen solo lo mejor de lo mejor en números dado que estamos ante un gama premium, pero en realidad el panel está a nada de serlo. En su lugar, se queda con 2,772 por 1,344 píxeles, lo que le ubica como FHD+. En la práctica, la falta de QHD no me ha presentado impacto alguno en deficiencias de calidad del panel, como sí las curvas.
El principal problema del panel no es esa gigantesca perforación en pantalla que, como de costumbre, hará que la barra de íconos sea más ancha de lo habitual, sino esas curvas que siguen enturbiando la claridad de los costados. Es casi paradójico que uno de los elementos que dan más sofisticación a ese diseño, entorpezca tanto otro de los elementos vitales de un smartphone como lo es la experiencia en pantalla.
No se trata de que las curvas representen un riesgo latente a la hora de toques accidentales, sino más bien el hecho de que casi ninguna aplicación saca provecho de esos laterales tan pronunciados. Como resultado, tendremos interfaces que abandonan el anverso y cuyos laterales empiezan y terminan en los laterales.
Afortunadamente Huawei ha pensado en ello y ahora equipa una función para introducir márgenes negros en las curvas de los laterales, a fin de obligar a las interfaces a permanecer en la parte más frontal. La idea es buena: es básicamente la misma detrás de la funcionalidad de oscurecer todo el superior cuando de notch se trata, pero al usarlo me ha dejado con la insatisfacción de tener curvas que lucen bien, que podrían aprovecharse, pero que he tenido que hacer todo lo posible para simular que no están ahí.
Pero ni siquiera ese es el tema más molesto de las curvaturas del panel. Incluso aunque nos encontremos con apps optimizadas, e incluso con el supuesto de que veamos en unas generaciones que cada vez más apps saquen provecho de los centímetros ganados de cada lado, el verdadero tema es que en las curvaturas la luz incide de forma distinta, lo que hace que tengamos una reproducción de color diferente en esas zonas.
El Mate 40 Pro tiene una pantalla exquisita, una definición de color impresionante, un contraste propio del OLED, y tonos sobrios que los enamorados de los colores vívidos tendrán que modificar para aumentar la saturación (eso me pasó), pero ese gran trabajo en panel tambalea con unas curvas que, sobre todo en pantalla blanca, adquiere tonos verdosos donde el panel presume sus curvaturas de 88 grados.
Por casos como este, mi primera reacción ante las pantallas que curvean a los costados es arquear una ceja.
La verdadera estrella de esta generación en cuanto a tecnología en panel es esa tasa de refresco que ha sido impulsada para alcanzar los 90 Hz. Es una buena noticia que no tengamos los convencionales 60 Hz, pero sin duda los 90 Hz ya es la tasa mínima para un smartphone de gama premium e insignia de un fabricante. Cuando menos, Huawei ha tenido el atino de referir explícitamente al tema de otros fabricantes ofreciendo tasas de 120 Hz y más, y la postura oficial es que los 90 Hz son el balance adecuado entre fluidez en la interfaz y duración de la batería, porque como sabemos, la tasa de refresco puede ser un auténtico dolor de cabeza para la autonomía.
Un último detalle sobre pantalla, aunque no se trata precisamente de hardware. En EMUI 11 que acompaña por default al Mate 40 Pro contamos con el modo Always on Display que conocimos en EMUI 10, solo que con nuevas funciones de personalización. Tendremos desde luego nuevas carátulas y algunos ajustes por hacer en relojes tanto digitales como los que simulan ser análogos, pero la característica estrella aquí es la habilidad de agregar fotos propias para que aparezcan en el modo Always on Display, una función que no será un argumento de venta, pero sí un detalle agradable para los asiduos de la personalización
Potencia descomunal, para quienes gusten de los números
Bienvenida sea la potencia: el nuevo Kirin es una bestia. Es en números el chipset más poderoso que ha visto Android, tiene ocho núcleos, un Cortex-A77 A 3.13 GHz, tres núcleos Cortex A77 a 2.54 GHz y cuatro núcleos más Cortex A55 a 2.05 GHz. Tiene además tres núcleos NPU, dos completos y uno pequeño así como la insólita cantidad de 24 núcleos Mali G78.
La clave está en que el Kirin 9000 es el nuevo procesador de casa, y es el primero en Android en hacerse en proceso de 5 nanómetros. Las promesas son tales, que Huawei garantiza que dará un performance hasta diez veces mayor al Snapdragon 865+.
Quizás sea un sistema que resulta de lo más atractivo para los ingenieros dado que el potencial tecnológico es estratosférico, pero honestamente, tiene algunos años que hemos rebasado las capacidades que un usuario convencional considerará como necesarias. En rendimiento, no contemplo que el gran grueso de los usuarios vea un rendimiento superior en esta generación respecto a las anteriores, dado el buen desempeño que la gama premium ha alcanzado ya, y la robustez tecnológica que el sector tiene desde antes de la introducción del proceso de cinco nanómetros.
La mayor novedad aquí será la integración de 5G, pero para que eso sea un factor de compra a considerar a México, aún nos quedan varios años por delante.
Así como la potencia en chipset, las capacidades energéticas son unas que llevan un buen tiempo siendo suficientes en la línea mate. Este sí es un factor relevante de la línea dado que suele ser un elemento en en que algunos fabricantes flaquean, incluso con sus insignia. Aquí es donde toma relevancia el argumento sobre el balance respecto a la tasa de refresco en panel y, pese a la gran diagonal, he de asegurar que el Mate 40 Pro no tiene ningún peligro por no llegar en autonomía hasta el final del día con esa gran batería de 4,400 mAh.
Quizás más relevante que la magnitud de la batería, es la capacidad de carga. Huawei ostenta con el Mate 40 Pro la carga alámbrica e inalámbrica más potente en un smartphone comercializable. Con 66W de potencia, el smartphone carga de 0 a 100 en 45 minutos exactos, con una aceleración notable hasta el 80% y un decremento constante en la potencia y velocidad de carga en el último quinto.
El tema es el calentamiento: esa proporción de carga conlleva un calentamiento notable en el equipo, uno que en los primeros usos me ha llevado a preocuparme por él. Quizás se deba al acabado, pero no recuerdo haber tenido ese calentamiento con ningún otro equipo durante su carga. Desde luego, con el correspondiente decremento en la potencia en el último quinto de la batería, también disminuye el calor emitido.
A propósito de la carga, Huawei incluye algunas características interesantes aquí para garantizar la buena salud de la batería. El modo 'Carga Inteligente' se adapta a los hábitos de los usuarios para retrasar la carga y disminuirla para que la batería llegue al 100% a la hora en que usualmente desconectamos el cargador. Esta función es particularmente útil para quienes conectan su móvil por la noche y lo desconectan solo hasta que llega la mañana.
Todavía más drástico es el modo 'Capacidad de batería inteligente', en donde la batería, dice Huawei, dejará de cargarse justo antes de alcanzar su capacidad máxima real. Esto provocará que el tiempo de duración entre carga y carga sea menor pero extiende la vida útil de la batería. Tantos ajustes extraordinarios me hacen desconfiar si el modo convencional de carga no estropeará rápidamente la batería, pero la única forma de comprobarlo es solo con una experiencia de meses o incluso años del dispositivo.
Un software para quienes empiezan desde cero, no tanto para quienes migran desde otro Android
Las cámaras causan curiosidad, pero el software es el verdadero animal desconocido del dispositivo. ¿Qué le hace a un dispositivo tener Android pero no Google Mobile Services? Les adelanto que nada bueno.
Para empezar, la migración de mis datos ha sido un proceso tortuoso. Phone Clone envía gran parte de las aplicaciones instaladas en el dispositivo previo, pero, en mi caso, fue imposible transferir poco más de 50 apps debido a la falta de Google Mobile Services en el Mate 40 Pro. Cuando menos, el dispositivo sí informa el motivo por el cual las transferencias no son completadas.
Es esperable que entre esas aplicaciones estén las apps de Google, pero es curioso cómo algunas como Maps han encontrado camino hacia el Mate, en donde la he utilizado con relativa normalidad. Entre las apps cuya pérdida me ha causado mayor dolor de cabeza están:
- Cabify
- Cinepolis
- Cornershop
- DiDi
- Drive
- Gmail
- HBO Go
- LocalCast
- Mercado Libre
- Mercado Pago
- Nova Launcher
- Rappi
- Uber
De ellas, hay algunas apps de las que es fácilmente deducible que no llegarían al Mate, pero hay otras que no había contemplado perder pero que, en su funcionamiento, juegan papel fundamental los Google Mobile Services.
Este es un asunto nodal: el usuario que migre de otro Android con GSM al Mate 40 Pro le dirá adiós a varias de sus aplicaciones en el proceso de migración, pero además tendrá varias apps instaladas en el nuevo smartphone que no tendrán todas sus funciones. Por ejemplo, en el caso de Nova Launcher, conforme a lo recomendado por Huawei desde hace tiempo, he buscado la apk y tras instalarla, varias de las características funcionan con normalidad, pero no la de restaurar archivos a partir de respaldos de Nova hechos en un Android con GSM.
Una situación similar pasa con Swiftkey, en donde a pesar de que la app ha sido transferida, no podremos iniciar sesión con ayuda de Google. El mismo problema se repite en varias aplicaciones, de manera que un usuario que utiliza su cuenta de Google para acceder a multitud de servicios, tendrá varios dolores de cabeza acá.
Yo, como un usuario que depende de Google para un sinfín de características tanto para el trabajo como para vida personal, he tenido que recurrir a la molesta idea de añadir a pantalla de inicio la versión web de los servicios. De esta manera acceso a Google Keep, Google Drive y YouTube. No obstante, es natural que las webs incluso en su versión móvil pierdan puntos en interfaz y disponibilidad de opciones respecto a la versión de app. Un usuario que utiliza la mayoría de las apps de Google perderá tiempo en agregar a pantalla de inicio cada uno de los sitios web, y de todas formas, seguirá sin obtener la experiencia de usuario que conseguía con la app.
Una de las grandes pérdidas en apps fue la de mi banco. Aunque fue transferida mediante Phone Clone, en mi caso particular la app solicita haber sido descargada de forma oficial a través de una tienda, y aunque App Gallery ha recorrido un largo tramo en poco tiempo, esta es una de las aplicaciones que todavía no está disponible. Adiós a poder hacer transferencias desde mi smartphone.
Ya que estamos en ello, mes con mes Huawei informa sobre las nuevas adiciones a la App Gallery, y aunque ha conseguido nombres importantes, estamos muy de lejos de la experiencia de Play Store. No solo se trata de disponibilidad de aplicaciones, sino que además la interfaz de App Gallery es más desordenada. Su peor pecado sin duda es que al ingresar, un banner secuestra la pantalla por espacio de tres segundos, como si se tratara de un sitio publicitario o una mala tienda de apk en línea.
Dejando el tema el lado de las apps, EMUI 11 es una capa completa, cada vez con más agregados, algunos de los cuales llegan directamente a suplir funciones que ya conocemos con servicios de Google, tal como Petal Search para buscar y encontrar rápidamente archivos, hacer búsquedas en la web y hasta localizar apk en tiendas en la red. Está además Today, un servicio de noticias y accesos directos al estilo de Google Discover.
Huawei además añade un servicio de equilibrio digital, para estar al tanto de cuánto y cómo utilizamos el smartphone, así como reconocimiento para gestos. Tras su uso, no me parece que represente un avance sustancial respecto a otros sistemas de gestos incorporados desde hace tiempo en otros smartphones, en donde su utilidad se limita a un solo uso como experimento, y un segundo para presumir a alguien su incorporación. El gesto que mejor percibido y ejecutado es el de mostrar la palma de la mano y cerrar para así tomar un screenshot; los de navegación solo funcionan como anécdota.
Cámaras para todos los gustos y sabores
La versatilidad sigue siendo estandarte en la línea Mate. Como veíamos en la tabla del inicio, los lentes aquí son un angular de 50 megapixeles, ultra angular de 20 megapixeles, telefoto de 12 megapixeles y un sensor dedicado a profundidades. De todos ellos, el más luminoso es el ultra angular y el más oscuro es el telefoto. En nuestras pruebas, hemos comprobado que si se va a echar mano del tan afamado zoom óptico que en esta ocasión es de 5 aumentos (una cosa menos que envidiarle a la familia P), o del zoom híbrido de 10X, más vale hacerlo de día, porque ni el procesado tan portentoso que le hemos visto a Huawei salvará a las capturas con aumentos de ser borrosas y con grano.
Pero vamos por partes. Un asunto que históricamente ha sido objeto de conversación en torno al apartado fotográfico con Huawei es la inteligencia artificial. Aunque no es difícil encontrar variedad de ejemplos de gama media en donde la inteligencia artificial repleta de efectos irreales a las fotos, es una fortuna que a lo largo de los años Huawei ha migrado a una moderación importante de su IA. En el Mate 40 Pro la tendencia continúa, aunque de repente, según el objeto a capturar, todavía nos encontramos con esos efectos irreales que tan bien se prestan a redes sociales, pero que poco tienen que ver con representar con fidelidad todos los tonos.
Como ejemplo, en las siguientes capturas de cielo, hay muy poca diferencia en el predominante azul, solo sucede que en la toma con IA es ligeramente más saturado.
No obstante, en la toma con plantas, el efecto es mucho más potente.
Dicho sea de paso, todas las imágenes reciben su procesado digital, por el que siempre reciben más exposición. De hecho, el procesado es perceptible para los usuarios que inmediatamente después de capturar, ingresen a la galería para observar la foto recién tomada. Si lo hacen lo suficientemente rápido alcanzarán a ver la foto original por espacio de solo unos segundos, antes de que automáticamente reciba más exposición y casi todos los tonos reciban un toque extra de saturación que evita que se vean lavados.
Dejando ese detalle de lado, el lente principal lo hace estupendamente, con buenos rangos dinámicos en casi todas las ocasiones y sobre todo con un especial énfasis en las texturas. Es tan habilidoso que vuelve al Mate 40 Pro como un auténtico smartphone point and shoot, en donde la multitud de modalidades extra con las que contamos poco a poco dejan de abonar a la experiencia fotográfica.
El ultra gran angular no se queda lejos, y en esta generación es especialmente útil al ser el primero en la linea Mate con efecto anti distorsión. No nos despedimos por completo de los bordes curvos, pero sin duda son mucho menos notables.
El cielo en la toma delata el agresivo procesado y sobreexposición que recibiremos en el sensor principal; mientras tanto, las copas de los árboles en el costado derecho de la foto con gran angular nos hablan de un rango dinámico disminuido. En cuanto a texturas, si bien es claro con las grietas en el asfalto de la primera toma que el sensor principal tiene mejor desempeño, el ultra angular no queda nada mal parado.
Para sacarlo de sistema, la siguiente es la imagen correspondiente a una toma 5X desde la misma posición:
Huawei repite una gran estabilización óptica necesaria para cuando necesitamos al telefoto, clave para conseguir los diez aumentos híbridos:
Y sí, tenemos 50X con una notable pérdida de calidad y definición, cuya utilidad será para contadas ocasiones.
Las copas de los árboles siempre son un interesante reto para cuando se trata de detalle y rango dinámico. Tanto en el gran angular como en el principal no nos hemos podido salvar de un árbol que, a contraluz, ha sido un dolor de cabeza para que el procesado del móvil distinga con precisión el azul del cielo del contorno y el cielo detrás del árbol. Como resultado, los efectos de saturación se han aplicado desigualmente dándonos dos cielos distintos, aunque, eso sí, un gran nivel de detalle, sobre todo en el sensor principal:
A menor información, menor problema. Con los cinco aumentos ópticos tendremos muchas menos hojas, más detalle, y menos imprecisiones en el azul del cielo:
Por default, cuando utilicemos el sensor de 50 megapixeles el archivo resultante será de 12 megapixeles debido a la fusión de cuatro pixeles en uno. Desde luego que podemos recurrir al formato de alta resolución que está disponible en el menú de más funciones. La diferencia entre los 12 y los 50 megapixeles se nota en la reproducción de color, rango dinámico y luminosidad.
Tenemos que hablar del modo noche. La robustez del procesamiento en las fotos capturadas por el modo automático con el sensor principal es ya tan avanzado que me ha hecho cuestionar por primera vez la utilidad de la presencia del modo noche, y en una de esas, del HDR. El modo noche aclara hasta el cielo de azul más oscuro, poco gana en detalle respecto al modo automático, y tendremos colores más irreales.
Huawei ha resuelto desde hace años el tema de la exposición. Está el pixel binning, pero además está el sensor que suprimió el tradicional verde del RGB por la configuración RYYB, y por si fuera poco tenemos los gigantescos números de ISO que llegaron a 400,000 desde hace un par de años. El modo automático lo hace cada más estupendo, lo que es una buena noticia para quienes no desean pasar tres minutos configurando el smartphone antes de comenzar a disparar, pero a la vez, deja mal parados a otros modod.
En la siguiente toma por ejemplo, el modo automático me resolvió una fotografía con muy poca luz, mucho menor a la que se ve en la captura, mientras que el modo noche me obligó a permanecer la cantidad de 18 segundos en una sola posición mientras la captura estaba lista. Como resultado, adiós a las texturas en el muro:
Estas son algunas fotos extras tomadas con el Mate 40 Pro:
La opinión de Xataka México
Como es habitual, la línea Mate se pone al tanto con las tendencias del mercado tecnológico y lo tiene de todo: tasa de refresco actualizada, sistema periscopio para aumentos que ahora son hasta cinco ópticos, curvas de locura, un diseño inconfundible y fácilmente distintivo, la renuncia al notch, una carga nunca antes vista (con todo y que no estoy listo de alguien alegremente ponga a cargar su smartphone con el calentamiento que yo experimenté) y hasta el procesador más potente que exista en un Android.
Su versatilidad es tal que funciona en las manos de un usuario sin exigencias, pero también en los usuarios que seguirán explorando más opciones técnicas al dispositivo.
Pero, tanto el primero como el segundo, si provienen de otro Android, no la pasarán bien. Muy probablemente este escenario era el temor que todos tuvimos cuando ocurrió el veto, en marzo de 2019: tener al alcance un dispositivo tecnológico que cumpla bajo cualquier estándar, pero que nos recuerde que gran parte del ecosistema Android tiene sentido solo con los Google Mobile Services.
Claro, renunciar a ello no es imposible, pero en este momento implica también despedirse de cosas como la banca móvil, una amigable interfaz en tienda de apps, y en algunos casos, cuentas enteras de otros servicios que llevan años aprendiendo de nosotros, porque así lo decidimos.
En todo caso, el Huawei Mate 40 Pro es una disyuntiva, entre lo conocido y amigable, y el portento tecnológico.
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