Si alguna vez viste en alguna película de ciencia ficción o en un truco de magia que se movían objetos con el "poder mental", ahora estudiantes del Instituto Politécnico Nacional lo han hecho realidad, al menos en parte, ya que pensando en personas con discapacidad motriz han diseñado un exoesqueleto que funciona a través de señales neuronales.
Este novedoso sistema de nombre PEXAPPSEN se compone de un exoesqueleto para las piernas, una diadema que funciona como neurotransmisor y una app para computadora, al trabajar en conjunto, es posible que con solo pensar en mover las piernas, estas se muevan.
Detrás de esta genial innovación se encuentran los alumnos María Sánchez y Adrián Salazar, el dispositivo que se coloca en la cabeza (la diadema) es capaz de reconocer las ondas alfa y beta del cerebro, y transmitirlos vía bluetooth al sistema para saber cómo deberán moverse las piernas, entre las dieciséis actividades que pueden realizar están levantarse, sentarse, girar, y por supuesto caminar.
Como toda innovación tecnológica es necesario que el usuario efectúe un aprendizaje, en este caso habrá de entrenarse con el neurotransmisor para que sepa cómo ha de pensar los comandos para que el exoesqueleto trabaje. Por ahora este exoesqueleto requiere estar conectado a un módem de internet al que a su vez deberá estar conectada la laptop o computadora que contenga la aplicación. Y la diadema se conectará a la computadora vía Bluetooth para enviar las señales a la aplicación.
¿Cómo funciona?
Las neuronas emiten señales a través de la diadema y a su vez éstas viajan vía bluetooth a una aplicación desarrollada en Java, ésta traduce las ondas a instrucciones que se enviarán a través de la conexión inalámbrica a una tarjeta Raspberry Pi que mueve cada uno de los seis motores del exoesqueleto por medio de algoritmos.
La motivación de los estudiantes surgió al conocer que en nuestro país hay más de cinco millones de personas que viven con discapacidad física a causa de la paraplejía y otras afecciones del sistema motriz. El exoesqueleto se diseñó con la esperanza de que un niño de seis años que padezca de problemas de movilidad pueda retomar su vida gracias a él.
Lo bueno es que aunque para estos estudiantes el proyecto significó la culminación de sus estudios, no están dispuestos a dejarlo aquí, sino que pretenden seguirlo perfeccionando, mejorar su peso y lograr que el día de mañana pueda realizar más acciones con el poder de la mente, y además de perfeccionar el exoesqueleto, también han pensado que sería bueno diseñar un chaleco que complemente su creación.
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