China está forjando un nuevo camino hacia la autonomía tecnológica, desafiando la dependencia del software extranjero. Con el Documento 79, directiva altamente confidencial emitida en septiembre de 2022, el gigante asiático ha puesto en marcha un plan para erradicar el software estadounidense de sus sistemas de TI en sectores críticos como el financiero y el energético para el año 2027, según un reportaje exclusivo de The Wall Street Journal.
Conocido en círculos selectos como “Eliminar A” —abreviatura de “Eliminar América”—, el Documento 79 es tan secreto que incluso a los altos funcionarios y ejecutivos solo se les permite verlo en persona, sin posibilidad de hacer copias. Este nivel de confidencialidad subraya la seriedad con la que China está abordando este cambio.
China y la transición tecnológica
Según el reporte, la iniciativa es parte de un esfuerzo más amplio del presidente Xi Jinping para reducir la dependencia de los proveedores extranjeros, motivado tanto por razones económicas como de seguridad nacional.
Este cambio se produce en medio de una escalada de tensiones comerciales y tecnológicas con Estados Unidos, que ha visto sanciones impuestas a empresas tecnológicas chinas y una restricción significativa en la exportación de semiconductores avanzados.
El impacto de esta transición se extiende más allá de las fronteras chinas, con posibles repercusiones para gigantes tecnológicos como Microsoft y Oracle, que han disfrutado de los beneficios de hacer negocios en China durante su rápida expansión económica. La pregunta que surge es: ¿cómo responderán estas empresas a la disminución de la “tierra de la leche y la miel” que una vez fue China?
Un futuro sin dependencia de software estadounidense
¿En qué consiste específicamente el Documento 79?, pues bien, China no solo está limitando el hardware estadounidense, sino que también está impulsando su propia innovación tecnológica, conocida como “Xinchuang” o “innovación de TI” según la traducción.
Este impulso hacia el uso exclusivo de tecnología local, además de beneficiar la innovación tecnológica, es una cuestión de seguridad nacional para Beijing y se vuelve cada vez más crucial a medida que Washington aprieta el control sobre las exportaciones de alta tecnología a China.
Y eso no es todo, recientemente los reguladores chinos han declarado que las empresas estatales deben jugar un papel más importante en el desarrollo de la inteligencia artificial en el país.
Zhang Yuzhuo, líder de la Comisión de Administración y Supervisión de Activos Estatales del Consejo de Estado (SASAC), ha enfatizado la necesidad de adoptar reformas impulsadas por la IA y desarrollar tecnologías de inteligencia artificial de nueva generación.
Este escenario nos presenta la interrogativa ¿Estamos presenciando el comienzo de una nueva era de autarquía tecnológica o es este un paso hacia una mayor competencia y diversificación en el mercado global de software? Solo el tiempo lo dirá.
Adicionalmente, la experiencia ha demostrado que las políticas nacionalistas pueden impulsar avances tecnológicos significativos. Sin embargo, a menudo conllevan una disminución en la cooperación y el desarrollo económico global, actuando más como un detractor que un impulso.