Es inevitable, luego de las tristemente frecuentes noticias de explosiones por pirotecnia en Tultepec, preguntarse qué es lo que estamos haciendo mal, ya sea en el marco normativo o en la aplicación de la ley, para evitar más muertes y detonaciones en la llamada "capital de la pirotecnia".
Y es que desde 1998, 50 explosiones han ocurrido en el poblado, ya sea en polvorines ilegales, talleres, pequeñas fábricas, o incluso en los mercados con permisos expedidos por la Secretaria de Defensa Nacional. Es el municipio y Protección Civil quienes deberían asegurarse de las condiciones óptimas de operatividad al interior de los mercados permisionados, pero es la SEDENA la instancia que otorga los permisos en primer lugar.
En aras de mantener las condiciones de seguridad, tampoco ayuda que fabricantes de cohetes se resistan a nuevas prácticas de fabricación que garantizan mejores condiciones de seguridad, puesto que ahí, en pueblos que han vivido de la manufactura de fuegos artificiales por décadas, la tradición es lo primero.
Pero estallido tras estallido, la fabricación de pirotecnia regresa, en una mezcla de impunidad para los fabricantes ilegales, falta de supervisión de autoridades, y decenas de miles de personas que encuentran en el manejo de pólvora su principal forma de subsistir.
Entre 50 y 60 estallidos en 20 años
No solo es la sensación de que las noticias de explosiones en Tultepec son frecuentes. En realidad, si promediamos, podríamos hablar de una estallido cada cuatro meses desde 1998.
La primera explosión fue poco antes de la creación del mercado de "San Pablito", el más grande vendedor de pirotecnia en todo el país. En 1998 aquella explosión en un depósito de pólvora dejó 50 heridos y una decena de decesos, así como dos cuadras totalmente destruidas.
Por suerte, el mercado de 'San Pablito' llegaría a poner orden. Todos los locatarios deberían tener los permisos expedidos por la SEDENA que se necesitan para comercializar con fuegos pirotécnicos, tal y como lo establece la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
No solo la ilegalidad no terminó, sino que el mercado 'San Pablito' no se convirtió en la referencia de seguridad y comercialización que se esperaba en cuanto a fuegos artificiales. Los polvorines clandestinos provocaron en 2002 14 defunciones, otras dos en 2002 y una en 2003. Todas estas explosiones resultaron sumamente menores comparadas con el primer gran estallido del mercado de 'San Pablito' de 2005, en donde detonaron 150 toneladas de explosivos, hiriendo a 128 personas y destruyendo en su totalidad el lugar. Un año después, una nueva explosión barrió con lo poco que se había salvado.
Aquí un recuento de explosiones de 1998 a la fecha.
Los números mostrados corresponden al recopilatorio del periódico Excelsior, que incluye explosiones dentro y fuera del mercado de 'San Pablito'. Carlos Puig ha hecho otro recuento con cifras que son ligeramente distintas, excepto en lo que respecta a 2002, en donde el periodista registra 46 explosiones en total.
Se puede apreciar una baja de incidentes inmediatamente después de la primera instauración del mercado de 'San Pablito'. Sin embargo, los polvorines clandestinos no desaparecieron. Pareciera que autoridades pensaron que el otorgar un lugar en regla a los fabricantes haría desaparecer, por sí solo, las irregularidades en el transporte, almacenamiento y manejo de pólvora. En la gráfica se puede apreciar que cuando desapareció el mercado en 2005 hubo una nueva alza de estallidos y fallecimientos.
'San Pablito', una y otra vez
Aunque la explosión de 2005 no causó ningún fallecimiento, sí estableció un parteaguas en el lugar. La SEDENA retiró todos los permisos a los locatarios lo que provocó una afrenta total a la economía de la región. No extraña por ello que presión de todas partes comenzara a llegar no solo para que los fabricantes recuperaran sus permisos, sino también para volver a edificar el mercado.
El mismo Enrique Peña Nieto, entonces gobernador de Estado de México instó a su secretario general de Gobierno, Humerto Benítez, a trabajar junto con la SEDENA para reactivar los permisos.
Aquí reside el problema que impide que la población de Tultepec se dedique a alguna otra actividad económica. El pueblo se ha dedicado a la fabricación de pirotecnia, según algunos registros, desde mediados del siglo XIX. Aunque las cifras varían, todas concuerdan en que de entre 60 y 80 por ciento de toda la pirotecnía del país se adquiere en Tultepec, razón por la que el mercado de 'San Pablito', el más grande del municipio ha subsistido una y otra vez.
Para sorpresa de nadie, el paraje de cerca de cinco hectáreas fue restituido para la venta de fuegos artificiales.
La llamada de atención del 2005 debió haber sido suficiente material para revitalecer las medidas de seguridad y fortalecer los esfuerzos de inspección al interior de locales. Fueron solo los locatarios los que reforzaron medidas de seguridad e incluso el ayuntamiento local llegó a difundir un comunicado asegurando que el mercado era "el más seguro de Latinoamérica" en 2016.
Apenas una semana después, el 20 de diciembre de 2016, seis estallidos arrasaron con el 80 por ciento del mercado, dejando más de 40 muertos.
Comunicado del Ayuntamiento de Tultepec de hace apenas una semana (via @EnriqueEnVivo): pic.twitter.com/Tp1snxu2Lw
— Gerardo Esquivel (@esquivelgerardo) 21 de diciembre de 2016
La Procuraduría General de Justicia inició una carpeta luego de los seis estallidos del 20 de diciembre de 2016, sin que haya trascendido a la fecha el deslinde de responsabilidades.
Pero como el antecedente nos anticipaba, el mercado de 'San Pablito' habría de resurgir de entre las cenizas, literalmente, para que los 300 locales continuaran funcionando como si nada hubiera pasado.
Una vez más, a finales de 2017 fue reconstruido el mercado, toda vez que de acuerdo al presidente de 'San Pablito', Germán Galicia, diez mil artesanos y vendedores estaban prácticamente en quiebra. Ante la falta de un plan integral que reoriente la actividad económica de los lugareños, se reconstruyeron los 300 locales, 150 por parte del ayuntamiento, y 150 con ayuda del gobierno estatal, supuestamente, todos resistentes a detonaciones de alta potencia. En ellos se invirtieron más de 40 millones de pesos.
Los 150 locales construidos por el Gobierno del Estado de México costaron 35 millones de pesos, mientras que los 150 hechos por el municipio, solo siete. En diciembre de 2017 el alcalde de Tultepec, Armando Portuguez, insinuó que el gobierno estatal podría estar aprovechando la construcción de locales para desviar el dinero. "La obra de aquí no refleja una inversión de más de 35 millones de pesos", dijo.
El funcionario también dijo no explicarse por qué la SEDENA estaba poniendo tantas "trabas" para liberar el material pirotécnico que sobró de la explosión del 2016.
No han tenido que pasar ni ocho meses para que las detonaciones en el mercado volvieran a hacer aparición, ahora, cobrando la vida de 24 personas, entre ellas, menores de edad.
MOMENTO DE LA SEGUNDA EXPLOSIÓN EN Tultepec que deja múltiples heridos, los muertos ascienden a 19. pic.twitter.com/Uh7Lln1by4
— Alex Sanchez (@AlexSanchezCoy) 5 de julio de 2018
Tradición
El uso de fuegos artificiales llegó a través de Europa, y su principal objetivo de comercio era para fiestas religiosas. Latinoamérica es la segunda zona que más produce pirotecnia en el mundo, y el primer lugar que comenzó a producir pólvora fue Tultepec. Esto hace que, según el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, 65 por ciento de las personas en Tultepec estén involucradas diercta o indirectamente en la fabricación de los fuegos artificiales.
Todo es hecho a mano, la decoración, el envase y la venta. En talleres o pequeñas fábricas se hacen desde los más pequeños hasta enormes fuegos artificiales de 12 pulgadas para espectáculos profesionales. Esto ocurre no solamente en Tultepec; más de 60 municipios de Estado de México se dedican a la manufactura, entre ellos Amecameca, Axapusco, Ozumba y Texcoco. En los 125 municipios del estado se comercializan los fuegos artificiales.
'San Pablito' es el mercado de mayor renombre, pero también están el de Chocolín, Jaltenco y Zumpango, el primero en Chimalhuacán y el resto en Zumpango.
Siendo un negocio que alimenta a millares de personas, ¿es posible llegar a un consenso entre la disminución de riesgos y la economía de miles de familias?
Lo que dice la ley
Como siempre, la respuesta pasa por leyes adecuadas. la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos indica que para quienes vendan explosivos sin comprobar su procedencia legal, la multa consiste en de dos a diez años de cárcel. Además, de un mes a dos años de prisión se harán acreedores quienes operen establecimientos que se dediquen a las actividades reguladas por la misma ley, sin ajustarse a las condiciones de seguridad a las que están obligados.
¿Y cómo es que se determina si un lugar es seguro? El jefe de Subestación de Artificios Pirotécnicos de la SEDENA, Humberto Zepeda, dice que entre los requisitos está el aval del gobernador de la entidad, un certificado de seguridad que expide el gobierno municipal y un dictamen técnico expedido por Protección Civil.
De manera que los 300 locales en el mercado de 'San Pablito' que han sido protagonistas de hechos tan desafortunados una y otra vez, han sido avalados en materia de seguridad por protección civil local.
Mientras tanto, Protección Civil señala que hay dos explicaciones tras los repetidos estallidos: la falta de regulación sobre la cantidad máxima de almacenamiento de material pirotécnico; y la falta de profesionalización de los artesanos. El mismo coordinador de Protección Civil del Estado de México, Arturo Vilchis ha urgido al Congreso Federal a autorizar la Ley de Pirotecnia, para regular este y otros apartados.
El punto es eso, no son químicos, son artesanos y queremos cambiar la actividad artesanal por una práctica industrial segura (...) Las personas se cierran a sus métodos ancestrales. Hoy los cambios son de buena voluntad, nosotros tratamos de convencerlos, pero como el abuelo les enseñó a usar clorato de potasio, mantienen la práctica.
Aunque sí han habido iniciativas para conformar una Ley Federal de Pirotecnia, en 2016 se desecharon los últimos proyectos que regularían permisos de almacenamiento, transportación, producción y hasta la creación de un Instituto Nacional de la Pirotecnia.
Cuando se habla de los polvorines clandestinos el discurso cambia. El alcalde de Tultepec, Armando Portuguez ha señalado que mientras no se toque la Ley Federal de Armas y Control de Explosivos, las autoridades locales no tienen facultades para regular la actividad. Según el alcalde, el municipio no puede entrar a polvorines clandestinos o fábricas ilegales para suspender actividades.
"nosotros concientizamos vamos, cuando nos presentan una denuncia y lo que nos corresponde es denunciar a la Sedena y la Sedena es quien viene y realiza esas inspecciones y esas clausuras (...) nuestra facultad es muy limitada"
Así, cuando el director del Instituto Mexiquense de la Pirotecnia, Derek Issac Cansino, deja entrever que se sabe de la existencia de 300 polvorines en la zona de la Saucera, de los cuales más de 150 son clandestinos, no hace más que evidenciar una contundente falta de comunicación entre autoridades locales y la SEDENA.
Aunado a esto, la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos sí indica en su artículo 43 que la SEDENA puede suspender o cancelar los permisos, en tanto "las actividades amparadas entrañen peligro para la seguridad de las personas, instalaciones o puedan alterar la tranquilidad o el orden público". Desde que los permisos regresaron a los fabricantes, ningún permiso ha sido cancelado al interior del mercado de 'San Pablito'.
Explicaciones van y vienen; y al final, de entre el gobierno de Tultepec, Protección Civil local, el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia y la SEDENA, no se hace uno.
Mientras tanto, el Presidente, Enrique Peña Nieto, ha instruido a la Secretaría de Gobernación para que coordine a las autoridades locales y a la SEDENA sobre un plan de acción para evitar explosiones como la ocurrida hace unos días en Tultepec. El anuncio no quedó ahí, el mandatario se comprometió a realizar campañas de regularización en permisos, capacitar artesanos, actualizar talleres y establecer el protocolo de emergencias, es decir, todas las soluciones que los diferentes actores demandan.
Luego de tantos años y tantas promesas, no queda más que esperar para que esta sí sea la buena.
Imágenes | Wikimedia, Scott Hernández, El Horizonte, El dictamen, Mi Oriente
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