Sin duda, las centrales nucleares están entre los lugares más fascinantes del mundo, no solo por las posibles catástrofes, como la de Chernobyl, o por su contribución al desarrollo de energías limpias, sino también por las historias que surgen en torno a su impacto en el medio ambiente. Un caso destacado es el de la central de Turkey Point, en Estados Unidos, donde los cocodrilos han encontrado un refugio inesperado.
Construida en la década de 1960 en una zona húmeda del sur de Florida, esta planta cuenta con un sistema de canales de refrigeración que se extiende por 27 kilómetros cuadrados. Su función principal es disipar el calor de los reactores nucleares, pero la infraestructura también ha sido aprovechada por los cocodrilos de la región, que han logrado vivir, reproducirse e incluso recuperarse de una posible extinción local.
Según el medio IFL Science, la primera vez que se documentó la presencia del cocodrilo americano (Crocodylus acutus) en la zona fue en 1976. Desde entonces, se han registrado más de 8,000 crías. La empresa operadora de la planta, Florida Power and Light, informó que solo en la temporada de reproducción de 2022 se documentaron 33 nidos, un número récord, además del marcado y liberación de 512 crías de caimán.
La explicación de su presencia en la central nuclear
Esta especie se encuentra en peligro de extinción y es nativa del sur de Florida, así como de diversas regiones de América Central, América del Sur y el Caribe. Los ejemplares pueden alcanzar hasta seis metros de largo, aunque en estado salvaje rara vez superan los 4.2 metros.
De acuerdo con VNExpress, los cocodrilos prosperan en Turkey Point por varias razones. Entre ellas, el nivel estable del agua reduce el riesgo de inundación de los nidos, la presencia humana es mínima y la infraestructura los protege de algunos depredadores.

Sin embargo, a pesar de estas condiciones favorables, la central nuclear no es el hábitat ideal para la especie. En 2019, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos detectó problemas en la calidad del agua del sistema de canales, lo que llevó al Centro para la Diversidad Biológica a emitir una alerta.
Uno de los principales motivos de preocupación fue el aumento en la salinidad del agua durante la década de 2010, lo que provocó la reducción de praderas marinas y algas. Este desequilibrio afectó toda la cadena alimenticia y causó la muerte de varios cocodrilos por falta de alimento, reduciendo significativamente su población.
Aun con estos desafíos, el informe señala que los cocodrilos de Turkey Point parecen estar en mejores condiciones que los de otras regiones donde viven en estado salvaje. En este entorno, no enfrentan amenazas como la caza, la contaminación o la destrucción de su hábitat.
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