Puede que los nuevos MacBook Pro con la Touch Bar hayan recibido algunas críticas, pero hay un apartado en el que todos los análisis parecen coincidir: la inclusión de un sensor de huella dactilar con el sistema Touch ID es una gran noticia para todos los usuarios.
Este sistema aporta una forma cómoda de desbloquear el equipo y también de acceder a todo tipo de servicios web, incluidos aquellos que requieren autenticación para el pago electrónico. Hemos visto otros portátiles integrando sensores de huella, pero ¿es mejor este sistema, o las cámaras con reconocimiento de iris que también comenzamos a ver en estos equipos?
Un portátil no es un smartphone
La integración de sensores de huella dactilar en equipos portátiles no es ni mucho menos nueva, y de hecho hace muchos años que diversos fabricantes integran este tipo de sistema en sus equipos. Otros comienzan a retomar la práctica en sus modelos más recientes, como los nuevos Acer Swift.
Estos sensores no han sido lo populares que muchos hubieran deseado, pero todo ha cambiado con los smartphones: desde que Touch ID hiciera su aparición en los iPhone 5s en 2013 la fiebre por los sensores de huella dactilar se fue extendiendo, y afortunadamente hoy en día es una característica que no solo es ya exclusiva de los gama alta, sino que está llegando a todo el espectro de dispositivos móviles del mercado.
Microsoft probó algo distinto con sus Lumia 950 y 950 XL: la integración de un sensor de reconocimiento de iris en lugar del de huella dactilar, algo que desde luego era efectivo pero que en nuestro análisis comprobamos que era menos cómodo.
La razón era obvia: el propio manejo del smartphone hace mucho más natural y cómodo aprovechar un sensor de huella dactilar: no miramos el móvil constantemente, pero lo que sí hacemos es tenerlo en la mano y nuestros dedos están en contacto directo con el dispositivo en cuanto queremos usarlo. Eso no ocurre con un portátil.
Portátiles: ¿huella o iris?
En un equipo portátil (o un PC de sobremesa, por extensión) la situación es como decíamos distinta. Uno no tiene ese acceso casi involuntario al sensor de huella dactilar, pero lo que sí hace constantemente es mirar a la pantalla.
Eso hace teóricamente más natural tener un sistema biométrico que se aproveche de dicha circunstancia, y por ello las webcam que algunos equipos comienzan a incorporar con tecnología RealSense y que están soportadas por Windows Hello pueden ser muy buena idea. Como sucedía con soluciones de otras plataformas como Kinect, uno simplemente tiene que ponerse delante de la cámara para desbloquear su sesión de usuario.
Esa operación de autenticación parece por tanto más directa y natural que la de recurrir al lector de huella dactilar, que implica una acción voluntaria: uno quiere desbloquear el equipo, o acceder a un sitio web, o realizar un pago, y es entonces cuando posa el dedo sobre el lector de huella dactilar. ¿Es esta solución mejor por tanto en portátiles?
La autenticación no debería ser involuntaria... ¿o sí?
El argumento que me hace dudar del reconocimiento de iris en portátiles es uno que también podría aplicarse al lector de huella en los smartphones: al aprovechar una acción involuntaria e inevitable en esa experiencia de usuario (mirar a la pantalla de un portátil o coger el móvil para hacer algo con ellos) nos arriesgamos a que ese desbloqueo biométrico se produzca tanto si queremos como si no.
¿Siempre que estamos delante del portátil o cogemos el móvil queremos desbloquearlo? Esto puede ser cierto en muchas ocasiones, sí, pero no en todas. Puede que en un portátil bloqueado simplemente miremos mientras estamos atendiendo una llamada telefónica justo antes de irnos a una reunión, o que en un móvil nos baste con ver las notificaciones en pantalla sin actuar sobre ellas.
Puede que precisamente esa circunstancia haga que el lector de huellas sea una buena opción para portátiles también: "obliga" al usuario a realizar una acción de forma activa y no pasiva.
Lo mismo podríamos decir en realidad de los móviles con lector de huella, pero en ellos la solución es obvia: ante cualquier posible acción que necesite autenticación —como modificar ciertas preferencias del dispositivo— se nos pide de nuevo la huella dactilar. En realidad esa misma idea puede y debe aplicarse a los equipos portátiles con reconocimiento de iris, por lo que de nuevo aparece esa duda.
En mi opinión el sensor de huella es el idóneo para dispositivos móviles y el de iris el que mejor se adapta e portátiles y equipos de sobremesa (con una webcam compatible con Windows Hello). ¿Qué opináis vosotros?
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