Todos los empleados de Microsoft en China van a estrenar iPhone, pero no es por buena onda. Se trata de una de las nuevas medidas de seguridad de la compañía, que empezará a funcionar a partir de septiembre.
Según un comunicado interno dado a conocer por Bloomberg, la tecnológica estadounidense ya no permitirá que sus colaboradores usen teléfonos Android en sus oficinas. Esto porque en adelante tendrán que accesar a las computadoras por medio de un sistema de autenticación que solo esta disponible en la región por medio de la App Store de Apple.
La medida es parte del programa global de Microsoft llamado “Iniciativa para un Futuro Seguro” con el que la compañía quiere frenar la cantidad de cibertataques que han sufrido en todo el mundo. Según sus reportes, muchos de los hackers que realizan los ataques son pagados por el gobierno chino en colaboración con expertos rusos.
La tecnológica estadounidense también esta trabajando en la implementación de Inteligencia Artificial que le pondría más difícil el camino a los hackers cuando intenten robar credenciales de acceso de los empleados.
Los empleados de Microsoft no tendrán que tirar su teléfonos Android, pero tendrán que esperar a la hora de la salida para usarlos. Medidas de este tipo tampoco son nuevas en China, porque empresas locales y el gobierno ya tienen normas opuestas que prohíben el uso de teléfonos de marcas extranjeras dentro de multiples edificios corporativos.
En China, el ecosistema de servicios móviles se encuentra muy dividido entre las tecnologías nacionales y las extranjeras. Es posible descargar la mayoría de las aplicaciones desde AppStore, pero GooglePlay no está disponible. Con esta limitación, las marcas locales como Huawei y Xiaomi están obligadas a operar con sus propias plataformas.
Estados Unidos y China mantienen una guerra comercial que los esta metiendo en aprietos de ambos lados. Por ejemplo, Washington ha dictado medidas que limitan el comercio con marcas como Huawei.
Pero organismos del propio gobierno lo están pasando mal con estas decisiones. El propio Pentagono tuvo que pedir flexibilidad porque depende tanto de los equipos de la marca, que la inversión para cambiarlos sería enorme. El Congreso estadounidense se mantiene firme y les negó la petición.
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