México está creciendo como el mayor mercado de América Latina donde las Fintech (Financieras tecnológicas) tienen el más alto potencial para su desarrollo, hecho que ha empezado a hacer ruido entre los bancos tradicionales, quienes intentan subirse al barco de Internet lo antes posible.
De acuerdo a Bankia Fintech by Insomnia en los próximos 10 años veremos como este sector tendrá un crecimiento del 30% en nuestro país, lo que para los bancos es una fuerte amenaza para su futuro.
De manera extraoficial, según información que recoge el diario El economista, existen 160 empresas Fintech en el país, lo que ha provocado que los bancos aceleren sus procesos de adopción y comercialización de productos creados específicamente para un consumidor digital.
Que de acuerdo al último estudio de internet.mx, casi 8 de cada 10 usuarios de Internet usan la banca en línea, sin embargo, aun la preferencia para asistir a la sucursal bancaría sigue presente entre los mexicanos; pero pronto se espera que se reviertan los datos cuando las aplicaciones móviles se vuelvan más robustas y permitan solucionar una mayor cantidad de necesidades desde un dispositivo móvil.
Actualmente las principales operaciones que se realizan por las aplicaciones en línea son los pagos de servicios y transferencias, pero todavía hay varios temas que llevar a la mesa para que se use en mayor medida estos servicios, empezando por las personas que el principal motivo por el que no usan una aplicación de banca en línea es porque lo consideran un medio inseguro y con un cobro elevado de comisiones.
Por lo que la tendencia y las inversiones que podrán ir realizando los banqueros será el de optimizar sus recursos para que los usuarios puedan contar con los servicios de las sucursales bancarias en un mundo digital, donde las filas no existen y se reducen significativamente los tiempos de espera.
Mientras que en el ámbito de la regulación, uno de los temas que se tiene pendiente en el sector es el de proteger sus actividades para que la inversión pueda desarrollarse con mayor confianza y dar certeza jurídica a los usuarios de las transacciones que realizan por Internet.
Vía | El economista
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