Antes era un caudal, un riachuelo de los pocos que quedan en la zona del Ajusco. Pero ahora, el agua ha quedado atrapada en una especie de contenedor hecho con plásticos que utilizan los operadores de pipas para estancar el agua, con ella rellenar sus pipas, para luego venderla hasta en 3,000 pesos en Tlalpan, Ciudad de México. Los conductores de los vehículos han encontrado la forma de hacer una ordeña de agua, a lo que de otra forma sería un manantial natural.
El periódico Reforma da cuenta de ello: los conductores llegan y colocan sus bombas para cargar el agua, muchos de ellos, ni siquiera tienen placas en sus camiones. La gente los contacta por WhatsApp por los sabidos problemas de desabastecimiento de agua que se tienen sobre todo en las colonias que están más alejadas, y los operadores ofrecen llevar el agua a más tardar un día después.
Agua que no llega al acuífero
El mismo reporte cita a la investigadora Alma Orozco del Instituto de Ecología de la UNAM, quien asegura que se está afectando el ciclo del agua, y como esta hace funcionar al bosque. Si no se ven los detalles, pareciera no ser un problema captar el agua de lluvia, pero sí lo es en este caso puesto que es un agua de reserva y el ecosistema necesita del agua para sobrevivir.
Pero el negocio de los conductores no es desconocido para las colonias aledañas. Reforma se dio a la tarea de preguntar en colonos, y aunque es bien sabido sobre la intervención en el ciclo del agua, lo justifican diciendo que las autoridades no ayudan con los problemas de abastecimiento.
La falta de atención, innegable para algunas zonas, también ha llevado a pobladores a instalar sus propios sistemas de captación de agua pluvial en casa, evitándoles acudir a los choferes que ordeñan agua del Ajusco, y a pagar las exorbitantes cantidades de dinero que se piden por el servicio.