Lo mismo convive en un anaquel una lámpara con unos calcetines, que una USB con una dona de cabello. Si uno olvidara que está rodeado de cientos de personas que trabajan siguiendo líneas amarillas, acarreando productos con baldes de colores, y con detalladas instrucciones para empaquetar según tamaños, uno pensaría que el desorden de este lugar es exorbitante.
Pero no. Los productos pueden mezclarse con otros en los anaqueles, incluso no todas las unidades de un mismo producto está reunido en un mismo lugar. La clave, nos dice la gente de Mercado libre, es que en su centro de distribución planeado a ser el más grande de México, hay un "caos organizado".
Mercado Libre ha trabajado en sus propios algoritmos y desarrollo de software para los casi 50,000 metros cuadrados ocupados del centro de distribución que tienen en Tepotzotlán, Estado de México, a solo unos pasos de la nave industrial en la que almacena productos su competencia directo y colega de terreno, Amazon México. Aunque de momento Amazon ocupa el doble de espacio para almacenamiento, Mercado Libre lleva utilizando este caos desorganizando por solo tres meses, y para septiembre de 2020 esperan ocupar los mismos 100,000 metros cuadrados que utiliza en su centro Amazon.
1,400 pares de manos para recibir, guardar, organizar, recolectar, empaquetar y enviar
No todos los envíos hechos en la plataforma de Mercado libre provienen directamente desde vendedor. Mercado Libre ha implementado desde 2018 en México la modalidad "fullfillment", por la que vendedores de todos los tamaños pueden almacenar en las instalaciones de Mercado Libre para que sus productos sean entregados a clientes en un lapso no mayor a dos días.
Detrás de esa sencilla promesa, están los 1,400 trabajadores de este centro de distribución, organizados en cuatro turnos distintos para trabajar las 24 horas del día de los siete días de la semana. El despliegue es de tal magnitud que uno de cada tres envíos de Mercado Libre en el país sale de esta nave, lo que significa un crecimiento de 1300% envíos respecto a 2018.
El secreto para la magnánima tarea está en un complejo sistema de etiquetado y almacenamiento por la que los trabajadores son capaces de dejar guardado, listo para su distribución, todo producto que arribe al lugar en no más de 24 horas. Pueden llegar gigantescos trailers o vendedores particulares que en su coche personal llevan sus productos al lugar.
Luego del enrampe y recepción de artículos (en donde las cortinas no se abren por más de 80 centímetros si quien entrega es un particular por política de seguridad) se hace una inspección visual de la carga para posteriormente proseguir al checking, donde empleados revisan uno a uno los artículos que deben tal y como una computadora les indica.
Si un producto no coincide con la imagen que ha sido enviada por el vendedor, entonces en este paso es cuando el producto es rechazado. Solo para darnos una idea, se asegura que menos del 1% se rechaza o porque se el producto no coincide o por malas condiciones del artículo.
Cuando un producto por fin tiene permiso para ser almacenado, el guardado es importantísimo. No podrían guardarse todas las unidades de un mismo producto en un solo lugar pues, si se trata de un producto popular, entonces algunos pasillos producirían aglomeraciones. Si hubiera pasillos dedicados para electrónicos entonces aquellos producirían amontonamientos en Buen Fin.
La solución pasa por una que es bastante similar a la de Amazon. Cada vez que un empleado coloca un producto en un anaquel vincula su código de barras con el SKU y código QR del lugar, de manera que cuando un recolector tenga por tarea completar el pedido de un cliente solo debe solicitarle al sistema la ubicación de este. Si además se trata de un pedido de múltiples objetos el mismo sistema se encargará de trazar hojas de ruta para eficientar el tiempo y trayectos de los empleados en la nave.
Con algo de pesadumbre, uno de los trabajadores confiesa que las nulas barreras físicas que hay para que empleados tomen productos de los estantes, ha provocado que en ocasiones se haya sorprendido a algunos tomando objetos para sí mismos. La vigilancia en la nave es tal que, aseguran, en ningún caso ningún trabajador ha conseguido llevarse un artículo sin consentimiento.
Botes azules, botes amarillos
"¡De frente!" "¡A la izquierda!", los gritos abundan en el recorrido. Son trabajadores que empujan vehículos de cuatro ruedas para que, al más puro estilo de súper, se encarguen de recolectar artículos de pedidos de clientes, lo cual se hace en botes amarillos cuando se trata de múltiples artículos para un solo cliente, o botes azules cuando todos los artículos en él son para distintos compradores.
El nivel de manualidad del trabajo es sorprendente, y quizás por el tamaño del almacén, toda la operatividad es algo más rudimentaria que con el vecino de enfrente. No existen, como sí en el caso de Amazon, carros motorizados para andar en los grandes anaqueles cuyos estantes miden más de cuatro metros de altura, especiales para artículos de gran peso y volumen. Incluso en las zonas de empaquetado se carece de bandas para transportar rápidamente las cajas de pequeño y mediano tamaño, en vez de ello todos los paquetes son estibados en las zonas de despacho de forma manual.
Vaya frustración la de recibir una USB envuelta en un sobre que por su tamaño bien podría contener una docena de ellas. En realidad los empacadores no tienen la culpa; ellos solo acatan las directrices que el sistema indica: sobres para productos pequeños que no sean frágiles, bolsas para textiles o calzados que ya tengan un empaquetado (lo que significa menos volumen de paquete en teoría) o cajas para cuando se trata de productos frágiles.
"Hay definitivamente áreas de oportunidad en el empaquetado" se nos dice desde Mercado Libre.
Curioso es que en Mercado Libre la dinámica para determinar qué paquetes se dirigen a distintos estados del país se hace, como en Amazon, con ayuda de equipos de fútbol. A falta de bandas, las zonas de estiba tienen en el suelo estampas de los emblemas de los equipos de cada estado. América, Cruz Azul (sí, están los dos), Santos, Monarcas y hasta Veracruz.
Dato curioso para los futboleros: a pesar que Veracruz desaparezca de la primera división el emblema seguirá en su lugar, pues cualquier cambio podría representar un problema de adaptación para los trabajadores a nivel operativo, según se nos ha dicho.
Desde este centro de distribución se envían paquetes a todas partes de la república; los paquetes son recibidos por almacenes más pequeños de Mercado Libre, o bien por las paqueterías que se encargan del transporte "de última milla", es decir, el último recorrido necesario para que los artículos lleguen a manos de cliente.
Aunque de momento son 1,400 personas, cuando el centro alcance su máxima capacidad se dará empleo a 2,800 personas, aunque cuando se trate de eventos especiales, como ventas masivas al estilo de Buen Fin no se descarta la contratación de varios más. Por si acaso, Mercado libre también trabaja en cómo eficientar el centro justo para ese tipo de ocasiones, tomando medidas especiales entre las que está acercar a la zona de salida los productos más vendidos.
La visita termina por ser más que un recorrido a las entrañas de Mercado Libre, una promesa a la eficiencia, pero sobre todo a que en no más de un año alcanzaran las estrafalarias dimensiones de su competidor directo en México.
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