"Transmisión de música de alta fidelidad en línea". Parecía una buena idea en su momento, y si no buena, al menos sí innovadora, ya que todos los servicios de música en streaming apenas y tenían la calidad de un CD, pero una empresa quiso ir más allá, quiso cambiar lo preestablecido, y durante un tiempo, funcionó.
Desafortunadamente, ese tiempo ya pasó, porque a un mes de tener un nuevo impulso encabezado por Jay-Z y otros músicos populares, el servicio se ha ido en picada, y ha caído más bajo de lo que se encontró en sus inicios, ¿qué fue lo que pasó?.
Rostros conocidos, pero no bien aceptados
Entre Minaj y Beyoncé, no hacen una buena combinación, sobre todo cuando no cuentan con la empatía de mucha gente en Estados Unidos, y eso por decir lo menos, ya que si comenzamos a hablar de Kanye West, su fama ya es más por ser odiado que querido.
Cuando pasamos a personajes con más carisma (o popularidad) como Madonna, Daft Punk, Deadmau5 o Jack White, cabe recordar que son copropietarios, personas que vimos en la presentación, que sin embargo, no brindaron la energía o compromiso como el de los de poca monta, dejando a los menos indicados al frente.
Mala publicidad en mal momento
Y si bien la presentación no fue suficiente, había que desbancar de una u otra forma a la competencia. Titanes como Spotify, Pandora e incluso Google Music ya tienen una gran cuota del mercado, y hacerles frentes es difícil.
"Hay que hablar mal de ellos", pensaron en Tidal, sin darse cuenta que ellos son los famosos, ellos son los creadores del contenido de ese tipo de servicios, y si aparte no cuentan con el apoyo de la gente, probablemente les saldrá al revés la jugada.
Y no sólo resultó así, sino que eligieron el peor momento para hacerlo, ya que el día en que Tidal atacó a Spotify, fue el mismo cuando llegó a los PS4, logrando únicamente dar a conocer a su competencia y brindarles publicidad gratuita. Gracias a esto, fue cuando la app de Spotify alcanzó uno de sus más altos picos de descargas.
Un mercado reducido, un mercado sin futuro
Pero vamos por la primicia del servicio: música sin perdida de calidad. Suena bien, pero no mucha gente tiene el equipo adecuado, el oído entrenado o la capacidad de discernir la diferencia entre 320 y 1140 kbps. Sí, de bitrates más bajos a más altos sí hay una notable diferencia, pero entre los de mayor calidad es casi imperceptible.
Ahora, de esa gente con el equipo y oído adecuados, ¿cuántos estarían dispuestos a cambiar o contratar un servicio de música que cuesta el doble de la media?, ¿cuántos lo harán sólo para apoyarte?. No es una apuesta arriesgada, simplemente es ilógico pensar que tendrá éxito.
El problema es que también la gente al frente de Tidal no se dejan llevar por la lógica, sino por su ego; no ven más allá de sus fans y su creencia de que todos besarán el suelo donde pisen, sin darse cuenta de que ni con todo el dinero del mundo pueden comprar la opinión general en internet.
Por eso, y muchas otras cosas más (Kanye West), descansa en paz, Tidal. Y de verdad, descansa, no vayas a intentar levantarte que de nada servirá.
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