Steven Spielberg es un amante de la ciencia ficción, pero no se puede negar su talento para crear películas de acción. Con tantos años, el director siempre tuvo ganas de trabajar en una franquicia, pero nunca lo logró, nos referimos a la espectacular saga de James Bond.
Para los que no sepan el origen del Agente 007, fue creado en 1953 por Ian Fleming, un soldado de la Segunda Guerra Mundial que llevó su imaginación a otro nivel para crear a uno de los grandes personajes en la historia del cine. Fue tan grande el éxito que solo necesitó un año para salir con su primera película: Casino Royale.
El personaje era tan atractivo para Spielberg que por allá de 1977, tenía toda la intención de participar en una película de la franquicia, pero no contaba con un amigo que cambiaría el rumbo de su carrera: George Lucas.
Cuando Star Wars: Una nueva esperanza estrenó en cines, el director se tomó unos días en Hawái para lidiar con las críticas negativas y en ese viaje invitó a su amigo para pasar las vacaciones. Después de unos días, Lucas decidió presentarle un personaje que tenía en mente, era un arqueólogo y tenía el nombre de Indiana Smith.
El momento clave donde todo cambió, fue cuando Lucas le dijo que Indiana era “un personaje como James Bond”, además de darle toda la libertad creativa. Ese fue motivo suficiente para llevar todas sus ideas a una nueva franquicia.
La realidad es que no tardó nada en realizar un homenaje, fue directo en Indiana Jones y los cazadores del arca perdida de 1981 cuando decidió vestir en un traje blanco a Harrison Ford, una referencia directa a Sean Connery, mientras la escena se realizaba en un casino.
Para Indiana Jones y el templo de la perdición, regresa el saco en color blanco, pero ahora ya con un chaleco negro, en una de las escenas más recordadas de ese filme. Spielberg en su estado puro.
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