The Line es el proyecto faraónico de Arabia: mientras tanto, China ya comenzó el suyo en este desierto y la IA lo está acelerando

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Ismael Garcia Delgado

Editor Jr

Comunicólogo y Periodista por la UNAM. Redactor, locutor, guionista y creador de contenido. Apasionado por la música ochentera, el cine de acción/sci-fi, series dramáticas y la literatura hispana. Fiel defensor del séptimo arte mexicano.

Xinjiang, una región autónoma de China ubicada al noroeste del país, está por cumplir una visión que data de hace 100 años. Un siglo atrás, el primer presidente de la República de China, Sun Yat-sen, tuvo la idea de transformar aquel lugar en un punto de encuentro político. El plan continúa, ahora en forma de megaciudad.

Debido a la extensión en su territorio, se busca establecer a Xinjiang como una segunda capital. Además, el vasto espacio desértico de la zona sirve como el punto de mira para albergar a 200 millones de habitantes y con ello, cumplir parte del sueño de Yat-sen.

La cuenca de Junggar, el espacio predilecto

Debido tanto a la complejidad como a las dimensiones de esta construcción faraónica, Zungaria, también conocida como Junggar, se seleccionó como el área predilecta para albergar la nueva ciudad.

La tarea consiste en desarrollar embalses y extensos conductos subterráneos que permitan almacenar el agua proveniente del deshielo y trasladarla hacia el desierto. Este esfuerzo busca asegurar el suministro de agua a los futuros residentes de la región de manera equitativa en distintas áreas.

Este complejo sistema de túneles subterráneos se extenderá por aproximadamente 1,000 kilómetros y tiene como meta mitigar los efectos de las sequías recurrentes en el desierto.

Sin embargo, son hasta 20 tuneladoras las que operan de manera continua día y noche bajo el suelo de la cuenca de Junggar. Detrás de estas gigantescas máquinas, se ha embotellado una larga fila de camiones que transportan escombros y materiales de construcción. Como resultado, se han retrasado los plazos establecidos y el avance de la obra.

junggar Imagen: Xataka

Una nueva solución: la inteligencia artificial

Ahora, por medio de un sistema de sensores se logran detectar las rutas despejadas para optimizar el transporte y notificar a los conductores sobre los caminos bloqueados. De esta manera, el tráfico subterráneo se ha duplicado, la velocidad promedio ha crecido un 10% y se ha disminuido la probabilidad de accidentes.

Si entramos más a detalle, el trabajo de la IA se basa en guiar a los operarios con comandos de voz para que entren y salgan de las áreas asignadas, proporciona recomendaciones para evitar el tráfico en sentido contrario y emite alertas de seguridad si la velocidad supera los límites permitidos.

Aunque todavía no se ha establecido una fecha prevista para que entre en funcionamiento óptimo la construcción, en los próximos años presenciaremos avances significativos en los campos urbanístico, arquitectónico y tecnológico.

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