13 centímetros de alto y 120 pulgadas de imagen proyectada: esa es la promesa de venta del ASUS ZenBeam Latte L1 que tiene otras características interesantes, como audio Harman/Kardon integrado y la posibilidad de proyectar semejante tamaño de imagen a solo 3.2 metros de distancia.
Pero no, el ASUS ZenBeam Latte L1 no es ni para todos los gustos, ni ideal para todas las situaciones. Antes de mi experiencia, aquí está el listado de sus especificaciones técnicas.
Especificaciones técnicas
|
CARACTERÍSTICAS |
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TecnOLOGÍA DE PROYECCIÓN |
DLP |
resolución |
1280 x 720 |
fuente de luz |
LED |
TAMAÑO DE LA IMAGEN |
De 30 a 120 pulgadas |
BRILLO MÁXIMO |
300 lúmenes |
DURACIÓN DE LA FUENTE LED |
30,000 horas |
DISTANCIA DE PROYECCIÓN |
De uno a 3.2 metros. |
FOCO |
manual |
RELACIÓN DE CONTRASTE |
400:1 |
ALTAVOCES |
Dos altavoces Harman/Kardon de 5W |
PUERTOS |
HDMI, USB-A, jack 3.5 milímetros y puerto de carga |
CONECTIVIDAD INALÁMBRICA |
Wi-Fi y Bluetooth (sin versión especificada) |
BATERÍA |
22Wh para autonomía de hasta tres horas |
Asistentes de voz |
Sin compatibilidad |
RUIDO |
30dBA |
TAMAÑO |
90 x 131 x 90 milímetros |
PESO |
1.3 kilogramos |
PRECIO |
11,352 pesos |
El diseño de la taza de un latte
Empecemos por la declaración visual: el ZenBeam Latte L1 se presume como un proyector portátil con una característica poco frecuente en el segmento: el de ser bonito a la vista. Con 13 centímetros de alto y un diseño que simula ser el de una tasa muy ancha, el ZenBeam Latte L1 tiene una presencia agradable y muy alejada de los proyectores armatoste de los salones de clase. Le ayudan mucho esos laterales revestidos de tela que recuerdan a los Echo de pasada generación y que favorecen además el agarre.
No por nada el ZenBeam Latte L1 tiene premios de diseño de reddot y se hizo acreedor a un iF Design Award en 2021.
Tres topes con goma en el extremo inferior hacen que el ZenBeam Latte L1 no se deslice una vez que está colocado, y una pestaña retráctil permite elevar el ángulo de proyección, aunque sea de forma muy sutil. Del lado posterior están los puertos, un auxiliar para salida de audio, HDMI, USB y el puerto disponible de carga; nada despampanante, pero agradezco que el HDMI no haya sido reemplazado por su versión micro. Por último, en el lateral se encuentra el disco para ajustar el foco según se requiera.
Para todo lo que tenga que ver con navegación en la interfaz se necesitará del panel que está en la parte superior. Ahí están los botones de encendido, inicio, retroceso y modo bluetooth, que hace que el proyector funcione solo como salida de audio de forma inalámbrica, útil para sacar provecho del sonido Harman/Kardon. El resto de los botones permiten navegar por la interfaz y acceder a todos los menús de reproducción y ajustes.
Una imagen que saca provecho solo en condiciones (muy) controladas
En papel la hoja de especificaciones no es despampanante. 300 lúmenes para una visualización con contraste de 400:1 y resolución 720p nos preparan para la reproducción que estamos por visualizar. La primera parte de la promesa de venta de ASUS es muy atinada: conforme a lo dicho, 3.2 metros alcanza para proyectar 120 pulgadas de imagen y un metro de distancia es suficiente para 40 pulgadas. Nada mal si se piensa en el ZenBeam Latte L1 como un dispositivo para pequeñas oficinas, estancias o departamentos donde los metros cuadrados no es algo que precisamente sobre.
Eso no quiere decir que las 120 pulgadas sean la proyección más recomendable. A semejante formato le hace mella la falta de luminosidad y los 720 pixeles de resolución nativa del ZenBeam Latte L1. Será estrictamente necesario para las 120 pulgadas que se tenga un espacio con condiciones extremadamente controladas de luz, pues de he comprobado que un resquicio de luz externa deteriora rápidamente el contraste de la imagen proyectada.
Claro, cuidar las condiciones de luz no es la revelación más deslumbrante al momento de describir las diferencias mínimas entre tener una pantalla y un protector, pero dado que el ZenBeam Latte L1 tiene cuenta con 300 lúmenes, regular la luz ambiental es crítico incluso para una reproducción decente.
Si optamos por medidas más modestas los problemas también disminuyen. A distancia de solo un metro el ZenBeam Latte L1 es suficiente para 40 pulgadas de pantalla y la luz que acompaña la proyección claramente es favorecida y el tema de la resolución deja de ser un problema. No obstante, incluso a corta distancia mi recomendación es siempre mantener la reproducción con el brillo más alto, para sacar provecho de los 300 lúmenes a disposición y nunca desfallecer con la falta de contraste. En mi experiencia, nunca hubo ocasión en que sintiera la proyección demasiado brillante como para tener que ajustarle a la baja.
Aunque ASUS no lo dice en la presentación del proyector, la imagen puede mantenerse en foco a distancias menores de un metro, como se ve en la siguiente imagen.
Claro que con las aclaraciones anteriores puedo entender que nueve de cada 10 interesados en el Latte Beam ya no lo estén más. Para quien tenga las condiciones suficientes para garantizar cero contaminación lumínica para grandes reproducciones, todavía hay algunos temas pendientes. La reproducción en superficie blanca ha resultado en colorimetría aceptable, pero no así en paredes de cualquier otro color.
El ZenBeam Latte L1 cuenta con opciones para configurar el balance de blancos, pero las posibilidades se agotan rápidamente pues el proyector solo tiene las de "frío", "predeterminado" y "cálido". No hay puntos medios entre esas opciones, aunque sí ajustes según el color de la pared en que se refleje. Las opciones son solo para paredes verdes, amarillas y azules, así que seguirán haciendo falta las opciones de balance de blancos para atinar a una buena reproducción de color para paredes con más variaciones de color.
Cuando menos, el acomodo del proyector y su ángulo de proyección no es para nada una tarea complicada. El mayor ajuste por inclinación trapezoidal será hecho por el proyector de forma automática sin ninguna participación del usuario, aunque afortunado sigue siendo que existe la configuración manual para ajustar la inclinación trapezoidal y vertical. Así, es sumamente sencillo alinear la proyección con la pared que se utilice, e incluso alinear la proyección en un techo, aunque para la sujeción del proyector sí se necesitará de un aditamento externo que he echado de menos que no venga incluido en la caja.
Audio sobresaliente, pero insuficiente
El ASUS ZenBeam Latte L1 saca provecho de su audio firmado por Harman/Kardon y ofrece una modalidad en la que solo funciona a modo de bocina, sin luz encendida en proyector. El altavoz es, independientemente del modo, portentoso por sí mismo. No se trata del volumen o la potencia, sino de su buen balance entre graves y medios, sorprendente especialmente dado que el audio nunca ha sido un elemento a alabar en un proyector.
No obstante, limitado desde luego por el tamaño del empaquetamiento, el audio no será suficiente para habitaciones medianas, es decir, aquellas con distancia suficiente para la reproducción más grande con 3.2 metros de distancia entre superficie y proyector para las 120 pulgadas de diagonal. Quizás como forma anecdótica sea más que suficiente, pero para sentarme a ver videos musicales y poner contenido de aquel que no solo se ve en segundo plano, he tenido que recurrir a una barra de sonido como vía para sacar el audio del proyector.
La escasez de apps
El ZenBeam Latte L1 cuenta con cinco modos: bluetooth (el mencionado por el que se convierte en una bocina), el de entrada HDMI, el de proyección desde iOS, el de proyección inalámbrica vía Android, y el de reproducción a través de aplicaciones que se instalan directamente en el proyector vía apptoide. Con los primeros cuatro no hay mucho más que agregar, salvo que la conexión se establece rápidamente y los mirroring son la opción más práctica para cuando de presentaciones se trata, siempre y cuando el material de origen esté en un dispositivo Android o iOS. En cualquier caso la proyección es un simple espejo que funciona bastante bien para visualizar presentaciones, aunque no así en contenido multimedia donde sí he tenido errores de reproducción propios de cualquier proyección espejo.
La reproducción más atractiva en realidad está con la vía de apptoide, dado que así al proyector puede instalársele directamente aplicaciones como YouTube, Netflix y WhatsApp Messenger para que la reproducción sea independiente y no se requiera de ningún otro dispositivo.
No obstante, la vía apptoide tiene restricciones importantes: la versión de apptoide es una antigua en la que todavía no están las apps de HBO Max, Disney+ o Star+, así que de alguna manera, el ZenBeam Latte L1 hace más fácil de ver apps como Stremio, que sí está en la tienda, en vez de plataformas de streaming que llegaron oficialmente a México hace años ya.
El resultado es uno muy molesto. Los usuarios que pretendan ver video en plataformas cuyas apps no estén en apptoide, tendrán que recurrir al casi nunca práctico mirroring o tener a la mano algún dispositivo adicional dedicado, como una laptop o un dongle.
Batería para una película corta (en brillo máximo)
En cuanto a batería, ASUS promete hasta tres horas de autonomía para el ZenBeam Latte L1. En mis pruebas con un máximo de brillo (requerido para cualquier situación en mi experiencia), la autonomía que he obtenido es de entre hora y media y hora cincuenta minutos, con variaciones en pruebas utilizando el audio del proyector, usando barra de sonido, reproduciendo video nativo desde el proyector y también transfiriéndolo con ayuda de HDMI.
Ese tiempo será suficiente para presentaciones escolares o laborales, pero difícilmente satisfará al usuario que está dispuesto a devorarse todo el contenido que pueda en streaming en un domingo largo. Para esos casos es mejor recurrir a tener el proyector siempre con alimentación. Quien tenga la capacidad de controlar la luz ambiental en todo momento, quizás pueda sacrificar algo de brillo para extender la autonomía. Visto así, no tengo dudas de que con brillo al 50% el ZenBeam Latte L1 llegará a las tres horas de autonomía que promete ASUS.
La opinión de Xataka México
El ZenBeam Latte L1 es una buena idea. No son pocos los espacios pequeños en que se requiere de una proyección de tamaño decente. No obstante, no son muchas las habitaciones pequeñas con el nivel suficiente de control de luz que requiere el Latte L1 para tener una buena visualización.
Entre los 720 pixeles, los 300 lúmenes y el pequeño tamaño, el ZenBeam Latte L1 casi no se siente como un proyector de cabecera, sino como uno secundario que puede llevarse a todas partes con esa promesa portabilidad que cumple a cabalidad. Es el proyector ejecutivo casi de apuro que facilita las presentaciones, pero difícilmente el principal facilitador de consumo multimedia que debiera ser para pequeños departamentos o estancias sin metros cuadrados. Hay intenciones interesantes, como las apps nativas, el mirroring simple y el audio equilibrado, pero el Latte L1 se queda a la mitad de la promesa de ser el centro de entretenimiento definitivo que siembre la duda de si comprar un proyector en vez de un televisor.
Con los casos de uso tan acotados y un precio de más de 11,000 pesos, el Latte L1 tiene un trecho difícil de recorrer en un espacio de mini proyectores al que otros fabricantes ya comienzan a voltear a ver.
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