Para nadie es un secreto que México es el mayor exportador de aguacate a todo el mundo. Tan solo en 2017 se enviaron al extranjero casi dos millones de toneladas, de manera que no es extraño que un negocio de semejante magnitudes no termine enrevezado con otro de proporciones similares como el narcotráfico.
Europa lo sabe, y varios restaurantes británicos no están dispuestos a quedarse cruzados de brazos.
JP McMahon es uno de los chefs más afamados de Irlanda al haber sido reconocido por estrellas Michelin, uno de los máximos galardones para cocineros de todo el mundo. Los aguacates son "los diamantes de sangre de México" ha dicho McMahon, y por ello sus restaurantes están vetandolos de sus menús.
"No los uso por el impacto que tienen en países de donde provienen, deforestación en Chile y violencia en México" ha dicho.
No solo les ha dejado de usar, sino que McMahon ha convocado a restaurantes a lo largo de toda Gran Betaña para que hagan lo mismo. Desde su punto de vista todo se trata de cocinar desde un punto de vista más sustentable, disminuyendo el impacto que tiene el conseguirlos sobre el planeta y sobre vidas humanas también.
Una historia que lleva al menos un lustro escribiéndose
McMahon no es el único. Otros restaurantes y cafeterías están optando por el mismo modelo, en parte por la violencia, en parte por el precio. En la explicación que da de ello el Wildstrawb Cafe en Londres se lee:
"La obsesión del occidente con el aguacate ha producido una demanda sin precedentes, elevando los costos hasta el punto en que incluso hay reportes de que cárteles de droga en México están controlando las exportaciones. Los bosques han tenido que disminuir para hacer espacio a las plantaciones de aguacate (...) lo que coloca presión sobre la demanda de agua"
Los reportes no son nuevos. De hecho, la pelea por el aguacate formó grupos de autodefensas en 2013 en Michoacán (de donde viene cerca del 70 por ciento de aguacates) en donde el cártel que se hace llamar 'los caballeros templarios' vieron en el aguacate una forma de lavar dinero y operar como cualquier otro negocio. Así comenzó una era de secuestros y homicidios a cambio de cuotas que debían pagar los productores.
En una investigación de Animal Político se relata que las cuotas serían semanales o mensuales por cada hectárea cultivada de aguacate. El resultado: cerca de 1,000 personas asesinadas y desaparecidas en Tancítaro, capital del aguacate y poblado de no más de 40,000 personas.
Otra investigación de El Universal en Tancítaro da cuenta de que para 2016 la organización de las autodefensas habría rendido frutos, y la violencia estaría disminuyendo tras el régimen de terror de los así llamados caballeros templarios.
Ahora, los caballeros templarios y el cártel Jalisco nueva generación se disputan la zona en la que además hay fuerte presencia de militares. Enmedio, están los plantíos de aguacate y sus productores. En el documento de Planeación Agrícola Nacional del 2017 al 2030 para el aguacate mexicano no se hace ninguna referencia a los vínculos entre el aguacate y el crimen organizado.
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