El 26 de abril de 1986, ocurrió uno de los accidentes nucleares más catastróficos del mundo en Chernóbil. Entre todos los sorprendentes hechos que acontecieron a causa de este evento, recientemente se descubrió que los lobos grises del área han desarrollado resistencia genética al cáncer, enfermedad conocida por tener relación con la radiación.
Todo parece apuntar a que la evolución ha favorecido a los lobos, en una muestra de que este proceso no siempre es tan tardado como solemos creer. Parece que estos animales tienen un sistema inmunológico que aprendió a combatir el cáncer de manera similar a los pacientes sometidos a tratamiento radiactivo.
Según la investigación, impulsada por la Sociedad de Biología Integrativa y Comparativa, estos lobos están expuestos a 11.28 millirem (mrem) de radiación al día, con un aproximado anual de 4,117 mrem.
Los mrem son una unidad de medida utilizada para las dosis equivalentes de radiación absorbida por tejido humano, el cual se estima que está expuesto anualmente a unos 620 mrem, seis veces menos que la cantidad soportada por los lobos de Chernóbil.
Cara Love, bióloga evolutiva y ecotoxicóloga de la Universidad de Princeton, es la investigadora principal de este estudio. Su trabajo es importante para la medicina, pues comprender cómo funciona la resistencia genética de estos lobos puede ayudarnos a desarrollar herramientas para combatir el cáncer.
Para el seguimiento de los animales, Love y su grupo de investigación colocaron collares en ellos. Estos integraban un rastreador y un monitor para dar seguimiento al movimiento y exposición radiactiva de los lobos.
Chernóbil, cáncer y la capacidad de curarlo
El desastre de Chernóbil ha resonado hasta nuestros días. Ocurrido durante los tiempos de la Unión Soviética, durante una prueba de seguridad de uno de los reactores nucleares, se produjeron una serie de errores y negligencias que provocaron una explosión y expulsión de vapor cargado de una enorme cantidad de material radiactivo en el ambiente.
La explosión y el incendio generaron una nube de partículas radiactivas que ascendió por la atmósfera. Esta llegó a diversas partes de Europa, afectando sobre todo las cercanías de Pripyat, zona ucraniana donde se ubicaba la planta nuclear.
Decenas de miles de personas fueron evacuadas, pero el desastre dejó consecuencias devastadoras para las personas y el resto de los seres vivos, sobre todo provocando casos de cáncer y otras enfermedades relacionadas con la radiación en las personas que estuvieron expuestas.
Según información de Statista, entre 2020 y 2040 se incrementarán los casos de cáncer hasta en un 56.7%; solo en 2023 se registró un aproximado de 10 millones de muertes relacionadas con esta enfermedad. Esto nos ha llevado a desarrollar diversos métodos para combatirlo, como dejar de "matar" las células cancerígenas para en su lugar transformarlas. Por lo tanto, nos viene bien como sociedad investigar todas las posibles soluciones para una de las enfermedades más mortales de la actualidad.