Aunque todos hemos escuchado las recomendaciones sobre no exponer a los niños a pantallas por tiempo excesivo, parece imposible mantener un control real de cuánto tiempo usan sus aparatos. Sin embargo, los problemas que esta falta de regulación puede traer siguen siendo descubiertos por los pediatras. Algunas asociaciones como la OMS han propuesto guías para los padres que ayudan a organizar sus actividades en escenarios más amables con la salud de los niños.
En los últimos años, el uso de dispositivos electrónicos se volvió común en todos los hogares, en los que llega a haber más pantallas que integrantes de familia, pues cada uno tiene su propio smartphone, además de las televisiones y los monitores de computadora. Y fuera de casa las cosas no son distintas. Las pantallas están por todos lados.
Si las pantallas ya formaban parte del día a día desde principios de la década pasada, con la pandemia por coronavirus se tornaron en algo indispensable. Las restricciones sanitarias obligaron a buscar nuevas maneras de mantener nuestras actividades, y las pantallas fueron la solución: a través de nuestros smartphones, tablets, laptops y televisores trabajamos, estudiamos y socializamos.
Aunque la pandemia quedó atrás, la integración de la tecnología no parece haber tomado el mismo camino, sino todo lo contrario. Cada vez son más las actividades en las que el uso de un dispositivo electrónico es requisito, desde tareas escolares, juegos, reuniones virtuales con los amigos.
Es difícil establecer un punto medio entre el uso excesivo de pantallas, pues las condiciones sociales y necesidades de cada familia son distintos. Pero hay algo en lo que todas las investigaciones coinciden. Las pantallas deberían estar prohibidas antes de los dos años de edad.
Tanto la Organización mundial de la Salud (OMS) como la Asociación Mexicana de Psicoterapia y Educación presentaron reportes derivados del incremento en el uso de pantallas que la pandemia dejó. Además, la Asociación Española de Pediatría (AEP) lanzó el Plan Digital Familiar, una plataforma en la cual los líderes de familia pueden ingresar para encontrar la mejor manera de establecer límites sanos para el tiempo en pantalla de acuerdo con sus necesidades particulares.
EDAD |
TIEMPO EN PANTALLA AL DÍA |
RECOMENDACIONES |
---|---|---|
0 a 2 años |
Ninguno |
Limitar la interacción al mínimo. Siempre supervisado. Con brillo reducido. En espacios bien iluminados. Solo ver, no tocar pantallas. |
3 a 5 años |
Menos de una hora en total. |
Periodos breves. Supervisado. Contenido de calidad. En espacios iluminados. |
6 a 9 años |
Una hora seguida máximo. Dos horas en total. |
Intercalar con actividades físicas. Acompañado. Dispositivos y contenido supervisados. |
10 a 14 años |
Una hora seguida máximo. Tres horas al en total. |
Terminar dos horas antes de dormir. Promover su uso responsable. Dispositivos y contenido supervisados. |
15 a 17 años |
Dos horas seguidas máximo. |
Terminar dos horas antes de dormir. Dispositivos y contenido supervisados. |
Las investigaciones de la OMS de 2019 exponen que permanecer sedentarios por mucho tiempo puede generar graves problemas a la salud física de los niños. Si a esto se añade que ese tiempo lo pasarán frente a una pantalla, las afectaciones se extienden también a la salud mental y visual.
A partir de la pandemia, los niños pasaban hasta tres horas seguidas frente a una pantalla. Con los padres trabajando (algunos desde casa), y los pequeños tomando clases a distancia y sin poder salir a jugar, había casos en que el tiempo que pasaban con sus dispositivos, el cual ya era excesivo antes de la pandemia, se duplicó tras el encierro.
“El mundo digital, las tabletas, la televisión, los smartphones, tienen un impacto sobre la salud no solo del niño y del adolescente, también a lo largo de toda la vida. Entre ellos dificultades de atención, problemas de sueño, de alimentación y disminución de la actividad física”, advierte María Salmerón Ruiz, coordinadora del grupo de trabajo de Salud Digital del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.
Golpe directo al neurodesarrollo
De igual manera, un artículo del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati encontró una relación directa entre el tiempo prolongado en pantalla y el desarrollo cerebral.
Se descubrió que los niños que dedican más tiempo frente a una pantalla tienen una menor integridad estructural de la sustancia blanca en regiones del cerebro que juegan un importante papel en el lenguaje y otras habilidades emergentes de alfabetización. Se observó que los niños con mayor exposición a la pantalla tenían un lenguaje expresivo más pobre y resultaron peores en las pruebas de velocidad de procesamiento del lenguaje, como nombrar objetos rápidamente.
El tiempo que se pasa frente a las pantallas desensibiliza el sistema de recompensa del cerebro, pues los estímulos de dispositivos como videojuegos sobre estimulan los receptores de dopamina de manera similar a como lo hace una sustancia como las drogas. Al largo plazo, los receptores requieren estímulos más intensos para obtener esos resultados.
Mucha pantalla causa poco sueño
Los ritmos circadianos siguen un ciclo de 24 horas y responden a la luz y la oscuridad. Las pantallas alteran directamente estos ciclos, tanto por el tiempo que pasamos frente a ellas, como por la luz que emiten.
El Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales de Estados Unidos, encontró que la luz de los dispositivos electrónicos puede confundir los relojes biológicos. Esto causa trastornos del sueño y produce otras afecciones crónicas, como depresión.
Se estima que, para mantener una buena salud cerebral, el tiempo de sueño en los niños va de las 14 a las 10 horas, siendo mayor en recién nacidos. Además, dormir a una hora apropiada ayuda a que los ritmos circadianos se mantengan estables y saludables.
Sumado a eso, el tiempo prolongado en pantallas termina por reemplazar el tiempo de actividades físicas, mismo que es beneficioso para dormir bien. En consecuencia, los ritmos circadianos se alteran aún más y la salud se deteriora con mayor rapidez.
El cuerpo pagará la cuenta por varios años
Al igual que el tiempo en pantalla, la OMS también tiene tiempos de actividad física recomendados para cada edad. Y con justa razón, la guía ‘Directrices sobre la actividad física, el comportamiento sedentario y el sueño para menores de 5 años’ expone cómo el sedentarismo a temprana edad eleva no solo el riesgo de padecer enfermedades físicas como sobrepeso, diabetes y fallas en el desarrollo motor, sino también aumenta las probabilidades de presentar padecimientos agudos en el futuro, como afectaciones cardiacas.
Es verdad que los dispositivos electrónicos son parte de la vida diaria, y tratar de bloquear su uso al 100% puede terminar por ser perjudicial para el desarrollo de otros aspectos de la vida de los niños. Por ello, todos los estudios enfatizan que las pantallas no son el enemigo a vencer, sino que el problema reside, como pasa con muchos otros, en la mala regulación de su uso.
Entender las consecuencias inmediatas y al largo plazo del uso excesivo de dispositivos electrónicos en niños puede servir a los padres a hacer un esfuerzo extra por reintegrar actividades alternativas que con el desarrollo de la tecnología cayeron en el olvido, como la lectura, el juego físico o el tiempo de calidad en familia.
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